Milei y líderes latinoamericanos arropan a María Corina Machado en Oslo.
Presidentes de Panamá, Ecuador, Paraguay y Argentina viajan a Oslo para respaldar a María Corina Machado.
María Corina, figura central de la oposición venezolana, se prepara para recibir el Premio Nobel de la Paz en una ceremonia que promete ser un hito diplomático. La líder estará acompañada en Oslo por cuatro presidentes latinoamericanos: el panameño José Raúl Mulino, el ecuatoriano Daniel Noboa, el paraguayo Santiago Peña y el argentino Javier Milei, todos invitados personalmente por Machado.
Esta presencia en Noruega subraya un firme rechazo al supuesto fraude electoral perpetrado por el régimen de Nicolás Maduro, en un momento de creciente presión internacional, incluyendo un despliegue militar en el Caribe ordenado por el presidente estadounidense Donald Trump, según informó El País.
Un frente regional contra el fraude en venezuela
La asistencia de estos mandatarios a la ceremonia del Nobel de la Paz envía un claro mensaje de unidad regional en apoyo a la democracia venezolana. José Raúl Mulino, presidente de Panamá, fue el primero en llegar a Noruega, donde ya mantuvo encuentros con la familia de Machado.
Desde su asunción en julio de 2024, Mulino ha sido un férreo defensor de la transición democrática en Venezuela, llegando a romper relaciones con el país caribeño tras la autoproclamación de Maduro como ganador de las presidenciales de 2024 sin pruebas. Panamá, además, resguarda las actas electorales que, según la oposición y validadas por el Centro Carter, demuestran el triunfo de Edmundo González Urrutia. Mulino reafirmó en Oslo su compromiso de no «retroceder ni un centímetro» hasta que el gobierno legítimamente electo tome el poder en Venezuela.
El fuerte respaldo argentino y la postura de milei
Entre los asistentes, el presidente argentino Javier Milei se destaca como uno de los mayores defensores de la oposición venezolana y un aliado cercano de Donald Trump. Milei viajó a Oslo junto a su hermana, Karina Milei, y el canciller Pablo Quirno, para manifestar una vez más su apoyo incondicional a Machado.
El mandatario argentino ha calificado las elecciones de 2024 como fraudulentas, tildando a Maduro de «dictador» y exigiéndole reconocer la derrota tras «años de socialismo, miseria, decadencia y muerte». La política exterior de Milei ha tenido como eje la oposición al chavismo, llegando a recibir a seis colaboradores de Machado en la embajada argentina en Caracas en 2024.
Pese a la tensión diplomática y la expulsión de personal argentino, el gobierno de Milei ha moderado sus ataques directos a Maduro, buscando proteger al gendarme argentino Nahuel Gallo, detenido arbitrariamente en Venezuela.
Otros líderes y el eco de experiencias pasadas
A la comitiva de apoyo se suman el ecuatoriano Daniel Noboa y el paraguayo Santiago Peña, ambos mandatarios conservadores con una clara sintonía con Washington. Noboa, quien se reunió previamente con Trump en Florida, ha manifestado su respaldo a la lucha contra el narcotráfico y el crimen transnacional. Peña, por su parte, ha apoyado la agenda de control migratorio de la Casa Blanca y fue el único presidente sudamericano invitado a la Cumbre de la Paz en Egipto.
La situación actual, sin embargo, trae a la memoria el fallido experimento de Juan Guaidó en 2019, cuando fue reconocido como presidente encargado de Venezuela por más de 50 países. Aquella iniciativa, que incluyó un multitudinario concierto en Cúcuta y un intento frustrado de ingreso de ayuda humanitaria, terminó con la estrella de Guaidó apagándose en el exilio.
A pesar de los ecos del pasado, el contexto ha evolucionado; incluso líderes progresistas como Gustavo Petro de Colombia y Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, aunque no estén en Oslo, no han reconocido el supuesto triunfo de Maduro y han mediado en busca de una salida negociada. Petro, en particular, expresó su esperanza de que Machado «ayude a que su país consiga el diálogo para mantener la paz». Este encuentro en Oslo, con la presencia de Javier Milei y otros líderes regionales, marca un nuevo capítulo en la lucha por la democracia en Venezuela, buscando un renovado impulso internacional para la oposición.




