La ansiedad y el estrés pueden afectar el bienestar de las personas en varias áreas y provocar irritabilidad, dolores físicos o conflictos con los demás. También hay una consecuencia que suele pasarse por alto: el deterioro de la vida sexual, que a su vez es capaz de disparar problemas emocionales e incluso crisis en las parejas.
Argentina está segundo en el ranking de los países que peor evalúan su nivel de estrés con un 54%, según un estudio global de la consultora Voices! y la asociación Win International realizado en 39 naciones. Esto podría explicar por qué los sexólogos advierten que es muy común que la población reconozca trastornos en su vida sexual, ya que el cansancio mental y la ansiedad no se llevan bien con la intimidad. Este contexto se vincula con el Día Mundial de la Salud Sexual, que se celebra cada 4 de septiembre.
Cómo afecta la ansiedad y cuáles son las claves para disfrutar la intimidad
De acuerdo con C5N. En tal sentido, un informe del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Universidad de Buenos Aires (UBA) expuso que apenas el 30% de los argentinos están satisfechos con sus relaciones íntimas, lo que puede relacionarse con el alto nivel de estrés y ansiedad en Argentina. El relevamiento se realizó en todo el país y formaron parte 4.822 personas.
En tanto, la psicóloga, sexóloga e integrante de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana, Analía Urretavizcaya, explicó en diálogo con C5N por qué las cargas emocionales negativas son incompatibles con el sexo: «El estrés eleva el cortisol, una hormona que puede bajar la testosterona, mientras que la ansiedad activa la respuesta de lucha porque cuando se genera, las personas pelean o quieren escapar, por lo que no se relajan ni se entregan a un buen momento o al beneficio».
«Una de las dificultades que tiene la gente cuando reconoce un trastorno sexual es que no puede relajarse, entregarse al momento y no pensar en las preocupaciones. Esto ocupa la mente y la pone en un tono a la defensiva o en forma de ataque. El cerebro no tiene que estar así para las respuestas sexuales. Cada vez hay más gente que consulta por ansiedad, depresión y trastornos sexuales. También una novedad es que en general hay menos relaciones sexuales», señaló en esta línea.
Por su parte, la psicoanalista y sexóloga Lola Rueda también sumó el nerviosismo por las relaciones sexuales. «Hay una ansiedad de rendimiento en el momento sexual. Eso es importante y está habiendo muchos pacientes. Consiste en la preocupación de que todo salga bien. En el caso de los hombres, por ejemplo es que haya erección y que dure, mientras que las mujeres piensan si gustará o no su vulva. También se presenta el tema de los olores personales e íntimos de cada uno. Eso atenta contra poder disfrutar el encuentro», advirtió en diálogo con C5N.
Las responsabilidades, otros intereses y la falta de energía: los disparadores de los problemas en la vida sexual
En este marco, Rueda remarcó diferentes factores que puede provocar una sobrecarga de exigencias y que afecta a la actividad sexual: «Hoy hay también una ansiedad por saber más y estar mejor formado en lo laboral. También hay que tener en cuenta la gran competencia y la falta de trabajo. Hay gente que además de sus formaciones académicas, hace muchos cursos, especializaciones, maestrías o diplomaturas, se acuestan tarde y están agotados. El cansancio es porque la energía psicofísica se gastó en capacitarse».
«También está la exigencia del entrenamiento físico, como varias horas en el gimnasio. Entonces, las personas no es que no tienen ganas de sexo necesariamente porque no llegan a fin de mes, ya que algunos tienen problemas económicas pero tienen una historia de sexualidad placentera. Además, a algunos les interesa el sexo pero a otros no y en cambio se inclinan por estudiar mucho o destacarse en un deporte», añadió en esta línea.
Asimismo, la especialista alertó por los pretextos de una porción de gente: «Puede ser que el libido esté puesto más fuertemente en otro ámbito y eso también está bien porque no es que todos deberían querer tener sexo, ya que sino pasa a ser una exigencia. Hay cosas que se usan como excusas o de encubrimiento para gente que en realidad nunca tuvo muchas ganas».
En tal sentido, ilustró con casos: «Hay parejas estables que me dijeron que no querían ir a un hotel para tener intimidad porque sienten que ahí tiene que pasar todo y tienen miedo de que no haya una buena erección, por ejemplo. Esa es una situación ansiógena. También genera ansiedad pensar que hay que tener sexo por una fecha en sí, como en el aniversario o un cumpleaños».
«Estamos sometidos a muchos estímulos, responsabilidades, obligaciones y cuestiones que hacen que sea más atractivo mirar una serie o salir con amigos que quedarse en casa y aprovechar la energía para tener un encuentro sexual», marcó por su parte Urretavizcaya.
Problemas de erección y falta de lubricación: las principales señales y cómo enfrentar el estrés y la ansiedad
En tanto, las especialistas remarcaron que las dificultades para tener erecciones en los hombres y la sequedad vaginal son los indicios más comunes de que el estrés y la ansiedad causó problemas en la vida sexual. Sin embargo, Rueda aclaró que «a veces sucede sin ningún tipo de tensión porque sino se encuentra todo el tiempo una causa».
«Hay hombres que se angustian un montón y les pasa con una persona casual o en una relación estable porque el pene no es una máquina», añadió la psicoanalista y sexóloga en esta línea.
También Urretavizcaya precisó que se puede presentar anorgasmia, que consiste en dificultades para alcanzar un orgasmo. Además, la eyaculación precoz o retardada, los cambios hormonales, inseguridad e incluso desequilibrios emocionales son otras señales de alarma.
En tal sentido, la integrante de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana sugirió el reposo para disminuir los niveles de ansiedad y estrés, para de esta manera disfrutar más del sexo: «Una cuestión importantísima es descansar. La energía es una sola y si se la usa para una cosa, no se puede utilizarla para otra. El cuerpo necesita estar relajado y no estar lleno de preocupaciones porque eso compite con lo que excita».
«No hay que pensar la intimidad como un rendimiento, sino como un lugar de juego, placer, refugio o relajación. Así, ese momento saldrá mejor porque sería más placentero», señaló Rueda por su parte.
La inseguridad, un factor clave: «A la gente le cuesta tener estas conversaciones»
La inhibición para comunicar a otras personas sobre las alteraciones en la vida sexual ocupa un rol central en el estrés y la ansiedad, ya que se aconseja consultar con especialistas y dialogar con familiares o amigos acerca de estos problemas, por lo que si esto no se lleva a cabo, el nivel de agobio puede aumentar.
«A veces, en parejas con varios años, a la gente le cuesta tener estas conversaciones con la otra persona y esto está vinculado con los riesgos. En algunas situaciones cuesta proponer algo distinto por si el otro no acepta. Por esto, a veces me dicen ‘con una pareja casual no me importa, yo arriesgo y propongo porque total, sino no la veo más’. Además, el viagra se pensó para la andropausia y ahora lo están usando chicos jóvenes por la ansiedad de rendimiento», expresó Rueda.
En este marco, se refirió al miedo de dañar: «También puede haber temor a lastimar a la otra persona, porque el que tiene este problema quizás recibió cierta forma de contacto o de práctica durante años y no dijo que eso no le gusta. Entonces, la otra persona se sorprende y dice ‘¿por qué nunca me lo dijiste?’ Ahí responden que fue porque no querían ofender o lastimar».
«En cambio, cuando ambos dicen ‘esto me encantó y va bien’ o que les gustaría probar algo, tienen una mejor sexualidad o mayor encuentro», añadió.
En tanto, Urretavizcaya mencionó que las personas suelen aparentar un bienestar: «La vergüenza es un motivo de consulta de mucha gente que siente extremo pudor a la hora de encontrarse con otra persona, conquistar o cortejar. También la imagen juega un montón de cuestiones porque en general, la gente siempre quiere dar una imagen de completitud, perfección y plenitud, como que siempre es exitosa en todo y también en la sexualidad».
También hizo alusión a los que no cuentan con un espacio para expresarse: «Hay personas que no tienen con quién hablar estos problemas porque no sienten confianza para charlarlo con nadie. Tampoco tienen la seguridad de exponerse a situaciones que interpretan como humillantes. Además, está el miedo de fallar en algo y que haya amigos o relaciones en común y que mucha gente se entere».