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En la histórica ruptura de Lionel Messi con Barcelona, además de una historia de toda la vida que se termina y que da paso a nuevos desafíos deportivos, hay muchos millones en juego. Pero no solo los de las cláusulas de salida, de rescisión o la del contrato del jugador.

La figura del rosarino es una imagen a nivel mundial. Una marca en sí misma. Y el cambio del escenario de toda su vida también supone una “guerra de marcas” que buscan vestir con el mejor jugador del planeta.

No se trata de una historia más. «Recuerda mi nombre, Leo Messi», pudo ser una de las frases de marketing más importante de todos los tiempos, pero apenas duró tres años.

Fue el tiempo que se extendió el vínculo entre La Pulga y Nike hasta que Adidas sedujo al argentino y lo convirtió en su principal emblema. Hubo un litigio que se saldó con el tiempo y con la convivencia «pacífica» entre el afuera y el adentro de Barcelona. Pero ahora hay una nueva marca que se mete en la puja por Leo.

En toda su estadía en Barcelona, Messi lució la firma de la pipa en la camiseta del club culé en sus presentaciones y en cada entrenamiento. Nike logró que en los partidos televisados para el planeta vistiendo de blaugrana se asociara su rostro y apellido a su empresa, que viste a los blaugranas desde 1998 y cuyo contrato termina recién en 2028.

Hace pocas semanas, Nike estrenó la nueva camiseta del club para la temporada 2020/21. Sin embargo, a pesar de la extensión del calendario, el club decidió no usarla oficialmente en los últimos partidos disputados por la Champions League.

Actualmente, según el sitio especializado Marketing Registrado, esa camiseta se vende en tiendas físicas y online a un valor de 169 euros en su versión adulta. Camisetas titulares y suplentes, en versión hombre, mujer y niños, tienen a Messi como protagonista de la campaña publicitaria y con el “10” como el número más pedido por los millones de fanáticos en todo el mundo.

De acuerdo al último informe de “Deloitte Football Money League”, del 100% de los ingresos del club en 2019, un 46% fueron por motivos comerciales (383 millones de euros), un 35% se debe a los derechos de transmisión (298 millones de euros) y 19% restante al denominado “Día de partido” (159 millones), contemplando aquí ventas de entradas y merchandising.

Pero solo allí. Porque fuera del campo de juego, apenas se alejaba del Camp Nou, Lionel es la cara de Adidas, sponsor que también comparte con la Selección argentina.

Por eso la salida de Barcelona también tiene en alerta a todo el juego del marketing deportivo. Es que en los posibles destinos de Messi hay diferentes empresas de indumentaria que aguardan para quedarse con «el premio mayor» y con todos los beneficios en ventas que genera la camiseta 10 del zurdo más allá de los colores.

Un ejemplo alcanza para ver la magnitud de una mudanza semejante: solo el primer día de venta de las camisetas de Cristiano Ronaldo en Juventus se embolsaron 60 millones de euros en ingresos.

Manchester City es el destino que parece asomar en el horizonte. Hace apenas un año cambió de proveedor de indumentaria: la empresa alemana Puma ​se quedó con la camiseta del conjunto inglés con un contrato de diez temporadas de duración.

Casualidades o no, pero con mucha astucia y con el planeta atento a los movimientos de las redes, el City dio a conocer una nueva camiseta en las últimas horas. El mundo la asoció a Messi sin haber siquiera hecho una mención.

Unos 400 hinchas de Newell`s Old Boys se movilizaron hoy en una caravana de casi un centenar de autos por las calles de la ciudad santafesina de Rosario para pedir que el ex astro de Barcelona, el rosarino Lionel Messi, juegue en su equipo.

Los simpatizantes «rojinegros» partieron pasadas las 18 desde las puertas del estadio Coloso Bielsa, en el Parque de la Independencia, y tomaron por las avenidas Pellegrini y Belgrano hasta el Monumento a la Bandera, situado a unas 30 cuadras.

 

«Messi volvé» y «Esta es tu casa» rezaban algunos de los carteles que los hinchas «rojinegros» mostraban por las ventanillas de los autos.

Los simpatizantes del equipo del Parque de la Independencia se movieron en sus autos para mantener el distanciamiento social, preventivo y obligatorio que rige en la provincia de Santa Fe por la pandemia de coronavirus.

Josep Maria Bartomeu, presidente del FC Barcelona, admitió hoy que estaría dispuesto a dejar su cargo como máximo dirigente del club catalán si así pudiera facilitar la continuidad del capitán del equipo, el argentino Lionel Messi.

Bartomeu aceptaría dar un paso al costado y dejar que su junta directiva finalice el mandato, sin convocar a elecciones anticipadas, si Messi afirmara públicamente que el problema es el presidente del «Barça».

Hace dos días, Messi envió al Barcelona un burofax (una carta documento) en la que presentó sus intenciones de irse del club.

Sin embargo, desde la directiva del Barcelona dicen que el futbolista rosarino, de 33 años, debería comunicar públicamente sus razones para dejar el club al cual llegó desde Rosario cuando tenía 13 años.

«Bartomeu, te estás cargando el mejor club del mundo», fue una de las pintadas que aparecieron hoy en el Camp Nou, donde ayer hubo protestas por la ida de Messi y pedidos de dimisión a Bartomeu.

El presidente «culé» dejó trascender sus intenciones de correrse para facilitar que Leo se quede en el club catalán «si el problema es Bartomeu», señaló El Chubut.

Hay varias cosas que unen a Lionel Messi y a Pep Guardiola, pero una puede ser la llave para que se vuelvan a juntar: el hambre de Champions League. La Orejona lleva años decepcionándolos por igual: Messi no la gana desde 2015 y Guardiola desde 2011. Ambos acariciaron la copa por última vez con el Barcelona.

Son justamente esos colores, esa historia compartida y la billetera del Manchester City los que le dan cuerda a este posible reencuentro, porque donde está Pep hay algo así como una prolongación de viejos sueños, con muchas caras conocidas dándole vida.

Sueños que se pueden renovar para completar un auténtico Barcelona City. Estos dos protagonistas clave de los últimos 20 años del fútbol mundial coincidieron durante cuatro temporadas en un Barsa hasta ahora irrepetible, que ganó 14 títulos (entre ellos dos Champions) y quedó en la memoria para muchos como el mejor equipo de la historia. Mucho se ha dicho sobre la relación entre ambos, sobre todo en el final del ciclo.

Incluso se especuló con que el desgaste mutuo era uno de los motivos de la decisión de Pep. El técnico catalán reconoció más de una vez que debería haberse ido antes del Barcelona: “Los jugadores se cansan de ti y tú te cansas de los jugadores”. Guardiola y Messi, ganadores con el Barsa. Foto AFP Guardiola y Messi, ganadores con el Barsa. Foto AFP Sin embargo, el periodista Luis Martin escribió en su momento en el diario El País que en los días previos a que el técnico anunciara su salida en 2012, muchos jugadores intentaron convencerlo para que se quedara, especialmente Messi, ”pese a que las últimas decisiones de Pep habían marcado cierta distancia con su mejor futbolista”, según recuerda Guillem Balagué en su libro «Pep Guardiola, otra manera de ganar».

No fue perfecto el final de una relación que nació en 2008 con una decisión de Pep (tenía entonces 37 años y pocos confiaban en él) que sedujo a Leo: dejarlo ir a los Juegos Olímpicos de Beijing en contra de lo que quería el club. Después, se sabe, Messi tocó el cielo con Guardiola en el banco, rodeado como nunca por Xavi, Iniesta, Dani Alves y siguen las firmas. Y el rosarino lo recuerda. El tiempo cura muchas cosas y Messi sabe que en el lado celeste de Manchester va a encontrar otras caras conocidas y varias amigas. La principal, la de Sergio Agüero, con quien son grandes amigos desde que compartieron habitación y equipo en el Mundial Sub 20 de Holanda en 2005: Leo con la camiseta 18 y Kun con la 19. Esa parte es más conocida y se fortaleció en la Selección Mayor.

Guardiola llegó a Manchester en julio de 2016, después de tres años en Bayern Munich, y lo explicó así: “Estoy en el City porque están Txiki, Patsy y Soriano. Es evidente que siempre he querido reencontrarme con mis amigos”. Pep Guardiola, con el trofeo de la Premier League de 2019.

Pep Guardiola, con el trofeo de la Premier League de 2019.  Nacía la sucursal del Barcelona en Manchester. Txiki es Aitor Begiristain, un ex extremo izquierdo de aquel Dream Team que dirigía Johan Cruyff, y que luego fue director deportivo del Barsa entre 2003 y 2010. Fue quien confió en Pep para el primer equipo del Barcelona para reemplazar a Frank Rijkaard y quien luego lo llevó al City, donde ejerce el mismo cargo desde 2012. Joan Patsy fue uno de los mejores amigos de Cruyff y es la mano derecha de Txiki.

Ferran Soriano fue vicepresidente económico y director general del Barcelona cuando Joan Laporta era el número uno, y es desde 2012 director ejecutivo del City.

Soriano llevó a Begiristain a Manchester y Begiristain, a Guardiola. Ahora toda la conexión Barcelona quiere sumar a Messi para terminar de armar el Barcelona City. Hay más caras conocidas, y aseguran que muy queribles también, en la ciudad donde llueve casi todos los días. Lorenzo Buenaventura es el preparador físico de siempre de Guardiola -lo era en aquel Barsa- y sabemos cuánto pesa un profe en el armado de un grupo.

Pep Guardiola y el PF Lorenzo Buenaventura, en Bayern Munich y en el City. Foto DPA Pep Guardiola y el PF Lorenzo Buenaventura, en Bayern Munich y en el City. Foto DPA Manel Estiarte, llamado el Messi del agua (crack del waterpolo, participó en seis Juegos Olímpicos y en tres fue el máximo goleador), es el hombre de mayor confianza de Pep. En el City se ocupa de la comunicación externa del club, del manejo de los medios y fundamentalmente del enlace del plantel con la dirigencia. Según Guardiola, el vestuario es su especialidad. Según los que los conocen, para llegar a Pep hay que pasar por Manel.

También estará Rodolfo Borrell, poco conocido para el gran público, pero no para Messi. Borrell es el ayudante de campo de Pep (ahora junto a Juan Manuel Lillo) y trabajó en la Masía entre 1995 y 2008, contribuyendo en la formación de jugadores como Césc Fábregas, Gerard Piqué y Leo. También está lo futbolístico, claro: la mano de Guardiola, un equipo que siempre piensa en atacar, Agüero, Sterling, la Premier League, la obsesión por la Champions.

Lionel Messi, se presentará el próximo lunes en el Barcelona, cuando se retomen los entrenamientos en el inicio del ciclo que comandará el técnico Ronald Koeman, a pesar de haberle comunicado a la entidad catalana su intención de ejecutar una cláusula especial de su contrato e irse del club.

La presentación de Messi en el club culé se supo en medio de las versiones y rumores que lo ubican en el Manchester City la próxima temporada, junto a Sergio «Kun» Agüero y Pep Guardiola.

Según trascendió, el jugador irá al centro de prácticas, pero aún no se sabe si se entrenará con el resto de sus compañeros o si lo hará aparte con los futbolistas que Koeman no tendrá en cuenta para la temporada, entre ellos el uruguayo Luis Suárez.

Previo al retorno de las prácticas, el presidente del Barcelona Josep Bartomeu intentaría mantener una reunión con Messi para tratar de convencerlo de que se quede en el club, pero aún no hay confirmación acerca de ese encuentro.

Los hinchas «culé» se acercaron por la tarde/noche de Barcelona hasta el Nou Camp para reclamar la dimisión de Bartomeu al frente del club y pedir que Messi continúe luciendo la camiseta número 10 y la cinta de capitán.

Por otro lado, los medios de España aseguran que nada ni nadie van a hacerle cambiar la idea a Messi ya que su decisión de irse del Barcelona fue muy meditada y no habría vuelta atrás.

Según indicó Sport, la salida de Messi del Barcelona es irreversible y la única solución que le queda al club azulgrana es negociar un traspaso, mientras que el jugador confía en que pueda hacerse valer la cláusula liberatoria que, según el contrato, caducaba el 10 de junio.

Asimismo se supo que los abogados del jugador se aferran a esa cláusula que especificaba el 10 de junio, por ser 10 días después del final de la temporada, pero al acabar la temporada el 23 de agosto con la final de la Liga de Campeones por una causa de fuerza mayor (la pandemia de coronavirus) los letrados consideran que la misma todavía está vigente.

De todas formas, Messi no quiere entrar en una batalla legal con el Barcelona y espera que Bartomeu entienda que la única salida es aceptar un traspaso que sería mucho menor a esos 700 millones de euros que marca su cláusula de rescisión.

Por el momento, no hay ninguna oferta formal para fichar a Messi, pero lo más probable es que en las próximas horas el Barcelona reciba la llamada de algún club y los que están en la lista son Inter de Italia, Manchester City de Inglaterra y PSG de Francia.

El padre de Messi desmintió que su hijo se vaya al Manchester City

El padre de Lionel Messi, Jorge, desmintió hoy una noticia que daba cuenta que su hijo había hecho trascender un audio diciendo que continuaría su carrera en el Manchester City.

«Esto es falso. No existe tal confesión. Es un audio de un imitador», expresó en su cuenta de Instagram Jorge Messi, acompañando una foto de la página web de un diario porteño.

La decisión de Messi de dejar Barcelona disparó un sinfín de rumores y versiones que lo ubican en muchos otros clubes, pero principalmente en el Manchester City junto a su amigo Sergio «Kun» Agüero y el entrenador Pep Guardiola.

En el audio del imitador de «La Pulga» se señalaba: «Tomé la decisión con Antonela de irnos del Barça, me duele en el alma, pero creo que ya está, que ya cumplió su ciclo. Seguramente hable con Pep para que pueda arreglar la llegada al City. Creo que el fútbol ahí es espectacular y se adapta a lo que yo quiero».

Sin embargo Jorge Messi desmintió ese audio, de 39 segundos de duración, y señaló que lo había realizado un imitador.

Lionel Messi se presentará el lunes al entrenamiento de Barcelona, el primero que dirigirá el holandés Ronald Koeman, tras su pedido unilateral de salida a un nuevo club, con aspiraciones deportivas más importantes, y así evitarse un conflicto legal a futuro.

De esta manera, el medio catalán Sport, detalló que el rosarino se hará este domingo el testeo PCR para detectar la infección o la ausencia de coronavirus y al otro día se sumará a sus futuros excompañeros en la Ciutat Deportiva Joan Gamper.

El único objetivo de Messi es «no sufrir una apertura de expediente y un futuro litigio con el club que lo vio crecer porque sería durísimo para los hinchas», explicó el medio español.

La decisión de presentarse no abrirá ninguna puerta para dar marcha atrás a una decisión que el delantero ya le anunció a su familia y amigos y que está tomada por la pésima relación con el presidente, Josep Maria Bartomeu, que le montó una campaña de desprestigio en las redes sociales y le armó un equipo de poca categoría para ir por la quinta Liga de Campeones de Europa.

El silencio absoluto luego del desastre de Lisboa, ese 8-2 del Bayern Múnich en los cuartos de final de la Champions League, fue la clásica calma que antecedió a la obvia tempestad. Lo imposible se hizo posible: Lionel Messi tomó la decisión de marcharse de Barcelona, el club al que llegó hace 20 años cuando apenas era un diamante en bruto que no sólo necesitaba el cobijo que no le podía ofrecer ningún club de la Argentina, sino que también un tratamiento médico para combatir sus problemas para crecer y así convertirse en la indiscutida estrella del fútbol mundial.

El argentino considera que su ciclo está terminado. Que hasta acá llegó. Que si el club quiere un borrón y cuenta nueva, habida cuenta de las últimas resoluciones, de la “limpieza” que viene a hacer el entrenador neerlandés Ronald Koeman y de las viejas cuentas pendientes, él ya tiene todo definido. No va más.

Messi sacó un as de la manga, una carta que casi nadie pensaba que podía jugar. Pidió hacer uso de la opción que figura desde hace años en su contrato para rescindirlo automáticamente y en forma unilateral al final de cada temporada.

Las versiones periodísticas que estallaron en la Argentina se tornaron en una realidad cuando el diario catalán Mundo Deportivo confirmó que en el Barça recibieron el burofax (una carta documento en versión correo electrónico) con el pedido para ejecutar esa cláusula que le abre la posibilidad de emigrar sin ningún tipo de costo económico.

Porque Messi tiene contrato vigente con el club catalán hasta el 30 de junio de 2021. Y su salida sólo podría ser posible mediante una cláusula de rescisión que alcanza los inalcanzables 700 millones de euros.

Ronald Koeman y Josep Maria Bartomeu, el DT y el presidente de Barcelona. Foto AP

Pero Messi, como cuando escapa de sus marcadores cual Harry Houdini, vio una hendija legal y activó una válvula de escape. Esta cláusula vencía en principio el 31 de mayo, pero desde el entorno del futbolista consideran que el plazo inicial se modificó por la pandemia del coronavirus, dado que la competencia terminó mucho más tarde. De ese modo, Messi estaría a tiempo de ejecutarla el 31 de agosto. Aunque sabe que puede enfrentar un largo litigio judicial.

Apenas estalló la noticia, Clarín consultó a un hombre muy cercano al clan Messi. “Es cierto que no le será tan sencillo salir del club gratis, como pretende. Hoy (por el martes) esta 100 por ciento afuera del Barcelona. Pero… Todo puede cambiar de acuerdo a cómo se desarrollen ciertos acontecimientos”, explicaron desde el entorno del jugador.

Cuál es la traba que impediría a Messi alejarse ahora del Barcelona

“La cuestión legal. No es tan así como se está diciendo… El club no se lo va a hacer fácil y deberán afrontar una larga batalla judicial”, anticiparon.

El impacto, obviamente, se sintió de inmediato en los cimientos del Camp Nou y sus alrededores.

Los directivos de Barcelona, con el cuestionadísimo Josep María Bartomeu a la cabeza, a quien todos sindican como el malo de la película, trataron de salir rápido del shock, le dieron una respuesta de rechazo a su pedido de salida y hasta manifestaron, en un principio, el sueño de hacerlo cambiar de parecer.

Desde la institución blaugrana contestaron que la solicitud “no tiene sustancia legal” porque prescribió el 31 de mayo el período en el que Leo tenía la posibilidad de renunciar a la renovación de su contrato -que vence a mediados de 2021- y dejar el club como libre.

¿El argumento de Messi? Es atendible, aunque habrá que ver si en una batalla legal tiene peso: consideran que la fecha del 31 de mayo había sido fijada pensando en que sería una semana después de la final de la Champions League, postergada por el coronavirus. Y remarcan que el pedido de Leo fue tan solo dos días después de ese encuentro.

Otros tiempos. Josep Maria Bartomeu y Lionel Messi se estrechan la mano. Foto DPA

En medio de este intercambio, no es menor el hecho de que para cuando Leo debía comunicar su decisión al Barcelona ni siquiera se había definido la Liga española: hubiera sido muy difícil para él tomar una determinación con su equipo en carrera en las dos competiciones más importantes del año.

En el club catalán tenían una mínima luz de esperanza de poder encarrilar la situación y lograr que Messi se quedara, aunque ahora parece una utopía. En principio, aseguraban que no iban a escuchar ofertas por él y que la única salida posible sería pagando una cláusula de rescisión que luce imposible de abonar por un jugador de 33 años, por más que sea uno de los mejores de la historia del fútbol.

Sin embargo, con el correr de las horas y viendo que la postura del jugador luce inmodificable, las pocas filtraciones que salieron del Camp Nou -sitiado por unos doscientos fanáticos que no querían saber nada con la partida de su mejor futbolista de la historia- hablaban de que en Barcelona podrían dejar de lado la posición inflexible y abrirse a una negociación para facilitar su salida.

No sería por los famosos 700 millones de euros de la cláusula de rescisión ni por los 122 millones de la moneda comunitaria que manejan las últimas cotizaciones.

Desde Radio Catalunya, la misma que ventiló los detalles de la cumbre entre Messi y Koeman, advierten que el club que quiera al argentino deberá pagar una cifra similar a la que pagó PSG para hacerse con Neymar, 222 millones. Y ahí es en donde aparecen las billeteras fuertes, la de los equipos que, además, tienen el poder de fuego para pelear por la Champions League.

Porque el amor entre Messi y Barcelona no se agotó sólo por el desgaste con Bartomeu y la casi nula química con Koeman: Messi sabe que tiene 33 años y que le queda poco tiempo para volver ganar ese torneo que se le viene negando desde 2015. No quiere que su última imagen sea la de Roma, la de Liverpool o, la peor de todas, la del 8-2 en Lisboa.

La FIFA no pondría obstáculos para que Lionel Messi pueda salir del Barcelona hacia otro club, ya que el organismo debe conceder el transfer por la norma que obliga a hacer primar y respetar los derechos laborales del futbolista, según informó hoy la prensa catalana.

» La FIFA y el TAS (Tribunal Deportivo, suizo) autorizarían la salida de Messi a otro club sin necesidad de tener que abonar inicialmente la cláusula de 700 millones de euros a la que se acoge el Fútbol Club Barcelona», destacó hoy el periódico deportivo catalán Sport.

«La clave está en la jurisprudencia existente tanto en FIFA como en el TAS que establece que están obligados a conceder el transfer a un futbolista en el momento que un club solicite su fichaje», añadió Sport.

Según el medio catalán, ni bien el club interesado en el astro argentino, ya sea Manchester City, PSG o el Inter de Milán, los tres que suenan con más fuerza, soliciten a la FIFA el transfer internacional de Messi, esta «tendrá que concederlo» para que pueda jugar en cualquiera de esos clubes.

«La jurisprudencia es en torno a que prima el derecho laboral del jugador a poder ejercer sus funciones», informó Télam.

Socios e hinchas del FC Barcelona convocaron para mañana a una masiva manifestación en el Camp Nou para exigir la renuncia del presidente Josep María Bartomeu, después de que se conociera la decisión del astro argentino Lionel Messi de salir del club.

El rosarino, de 33 años, envió hoy un documento (burofax) a las oficinas del club para activar la cláusula de salida de su contrato que vence a mediados del año próximo, confirmó a Télam una fuente oficial «blaugrana».

Esa noticia disparó una reunión de urgencia por parte de la Junta Directiva de Barcelona para determinar los pasos a seguir y delinear una eventual estrategia judicial para intentar retenerlo.

De inmediato, cerca de una veintena de fanáticos «culé» se autoconvocó en las inmediaciones del estadio para expresar su descontento hacia la dirigencia; mientras mañana se espera una manifestación resonante para torcer la voluntad del máximo ídolo del barcelonismo.

En la última renovación de su contrato, firmada en 2017, el argentino exigió una enmienda que le permitiera desvincularse del club a final de cada temporada y ahora pretende dispararla para lograr su libertad.

Pero esa cláusula fija como plazo de ejecución el 31 de mayo, fecha establecida como final de la temporada 2019-2020, aunque el delantero entiende que puede exigirla porque la última campaña debió extenderse más allá de esa fecha debido a la pandemia de coronavirus.

Messi, de 33 años, tomó una decisión definitiva sobre su futuro, que estará fuera de un club inmerso en una severa crisis después de la eliminación en la Liga de Campeones a manos del Bayer Múnich (8-2), lo que supuso la peor derrota en la historia de las competiciones europeas.

El club Barcelona le respondió hoy al astro argentino Lionel Messi con el deseo institucional de que «termine su carrera en el club», luego de que el astro enviara una comunicación formal para romper su contrato con vencimiento en junio del año próximo.

El rosarino, de 33 años, envió un documento (burofax) a las oficinas de la institución para activar la cláusula de salida de su contrato, una decisión terminante en relación a su futuro en medio de una severa crisis tras la eliminación en la Liga de Campeones a manos del Bayer Múnich (8-2), lo que supuso la peor derrota en la historia de las competiciones europeas.

Después de recibir el mensaje del astro, la Junta Directiva de Barcelona convocó a una reunión de urgencia para determinar los pasos a seguir, sin que se descarte una batalla legal para intentar retenerlo.

En la última renovación de su contrato, firmada en 2017, el argentino exigió una enmienda que le permitiera desvincularse del club a final de cada temporada y ahora pretende dispararla para lograr su libertad.

Pero esa cláusula fija como plazo de ejecución el 31 de mayo, fecha establecida como final de la temporada 2019-2020, aunque el delantero entiende que puede exigirla porque la última campaña debió extenderse más allá de esa fecha debido a la pandemia de coronavirus.

Pese a la eventual pulseada jurídica, Messi no tiene intenciones de presentarse a las pruebas PCR del próximo lunes, un paso previo al inicio de los entrenamientos, el martes, con el nuevo director técnico Ronald Koeman.