La 80ª edición de la Vuelta a España finalizó de manera abrupta este domingo cuando manifestantes pro palestinas bloquearon el recorrido a 56 kilómetros de la meta en Madrid.
La organización decidió desviar temporalmente a los ciclistas hacia los Jardines del Palacio Real antes de cancelar definitivamente la etapa, en uno de los operativos de seguridad más grandes desplegados en la capital española.
Manifestaciones y bloqueos en el recorrido
Más de 1.100 policías nacionales fueron movilizados para la etapa final, superando incluso la vigilancia durante la Cumbre de la OTAN. Sin embargo, los manifestantes lograron interrumpir la carrera en puntos clave como el Paseo del Prado, la Cuesta de Moyano y la plaza del Museo Reina Sofía. Con sentadas y banderas palestinas, los activistas protestaron contra lo que calificaron como «genocidio en Gaza», coreando consignas como “¡No es una guerra, es un genocidio!”.
Reacciones políticas y controversia
La cancelación generó inmediatas reacciones políticas. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, criticó al presidente Pedro Sánchez por «lanzar fuego contra los ciclistas» y subrayó que el deporte no debería ser utilizado para dividir a la sociedad. Sánchez, por su parte, había defendido previamente la posición de España como ejemplo internacional en la defensa de los derechos humanos y en la condena de la violencia en Gaza.
Consecuencias y desenlace inédito
Tras la suspensión, los ciclistas permanecieron sobre sus bicicletas hasta ser escoltados por la policía hacia vehículos de equipo y hoteles. Este episodio marca un hecho histórico en la Vuelta a España, donde la seguridad, las protestas sociales y la política internacional convergieron en un desenlace inesperado que privó a la carrera de su final tradicional en las calles de Madrid. Información extraída del medio Radio3.