El Gobierno duda en hacerlo, porque teme mayor presión cambiaria y un salto inflacionario adicional. El presidente se mostró cauto y dijo que se avanzará acorde a lo que Argentina consiga en los mercados de deuda
El ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, volvió a señalar que la acumulación de reservas será una de las prioridades del Gobierno en la próxima etapa, aunque advirtió que esta estrategia debe aplicarse con cautela para evitar desajustes monetarios. Las consultoras privadas coinciden en que existe un margen amplio para que el Banco Central compre divisas sin necesidad de esterilizar los pesos que emita, aunque el propio Ejecutivo muestra reservas respecto de avanzar de manera acelerada.
Caputo ilustró los riesgos de operar en un mercado cambiario pequeño frente a un fuerte ingreso de capitales. “Si mañana viene OpenAI y quiere ingresar los 25.000 millones de dólares juntos y nosotros salimos a comprar, estaríamos generando un problema mayúsculo, porque el mercado no demandaría una cantidad de pesos equivalente”, explicó.
El presidente Javier Milei también relativizó la urgencia de comprar dólares con emisión. Sostuvo que, si el país recupera el acceso al financiamiento internacional, ya no sería indispensable acumular reservas al ritmo que se especulaba. “Si conseguimos acceso a los mercados financieros, no precisamos acumular tanto, porque estaríamos repagando la deuda con nuevos títulos. Pero nadie sabe los tiempos del mercado”, afirmó.
Esa incertidumbre explica la prudencia del Gobierno. El temor central radica en que la emisión para comprar dólares genere presiones inflacionarias si la demanda de pesos no acompaña, un riesgo que Caputo ya había señalado en varias ocasiones.
Al mismo tiempo, Economía analiza una recompra de deuda con el objetivo de reducir los vencimientos con el sector privado para los próximos dos años, aunque todavía no se conocen los detalles operativos.
Por ahora, la estrategia oficial apunta a que las compras del Banco Central se realicen de forma gradual y con intervenciones discrecionales, descartando los esquemas de compras diarias como el modelo chileno, que establece adquisiciones constantes de USD 25 millones por día durante tres años. El Gobierno considera que el mercado argentino es demasiado pequeño para absorber una operatoria de esa magnitud.
Un informe reciente de la consultora Empiria, dirigida por el exministro Hernán Lacunza, calculó que existe espacio para monetizar hasta USD 38.000 millones mediante compras de divisas sin necesidad de esterilización. El estudio indica que el agregado monetario M2 hoy equivale al 6,8% del PBI, muy por debajo del promedio del período 2004-2019, que fue del 11,6%. “El proceso debe ser parsimonioso, acompañando la demanda de dinero”, señaló la consultora.
Incluso proyectó que, aun con compras significativas, las reservas netas representarían apenas el 8,7% del PBI, frente al promedio internacional de entre 15% y 20% en países con regímenes de flotación cambiaria. Estimaciones similares presentó Marcos Buscaglia, director de Alberdi Partners, quien calculó que el Banco Central podría acumular hasta USD 40.000 millones hacia 2027 sin generar presiones monetarias.
El avance de esta estrategia, sin embargo, depende de que en los próximos dos años exista un superávit de dólares. Parte podría provenir de la balanza comercial, aunque también se proyectan ingresos por emisiones de deuda corporativa, operaciones financieras y potenciales inversiones productivas.
La remonetización es uno de los pilares del programa económico. El objetivo es aumentar la cantidad de pesos en circulación para impulsar el consumo y permitir una baja sostenida de las tasas de interés. Los primeros efectos ya se perciben: la caución bursátil, que antes de las elecciones superaba el 70% anual, hoy se ubica por debajo del 25%. El financiamiento a PYMES y líneas de corto plazo también muestran tasas más competitivas.
A esto se suma la estabilidad cambiaria de las últimas semanas. El dólar oficial cerró ayer a $1.415, mientras que el mayorista perforó los $1.400, un comportamiento que el mercado interpreta como señal de que ha mejorado la demanda de pesos. Además, parte de los dólares adquiridos como cobertura previa a las elecciones estarían retornando al circuito financiero, aumentando la oferta de divisas en un período de baja estacional de liquidaciones del agro.
En este marco, el Banco Central evalúa sus próximos pasos con la premisa de evitar cualquier movimiento que altere el frágil equilibrio alcanzado. El desafío será avanzar en la acumulación de reservas sin poner en riesgo el proceso de desinflación ni la estabilidad monetaria.




