Cinco policías murieron durante un tiroteo provocado por al menos dos francotiradores en ocasión de una manifestación en protesta por la violencia policial contra los afroamericanos, hecho perpetrado en la ciudad estadounidense de Dallas que se encuentra sumida en el caos después de que uno de los sospechosos asegurase haber colocado bombas en un estacionamiento y en la ciudad.
Se trata del acto más sangriento cometido contra la Policía de Estados Unidos desde el 11 de septiembre de 2001.
La Policía arrestó a tres personas, dos hombres y una mujer, mientras que otro se atrincheró en un estacionamiento de varias plantas desde donde intercambió disparos con las fuerzas del orden. Según informaron medios locales, el sospechoso atrincherado se suicidó, aunque no hubo confirmación oficial al respecto.
Desde Varsovia, Polonia, donde participará de una cumbre de la OTAN, el presidente estadounidense, Barack Obama, calificó el hecho como «despiadado, calculado y despreciable».
«Aún no conocemos todos los detalles. Lo que sí sabemos es que ha sido un ataque despiadado, calculado y despreciable contra agentes de seguridad», dijo Obama en una declaración a la prensa tras reunirse en la capital polaca con los presidentes del Consejo Europeo y la Comisión Europea.
El mandatario recordó que hay «varios sospechosos» y que espera saber pronto más «sobre sus retorcidas motivaciones», informó la agencia EFE.
«No hay justificación posible para este tipo de ataques o para cualquier violencia contra los agentes de seguridad. Cualquier implicado en estos asesinatos acabará rindiendo cuentas. Se hará justicia», subrayó Obama.
De acuerdo a las informaciones oficiales, los francotiradores acabaron con las vidas de cinco agentes de Policía -cuatro de autos de patrulla y un guardia de tráfico- y herido a otras ocho personas -siete agentes y un civil- durante el transcurso de una manifestación pacífica contra la violencia policial en el centro de Dallas en memoria de Alton Sterling y Philando Castile, dos hombres de raza negra asesinados sin motivo aparente por las fuerzas policiales.
La emboscada fue ejecutada por al menos dos individuos apostados en dos edificios de estacionamiento situados a ambos lados de la calle por la que transitaban los manifestantes, atrapando a un pequeño contingente policial que controlaba el paso de la marcha en un «fuego cruzado» contra el que los agentes no tenían respuesta posible, según relató a la agencia Europa Press el jefe de Policía de la ciudad, David Brown.
«Los asaltantes dispararon de manera coordinada y triangulando desde una posición elevada justo sobre el lugar donde iba a terminar la marcha. Algunos de los agentes murieron por disparos en la espalda», explicó Brown.
Por su parte, el alcalde de Dallas, Mike Rawlings, afirmó que «se trata de una mañana que nos ha roto el corazón a todos».
«Cuando decimos que nuestros agentes se juegan la vida todos los días, no es ni mucho menos una hipérbole, es la realidad», añadió.
Un testigo de los sucesos, el veterano del Ejército Carlos Harris, ratificó que los disparos fueron efectuados con profesionalidad. «Tiro, tiro, pausa; tiro, tiro, pausa. Totalmente estratégico», declaró el ex militar al diario Dallas News.
Hasta el momento sólo se identificó al agente de tráfico fallecido, Brent Thompson, de 43 años que trabajaba para la empresa municipal de transporte público DART, desde 2009.
La cadena estadounidense CNN, citando a fuentes oficiales, informó de la muerte de un sospechoso que se había atrincherado en el estacionamiento de un instituto de formación profesional cerca del lugar de la matanza.
A pesar de que medios locales informaron que el sospechoso se suicidó, las fuentes de CNN no pudieron confirmar las circunstancias de su deceso.
Por el momento, las unidades caninas de la Policía de Dallas están rastreando el estacionamiento en busca de los explosivos que el sospechoso decía haber diseminado en torno del instituto de Formación Profesional “El Centro College”.
Allí, el sospechoso permaneció atrincherado más de tres horas, tiempo en el que intercambió disparos durante 45 minutos con la Policía e ignoró cualquier diálogo con los negociadores al grito de «el fin está cerca» y antes de expresar su voluntad de «matar a más policías».
Ahora mismo se tiene constancia de al menos dos detenidos, entre ellos una mujer en el mencionado instituto.
Un tercero, Mark Hughes, cuya foto fue publicada en Twitter por la cuenta oficial de la Policía de Dallas, se entregó voluntariamente por miedo a su seguridad. La Policía, finalmente, lo puso en libertad.
Otras dos personas, ocupantes de un vehículo Mercedes Benz color negro, fueron interrogadas pero también se las puso en libertad minutos después.
A pesar de que el alerta general en Dallas finalizó, las fuerzas de seguridad pidieron a los ciudadanos que se abstengan de visitar la escena del crimen, mientras la Administración Federal de Aviación (la FAA) restringió temporalmente el espacio aéreo sobre el centro de la ciudad texana.
Esta misma semana, una persona filmó desde adentro de su auto cómo dos policías blancos tiraban al suelo, inmovilizaban y mataban con cuatro balazos a Philando Castile, un hombre negro que estaba vendiendo CD’s en un estacionamiento frente a una serie de locales comerciales durante la madrugada.
Un día después, en tanto, un policía del estado de Minnesota mató a tiros a otro hombre negro que estaba en un auto, Alton Sterling, y su novia, que estaba en el vehículo, posteó en vivo los momentos posteriores en un video de Facebook que se viralizó y en el que dice que su novio fue baleado «sin ningún motivo».
Precisamente en la capital polaca y antes de conocerse la matanza de Dallas, Obama había pronunciado un discurso en el que lamentó las muertes de Sterling y Castile.