Estados Unidos ha iniciado una nueva y contundente fase en su ofensiva militar contra el narcotráfico. Bautizada como “Operación Lanza del Sur”, la movilización se activó con la llegada al Caribe del portaaviones más grande del mundo, el USS Gerald Ford, en una clara escalada de su presencia en la región.
Según la información publicada originalmente por el medio DW, el Pentágono justifica la acción como una defensa necesaria del hemisferio occidental.
Una misión para «defender la patria»
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, fue enfático al anunciar el operativo en sus redes sociales. «Esta misión defiende nuestra patria, elimina a los narcoterroristas de nuestro hemisferio y protege a nuestra patria de las drogas que matan a nuestra gente», declaró. El mensaje fue claro: “El Hemisferio Occidental es el vecindario de Estados Unidos – y lo protegeremos”. La flotilla, que incluye al coloso Gerald Ford y sus naves de escolta, amplía de forma significativa las capacidades militares estadounidenses en el Caribe.
Venezuela, en el punto de mira
El contexto político no pasa desapercibido. Altos funcionarios estadounidenses han dirigido sus críticas directamente hacia Venezuela. El secretario de Estado, Marco Rubio, se refirió al gobierno de Nicolás Maduro como “un régimen ilegítimo, básicamente una organización de narcotráfico que se ha adueñado del poder”. Aunque el presidente Donald Trump ha negado intenciones bélicas contra Caracas, sugirió que los días de Maduro en el poder están contados, generando un mensaje ambivalente.
Ataques terrestres y el rol de la CIA
La estrategia ya ha mostrado su lado más letal. Hasta el momento, una veintena de ataques contra embarcaciones sospechosas ha dejado un saldo de al menos 76 fallecidos. Trump ha insinuado que esta fase podría expandirse pronto con operativos terrestres y no descartó que agentes de la CIA ya se encuentren operando de manera encubierta en la región para desestabilizar al gobierno venezolano.
Los desafíos de una intervención directa
Expertos en seguridad analizan los riesgos de una escalada militar. Douglas Farah, presidente de la consultora IBI, señaló que un ataque en suelo venezolano, por ejemplo en un punto clave como Puerto Cabello, conlleva un alto riesgo de daños colaterales. Por su parte, la exjefa del Comando Sur, la general en retiro Laura J. Richardson, y el exenviado Elliott Abrams coinciden en que el objetivo final debería ser una transición pacífica, lo que requiere un diálogo constante con las Fuerzas Armadas de Venezuela.
El despliegue del USS Gerald Ford marca un punto de inflexión en la estrategia antinarcóticos de Estados Unidos para el Caribe. Con un discurso que combina la seguridad nacional con la presión geopolítica sobre Venezuela, la administración Trump demuestra su determinación de actuar en lo que considera su «vecindario». El éxito de esta operación, sin embargo, dependerá de su capacidad para interrumpir el flujo de drogas sin desencadenar un conflicto de mayores proporciones.




