Con la reducción del 45 % en la actividad de perforación y la falta de incentivos nacionales, una nueva empresa se irá de Comodoro Rivadavia, dejando cientos de puestos de trabajo en riesgo y un panorama complejo para la producción petrolera regional.
La caída en la actividad petrolera, donde la perforación disminuyó en un 45%, repercute en las empresas de servicios especiales, que no pueden sostener el personal sin facturar servicios. Esta dinámica fuerza a las compañías a habilitar despidos o implementar retiros voluntarios, pero a gran escala, como es el caso de Schlumberger, el impacto social y económico se vuelve crítico. De acuerdo ADNSUR.
EL ESFUERZO POR SOSTENER LA ACTIVIDAD EN LA CUENCA DEL GOLFO SAN JORGE
El descenso en la producción y la falta de incentivos provinciales y nacionales explican en parte esta situación. “La Cuenca está sin incentivo, por lo tanto, a las operadoras no les interesa invertir y direccionan todas las inversiones a Vaca Muerta, al no convencional”, detalló Gómez.
En este contexto, el sindicato, junto con representantes de Petrominera y Pan American Energy, firmaron un convenio para fomentar inversiones tanto en áreas convencionales como no convencionales, en particular con la prórroga de concesión de Cerro Dragón por 30 años.
Además, el 25 de mayo se firmó un compromiso de paz social con el gobierno provincial para enfrentar la crisis y buscar incentivos fiscales, como la reducción de regalías y la eliminación de derechos de exportación, aunque desde el nivel nacional aún no hubo respuestas claras.
“El gobierno provincial está agotando la instancia en función de la denuncia que transmitió el lunes Jorge (Ávila), para que fiscalicen bien de que tanto YPF como PECOM hagan el esfuerzo de cancelar deudas, preservar paz social, garantizar la actividad del equipo perforador de PECOM, que hoy está paralizado», afirmó Gómez y agregó que “YP tiene que salir a perforar con los equipos de AESA, es lo que denunciamos este martes”.
LA RECONVERSIÓN DE LA CUENCA, LA ÚLTIMA ESPERANZA
La Cuenca del Golfo San Jorge, tradicional motor de la producción petrolera argentina, ha visto su producción caer de 280.000 barriles diarios en su mejor época (2009-2012) a unos 189.000 en marzo de 2025. Esta caída productiva está acompañada de una reducción del empleo registrado, que pasó de 25.000 trabajadores en 2014 a menos de 21.000 en 2024, con una continua migración de profesionales hacia Neuquén atraídos por la mayor actividad en Vaca Muerta.
Ante esta situación, los sindicatos del sector y el gobierno provincial firmaron en mayo de 2025 un acuerdo denominado “Paz Social”, que busca enfrentar la crisis mediante incentivos fiscales como la reducción de regalías y eliminación de derechos de exportación, para dar mayor competitividad a la inversión local. Sin embargo, la respuesta del gobierno nacional aún no ha sido clara, manteniendo la incertidumbre.
Además, hubo esfuerzos conjuntos para fomentar inversiones con Pan American Energy, que consiguió una prórroga de concesión de 30 años para el área Cerro Dragón, buscando no solo mantener la producción convencional sino también avanzar en el desarrollo del no convencional en la zona. Esta apuesta incluye similar intentos de reconversión tecnológica y empresarial para enfrentar la etapa de madurez de los yacimientos, que han disminuido su productividad natural.
El cuadro se agrava con la paralización de equipos perforadores, atribuida a decisiones administrativas contradictorias que afectan la continuidad operativa y la generación de empleos, así como el abandono anunciado por YPF de numerosas concesiones maduras en la cuenca, con riesgo estimado de pérdida de alrededor de 5.000 puestos de trabajo si no se logran nuevos concesionarios o inversiones.
Finalmente, se reconoce que esta crisis en la Cuenca del Golfo San Jorge deriva tanto de factores estructurales de agotamiento de reservas convencionales como de un modelo productivo que privilegia el desarrollo no convencional en otras regiones, lo que obliga a un necesario proceso de transformación con apoyo público-privado y políticas integrales para mantener la actividad petrolera y mitigar el impacto social y económico en la región.
La salida de Schlumberger, en este escenario de desinversión y despidos, no es un hecho aislado sino parte de una tendencia más profunda que enfrenta la Cuenca, y que requerirá soluciones sostenibles para evitar un colapso mayor del sector petrolero tradicional patagónica.