Villa Pehuenia combina lagos, araucarias y montañas en un paisaje de ensueño.
En el corazón de Neuquén, Villa Pehuenia volvió a captar la atención de los viajeros por su belleza casi irreal: montañas nevadas, lagos de colores profundos y bosques de araucarias que hacen sentir al visitante dentro de un paisaje fantástico.
Este destino, aún considerado una joya escondida, gana cada vez más protagonismo entre quienes buscan descanso, naturaleza y experiencias auténticas. Parte de la información fue extraída de Ámbito según informó el medio.
Un destino que sorprende desde el primer vistazo
Villa Pehuenia seduce por su equilibrio entre naturaleza en estado puro y tranquilidad. Los viajeros que llegan hasta allí se encuentran con postales que cambian según la luz del día: aguas turquesas, montes que parecen pintados y una calma que invita a detenerse.
El entorno, dominado por araucarias milenarias y lagos cristalinos, genera la sensación de estar dentro de un escenario de fantasía.
La armonía del paisaje le otorgó al destino un reconocimiento creciente, convirtiéndolo en una alternativa buscada tanto por turistas nacionales como por aquellos que desean escapar del ritmo urbano sin alejarse de la comodidad y los servicios esenciales.
Qué hacer en esta joya neuquina
Las propuestas se adaptan a todos los gustos. Para los amantes de la aventura, Villa Pehuenia ofrece actividades como trekking, canopy y kayak en sectores donde la naturaleza se muestra en su versión más impactante.
Cada sendero permite descubrir nuevas perspectivas del lago Aluminé y de los bosques que lo rodean.
Durante el invierno, el Volcán Batea Mahuida se convierte en el principal atractivo. Su centro de esquí, administrado por la Comunidad Mapuche Puel, combina deportes blancos con una inmersión cultural única. Es uno de los pocos espacios del país donde la experiencia turística convive de manera armónica con las tradiciones mapuches.
Quienes prefieren caminar sin prisa encuentran en el circuito “Cinco Lagunas – Quechu Lafquen” un recorrido ideal. Allí, la naturaleza invita a la contemplación en su estado más puro: espejos de agua, vegetación autóctona y miradores naturales que sorprenden incluso a los visitantes frecuentes.
La gastronomía local suma un valor adicional. Restaurantes y refugios con vistas privilegiadas ofrecen platos regionales donde destacan la trucha, los ahumados y los chocolates artesanales, elementos que completan una visita memorable.
Cómo llegar y por qué vale el viaje
Villa Pehuenia está ubicada cerca del paso fronterizo con Chile, a poco más de 1.200 kilómetros de Buenos Aires.
El acceso más rápido combina un vuelo hasta la ciudad de Neuquén y luego un tramo por vía terrestre. También es posible llegar en auto o micro, disfrutando del paisaje patagónico durante todo el camino.
El trayecto de ingreso, rodeado de montes y lagos, es parte del encanto que ofrece el destino. Las rutas se encuentran en buen estado y la travesía permite anticipar lo que espera en este rincón neuquino donde la naturaleza parece no tener filtros.
Un cierre que invita a volver
Ya sea por su quietud, por su espíritu aventurero o por su belleza casi mágica, Villa Pehuenia se consolida como uno de los destinos más cautivantes del sur argentino. Quienes lo conocen afirman que no es un lugar para visitar una sola vez: siempre queda algo nuevo por descubrir en sus paisajes, sus sabores y su cultura.




