El dólar minorista subió por cuarta jornada consecutiva y alcanzó los $1.370 en los principales bancos, acercándose a los máximos registrados a fines de julio.
El mercado financiero argentino inició la semana en caída: el dólar volvió a escalar y los activos locales se hundieron en medio de la incertidumbre política y económica. Esta escalada se dio en paralelo a una fuerte baja en los activos financieros.
Los bonos argentinos en dólares profundizaron su tendencia negativa, con caídas de hasta un 3%, lo que generó mayor tensión entre los inversores. Según Clarín, el mercado se mantiene sensible ante el contexto electoral y las dudas sobre la estabilidad fiscal.
Acciones argentinas golpeadas en Wall Street
En Wall Street, los ADRs de los bancos fueron los más castigados, con retrocesos de hasta 10%. El Banco Supervielle lideró las pérdidas, seguido por Edenor (-8,7%) y Banco Macro (-8,4%).
En la Bolsa porteña, el índice Merval cayó un 5,8% en dólares desde la apertura. En lo que va de agosto acumula un retroceso superior al 12,5% en moneda dura, golpeado especialmente en las últimas ruedas.
Factores políticos y económicos en juego
Analistas del mercado señalaron que la temporada de balances y las medidas impulsadas por el Congreso, que podrían afectar el equilibrio fiscal, presionaron aún más a los activos locales.
El economista Gustavo Ber explicó que los mercados argentinos están menos influenciados por el escenario internacional y cada vez más por la dinámica política interna:
“Los activos domésticos se presentan presionados por los ruidos políticos en plena temporada electoral”.
Un mercado en alerta por la situación del Gobierno
El nerviosismo de los inversores también se asocia al reciente escándalo de presunta corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad, lo que sumó más incertidumbre a pocas semanas de las elecciones provinciales del 7 de septiembre.
La combinación de la suba del dólar, la caída de bonos argentinos y la tensión política alimenta la volatilidad del mercado en un momento clave para el oficialismo.
La reacción de los mercados refleja un clima de preocupación creciente. A la presión cambiaria y la caída de activos se suman las tensiones políticas, en una cuenta regresiva hacia las elecciones que mantiene en vilo a los inversores.