En el corazón de la Patagonia argentina se esconde un tesoro geológico que combina silencio ancestral con paisajes surrealistas.
El Valle de los Altares, ubicado en el centro-norte de Chubut, ofrece una experiencia turística alejada de las multitudes y conectada con la naturaleza en su estado más puro.
Un Anfiteatro Natural de Roca y Silencio
Este valle se encuentra a aproximadamente 270 kilómetros de Puerto Madryn, formando parte del Área Natural Protegida Valle de los Altares. El paisaje está compuesto por rocas sedimentarias que el viento y el agua moldearon durante millones de años, creando formaciones rojizas que asemejan esculturas naturales gigantes. Bordeado por la Ruta Nacional 25, este destino resulta accesible para quienes recorren el interior patagónico en automóvil.
Experiencias para el Alma y los Sentidos
Más allá del impactante valor visual, el valle invita a la contemplación y el silencio. Es un paraíso para fotógrafos y senderistas, que pueden realizar caminatas entre las majestuosas formaciones rocosas respetando las zonas habilitadas. Los amantes de la geología encuentran aquí un aula abierta, con fósiles incrustados en las piedras que narran la historia milenaria de la región. La experiencia se completa con la posibilidad de contratar guías locales que explican los secretos del valle y su fauna autóctona.
Cómo Llegar y Disfrutar al Máximo
La forma más práctica de visitar el Valle de los Altares es mediante la Ruta Nacional 25, que une Rawson con Esquel. El acceso principal se encuentra a la altura de Paso de Indios, convirtiéndolo en una parada ideal durante un recorrido por la Patagonia. Es fundamental planificar el viaje considerando que no hay transporte público directo hasta el valle, por lo que se recomienda ir en vehículo particular o con excursiones contratadas.
Gastronomía y Servicios Cercanos
Para enriquecer la experiencia, en las rutas aledañas existen estancias y paradores que ofrecen auténtica gastronomía patagónica. Los visitantes pueden degustar especialidades como cordero al asador, empanadas caseras y dulces regionales, disfrutando de una propuesta gastronómica sencilla pero profundamente auténtica. Estos establecimientos representan el complemento perfecto después de una jornada de exploración en este rincón único de la Argentina. Información extraída del medio Ámbito.