Por Pedro Eugenio Sánchez, 9 de Diciembre de 2025
La ganadería ovina en la provincia de Chubut se encuentra en una encrucijada decisiva. La actividad, que fue un pilar de la expansión económica patagónica, enfrenta la doble necesidad de adaptarse a un mercado global más exigente y, crucialmente, de integrar a todos sus actores en un modelo de sustentabilidad ecológica y social. El camino a seguir ya no es el de la mera recuperación del volumen, sino el de una transformación inclusiva hacia la maximización del valor agregado.
La Crisis y la Desertificación: Un Reto Estructural
El análisis histórico es contundente. La producción ovina en Chubut ha sufrido un dramático retroceso, pasando de un máximo de 6.421.000 cabezas en 1978 a reducir su stock a 2.979.864 cabezas en 2025. Esta caída de más del 53% refleja una crisis multifactorial:
- Presión Económica: La apertura comercial y el colapso de los precios internacionales de la lana en la década de 1990 provocaron una fuerte retracción del sector.
- Deterioro Ambiental: El modelo histórico de explotación extensiva generó una presión sobre el suelo que, ante sequías y eventos naturales, condujo a una severa desertificación.
Superar esta crisis exige un cambio de paradigma, transitando desde la antigua concepción de
lucha» contra la naturaleza hacia una filosofía de adaptación y armonía con el ambiente patagónico, reconociendo al pastizal como un capital natural a gestionar.
Del Volumen a la Calidad: La Estrategia del Valor Agregado y la Inclusión
El desafío actual no es recuperar el volumen, sino asegurar la sostenibilidad económica y ambiental del stock remanente, maximizando la rentabilidad por cabeza a través de la calidad de la fibra y la valorización de la carne. Herramientas como la Ley Ovina y la Indicación Geográfica (IG) son cruciales para impulsar este giro hacia la especialización.
Liderazgos en la Transformación y la Economía Circular
La clave para la rentabilidad reside en la integración de la cadena de producción. La materia prima debe ser transformada y valorizada en origen, pasando de ser un producto primario a uno terminado de alta demanda. Ejemplos concretos demuestran que esta transformación es posible:
WoolaKnitters y la Moda: La labor de Fabiana del Río a través de WoolaKnitters es paradigmática. Su iniciativa se enfoca en el desarrollo de la lana Merino ultrafina (18 micrones) y en la educación sobre la moda lenta y el tejido sostenible. Al promover el procesamiento de la lana patagónica en productos de altísima calidad y con un enfoque ético, Fabiana del Río ilustra cómo la calidad certificada y el diseño pueden crear un valor diferencial para la fibra de la región.
Lanarq Patagónico y Usos Alternativos: Otro ejemplo inclusivo y de valorización es el proyecto Lanarq Patagónico. Esta iniciativa de innovación social transforma la lana de oveja, incluso la de descarte, en aislante térmico y acústico para la construcción, impulsando la economía circular. Este proyecto demuestra que el futuro de la lana en Chubut no se limita a la indumentaria, sino que abarca soluciones constructivas sostenibles que generan un triple impacto (económico, social y ambiental) y articulan a cooperativas locales como la Lanera Trelew Ltda.
Innovación y el Rol Central de la Inclusión Social
Una visión de futuro para la ganadería ovina en Chubut debe ser intrínsecamente socialmente sostenible y tecnológicamente avanzada.
- Tecnología al Servicio del Productor: Es crucial implementar alternativas estratégicas como la suplementación ovina y el control de depredadores para mejorar la eficiencia productiva. Además, el desarrollo tecnológico regional y la fabricación local de equipamiento aseguran que el know-how y los beneficios económicos permanezcan en la provincia, impulsando el empleo.
- Inclusión y Equidad Social: La sostenibilidad del sistema depende de la inclusión de los pequeños productores, garantizando el acceso a las innovaciones y a las prácticas de manejo sustentable, fundamentales para que sus explotaciones sean viables.
- Recambio Generacional: El sector debe invertir activamente en la formación y el rol activo de nuevos actores. Los programas de capacitación para Mujeres Rurales como lo viene desarrollando Catalina Saenz (Grupo Ozono) y Erica Llanos (EEA Inta Chubut), entre otras, y las iniciativas dirigidas a los jóvenes que egresan de las escuelas agrotécnicas son vitales para garantizar el recambio generacional y la aplicación de nuevas visiones de sustentabilidad.
- Valoración Ambiental como Activo: La gestión responsable del ambiente puede ser capitalizada a través de mecanismos como los Bonos de Carbono, convirtiendo el esfuerzo ecológico en un activo económico que beneficie directamente a las comunidades productoras.




