Un innovador enfoque para enseñar natación infantil con aletas, desarrollado íntegramente en Puerto Madryn.
Siendo replicado y estudiado en varios países, ganando reconocimiento por su mirada pedagógica integral y respetuosa del aprendizaje infantil.
Una Metodología que Observa el Movimiento Subacuático
El proyecto, liderado por el profesor Alejandro Ruiz Díaz desde la escuela Hermandad del Escrófalo (con base en el natatorio de la Escuela de Triatletas), parte de una premisa que revoluciona la enseñanza tradicional. Según explicó Ruiz Díaz en una entrevista con LA17, la metodología surgió de investigar cómo se mueve realmente el cuerpo de un niño bajo el agua. El descubrimiento clave fue que una gran parte de la propulsión ocurre en el espacio subacuático, y no solo en la superficie. Esta observación llevó a diseñar un método que utiliza aletas y snorkel no como equipamiento deportivo de alto rendimiento, sino como herramientas pedagógicasfundamentales para mejorar la coordinación motriz, el equilibrio y la percepción corporal desde edades tempranas (6 a 11 años).
Proyección Internacional y “Laboratorios Pedagógicos”
Lo que comenzó como una experiencia local no tardó en trascender fronteras. El enfoque madrynense se ha presentado y replica actualmente en Córdoba, Neuquén, Chubut, Estados Unidos, México, Colombia, Perú y Venezuela. Este interés internacional fue despertado por organismos y federaciones de actividades subacuáticas, que valoraron su solidez pedagógica y su mirada humana.
El método se sostiene en lo que el equipo denomina “laboratorios pedagógicos”: sesiones en el agua donde el docente observa y analiza minuciosamente cada proceso de aprendizaje individual. Ruiz Díaz enfatiza que el rol del educador no es “conducir”, sino “acompañar desde un escenario cuidado”, promoviendo la disciplina como actitud curiosa y el “placer de sentir que uno aprende”.
Certificación Internacional e Investigación Aplicada
El impacto formativo del proyecto es tan concreto que cuenta con aval internacional. Al cierre del ciclo anual, los niños participantes reciben una certificación avalada por la Confederación Mundial de Actividades Subacuáticas (CMAS), integrando a los más pequeños al ámbito federativo desde una perspectiva puramente educativa. Además, cada estudiante obtiene un boletín descriptivo de sus aprendizajes, un carnet de nadador infantil de aletas y una medalla al mérito.
La experiencia local también ha alimentado la investigación científica aplicada. Ruiz Díaz relató cómo el método sirvió de base para un estudio sobre coordinación infantil subacuática realizado durante un campeonato nacional en Perú, con la participación de docentes de varios países. La investigación empleó registros directos, observación con dispositivos acuáticos y análisis de parámetros de seguridad en prácticas como la apnea.
Más allá de los reconocimientos, Ruiz Díaz destacó el valor social intrínseco de la natación. Subrayó que el natatorio de la Hermandad del Escrófalo ha enseñado a nadar a miles de personas a lo largo de los años, un logro comunitario en seguridad y salud que, en sus palabras, supera cualquier medalla: “Cuando alguien entra al agua y sale sabiendo nadar, no hay medalla que iguale eso”.




