Cientos de millones de pesos invertidos, accionistas privados que fueron y vinieron, compras de bienes liquidados luego por debajo de su valor de mercado y pérdidas incalculables para Chubut es el saldo del ambicioso proyecto que prometía poner a esta provincia en el mapa energético nacional.
«Este proyecto está en sintonía con los nuevos tiempos, con los últimos requerimientos del mundo: los de generar una energía que no sólo sea renovable, que además no contamine y, además, será líder en el desarrollo energético del país en materia de energía eólica».
Con ese párrafo, el entonces gobernador del Chubut, Mario Das Neves, sellaba la firma del estatuto fundacional del proyecto Ingentis, con el que el 26 de abril de 2007 la Provincia se convirtió en la propietaria del 39% del emprendimiento energético, asociado a la empresa Emgasud, de Alejandro Ivanissevich, accionista privado mayoritario con el 61% del paquete accionario.
El proyecto había comenzado a gestarse cerca de un año antes, en el marco del Plan Energético Nacional, que contempla la ejecución de obras de infraestructura energética destinadas a fomentar el normal desenvolvimiento del Sistema Energético Nacional y contribuir a solucionar los problemas de abastecimiento eléctrico.
El 1 de noviembre de 2006, seis meses antes de la firma mencionada, la Provincia del Chubut y Emgasud SA habían rubricado ante el Ministerio de Planificación Nacional el acuerdo para la creación de una central de generación eléctrica en Dolavon.
QUEDA UNA TRANQUERA
Se había anunciado como el primer polo energético de ciclo combinado de América Latina y consistía justamente en la instalación una central de generación eléctrica de ciclo combinado con capacidad para generar 500 mW, y un parque eólico que aportaría otros 100 mW.
Según informó el propio Das Neves en el acto constitutivo de la empresa, la inversión final para completar todas las etapas del emprendimiento sería de 509 millones de dólares -con probable financiamiento del banco de origen suizo CreditSuisse-, la facturación prevista de la empresa en el marco de la comercialización de energía rondaría los 190 millones de dólares anuales y se generarían más de 1.000 empleos.
Ese mismo 26 de abril de constitución de la sociedad, el ahora ex mandatario sostuvo que «el 96% de la potencia térmica ya fue vendida tras el open seasson realizado en Capital Federal, con contratos que tienen una duración de entre 5 y 15 años» y que «industrias de primera línea como T6 Industrial, Grupo Bunge, Aceitera General Deheza, Ancindar, Vincentín, Canteras Cerro Negro, Petroquímica Cuya, Sipar, Ledesma Cemsa y Cargil, entre otras, ya han adquirido un porcentaje importante de lo que producirá el Polo Energético».
A ocho años de ese anuncio, lo único que queda de Ingentis en Chubut es una tranquera oxidada fotografiada hasta el hartazgo como ícono de un vaciamiento, y una denuncia penal por abuso de autoridad, violación de los deberes de funcionario público, administración fraudulenta y malversación de caudales públicos dirigida contra los principales funcionarios de esa gestión que no tuvo avances notorios desde el 20 de diciembre de 2012 en que fue radicada y que, peritaje contable incluido, no logró establecer aun con claridad cuántos millones perdió la Provincia.
DALE GAS
Como se mencionó, el Polo Energético se construiría en cercanías de la localidad de Dolavon, en Paraje Boca Toma, aguas abajo del dique Florentino Ameghino, y tenía sentido en el marco del ingreso al mercado eléctrico nacional mediante el Interconectado, para poder comercializar esa energía.
Justamente fue la llegada de esa línea de 500 Mw del Sistema Interconectado Nacional que se extendió desde Río Negro hasta Pico Truncado y que generó un nodo de conexión en Puerto Madryn -ampliado posteriormente hasta Río Gallegos- la que permitió ampliar a 40 millones de usuarios y la posibilidad de exportar energía que impulsó un emprendimiento que carecía de viabilidad de circunscribirse apenas a los consumidores chubutenses.
Ese fue uno de los primeros puntos que determinó que Dolavon fuera el lugar elegido para radicar el proyecto, que apuntaba a generar el servicio de «energía plus», una suerte de producción almacenamiento de energía eléctrica destinada a sostener el sector industrial y comercial en caso de que la provisión del servicio escaseara.
Por otra parte, el que se tratara de un sistema de ciclo combinado era parte de la rentabilidad del proyecto: Provincia disponía del gas de regalías, que podía cobrar tanto en moneda como en especias, y las reinvertiría en un sistema de producción energética que le daba valor agregado.
Ese vital insumo gratis o a costos muy por debajo del valor de mercado, encontraba un escollo principal que visibilizó una de las irregularidades más vergonzosas: Dolavon era estratégico por su cercanía al nodo de conexión y al Dique Ameghino, pero no tenía acceso al gasoducto. La Provincia estaba surcada por el gasoducto cordilleranoy el gasoducto San Martin, pero era necesaria la vinculación entre ambos.
De hecho, el tramo del cordillerano que vincula a Esquel con Cerro Dragón, denominado Gasoducto Patagónico, había sido desarrollado con una inversión Nacional y del Estado provincial mediante un fideicomiso que involucró acciones del ISSYS -a pesar de que debía haber sido desarrollado por PAE de acuerdo al contrato- y casualmente se trata de una obra cuya ejecución benefició a Emgasud (hoy Genneia) con la adjudicación de la generación de la energía del sudoeste de la Provincia.
Emgasud, como accionista mayoritario, tenía la obligación de construir a su cargo -inversión mediante de 20 millones de dólares- el tramo que vinculara ambos gasoductos centrales. Más allá de un conveniente negocio con la compra y venta de caños a sí misma para esa obra (ver aparte), la empresa nunca concretó la ejecución.
El gas que le faltaba a Ingentis para poder instalar finalmente la turbina en Dolavon e iniciar la generación de energía, y el ciclo comercial y laboral del proyecto, se daría a través de este gasoducto que a la fecha no ha sido construido.
Lo que en un principio era ciclo combinado se transformó en abril de 2009 en un proyecto de ciclo común, con lo que se adquieren las turbinas que permanecieron depositadas en Estados Unidos y Europa -nunca se trajeron a la Provincia para que no pierdan la garantía, y cuando se disolvió la sociedad una de ellas quedó en manos del accionista privado- y los transformadores que ya son parte del paisaje en Zona Franca del puerto comodorense.
DOBLANDO LA APUESTA
Aún sin poder hacer arrancar la primera turbina, literalmente, el Gobierno provincial de Das Neves anunció en febrero de 2008 el proyecto Ingentis 2, a instalarse en cercanías del aeropuerto de Esquel. Fue el propio Ivanissevich, titular de Emgasud, quien dio los detalles del nuevo Ingentis, señalando a la prensa que «hemos optado por una decisión tecnológica que es novedosa e inédita en la Argentina, que es la combinación de la energía aeroderivada con la energía eólica».
El proyecto, planificado en dos etapas, contemplaba construir una central de 100 Mw que «va a tener una generación de 800 Gw/hora y podemos decir que de todos los proyectos energéticos que se están realizando en la Argentina hoy es el más eficiente de todos, porque es el proyecto que hace una sinergia importante con toda su infraestructura energética disponible» según palabras del accionista privado.
El proyecto llegó a tener directorio constituido pero nunca logró mayores avances, y la erupción del volcán Chaitén en mayo del mismo 2008 proporcionó las cenizas suficientes como para centrar la agenda pública cordillerana en otros aspectos, y dejar el proyecto eternamente en el olvido, tanto este como una tercera secuela que se comprometía para Comodoro Rivadavia en la misma época que la Provincia decidió echar mano de los fondos adicionales que la renegociación del contrato con PAE aseguraba para la Cuenca San Jorge, para capitalizar Petrominera y poder adquirir las acciones de las que se desligó el inversionista privado cuando abandonó definitivamente Ingentis en el año 2011.
EL FIN
Para cuando Ingentis se consideró definitivamente disuelta -en el mencionado 2011-, el proyecto no había reportado avances en ninguno de los tres frentes anunciados, Provincia sumaba al menos 153 millones de pesos invertidos y el accionista privado -que había pasado los primeros dos años administrando los fondos como tal sin constituir su aporte de capital- concreta durante todo el año el retiro de fondos bajo la figura de préstamos, terminando por quitar todo el efectivo dejando a la sociedad sin proyecto y con activos que no pueden tener otra finalidad más que la liquidación.
El 2 de diciembre de 2011 se concretó la última asamblea de Ingentis SA, en la que el socio privado se retira de la sociedad y para ello se le hacen entrega de 152.234.996 pesos en pago de su tenencia accionaria, aunque tal pago se realiza mediante cesión de créditos y compensaciones y la entrega en efectivo de 852.643 pesos, lo que grafica que en realidad la empresa ya se había «cobrado» su parte, bajo la mencionada figura de préstamos, entre otras.
En esa misma asamblea también se blanqueó la venta de bienes de Ingentis a precios inferiores que los que se habían pagado en la adquisición, como uno de los trasformadores que se vendió a la central térmica Loma La Lata en 10,5 millones de pesos aunque se había adquirido a 2,7 millones de dólares -sin computar fletes, seguros y almacenaje- , con lo que a la cotización de la moneda extranjera en la época, la transacción, y sólo por mencionar una de ellas, implicó la pérdida de más de medio millón de dólares.
El Patagonico