La compañía que emerja de la operación, valorada en 57.900 millones de euros, dominará el negocio de semillas y de pesticidas a escala global.
La multinacional agroquímica Monsanto aceptó la última oferta de compra de Bayer, dando así vía libre a la creación de la empresa líder en la industria y a la mayor operación que se realiza en efectivo. El anuncio oficial de la fusión, que se produce tras una nueva subida de la oferta de compra del grupo alemán, se formalizó antes de la apertura de Wall Street. La integración se espera que esté completada para final de 2017 aunque antes deberá someterse al examen de los reguladores porque abre una nueva era en el mundo de la agricultura.
Las discusiones empezaron a tomar cuerpo la semana pasada. Bayer paga 128 dólares en efectivo por cada acción. Eso equivale a desembolsar 56.000 millones de dólares (49.890 millones de euros) por los títulos de la empresa estadounidense. El valor de la operación ronda los 66.000 millones de dólares (58.500 millones de euros) incluyendo la deuda y contempla 2.000 millones de dólares compensación si fracasa. La primera vez que la empresa alemana realizó una oferta en mayo su precio era de 122 dólares, lo que la americana consideraba insuficiente.
Wener Baumann, consejero delegado de Bayer, dedicó cuatro meses a intentar arrancar un pacto para así reforzar la cartera de productos más allá de la salud. La última oferta es un 20% superior al precio al que cerraron las acciones de Monsanto el martes y un 44% respecto a mayo. La empresa combinada será la líder en el negocio de semillas y de pesticidas, por lo que, con toda probabilidad, tendrá que hacer concesiones a los reguladores de la competencia para poder sacar adelante la operación. Es lo que van a hacer también Dow Chemical y DuPont para evitar un bloqueo.
Bayer es más fuerte que Monsanto en el negocio de pesticidas. Pero la estadounidense domina en el mercado de las semillas. El grupo alemán conseguirá de esta manera doblar los ingresos que genera a través de su unidad agroquímica, que con 23.000 millones en ventas combinadas representará casi la mitad de su facturación global. Y aunque los analistas opinan que el precio que paga por su rival es muy alto, consideran que los dos negocios son completematios. Las dos compañías hablan de que pueden lograr una sinergias anuales de 1.500 millones de dólares.
Monsanto dejará así de ser una compañía independiente 115 años después de su fundación. «Este anuncio es un testamento de todo lo que hemos logrado», valoró su consejero delegado, Hugh Grant. Las dos compañías explican que la combinación es necesaria para poder afrontar el reto de alimentar a 3.000 millones más de habitantes que se esperan en 2050 y de hacerlo de una manera sostenible. Por eso Grant señala que la industria necesita un nuevo enfoque que permita seguir innovando en el desarrollo de semillas y de tratamientos para proteger las cosechas.
La compra de Monsanto por parte de Bayer supera la fusión de Daimler y Chrysler en 1998, que se valoró en 40.000 millones. También mueve más efectivo que la oferta de InBev por Anheuser-Busch. Estructuralmente, la nueva empresa tendrá la sede de su negocio de semillas en Saint Louis mientras que los pesticidas permanecen en Monhein (Alemania). Monsanto es pionera también en el proceso de digitalización de la actividad agrícola, que opera desde San Francisco. Bayer conseguirá de esta manera ganar escala en EE UU, un mercado que se le resistió.
La industria agroquímica está en un intenso proceso de consolidación. ChemChina anunció este año la compra de la suiza Syngenta. Y esta misma semana las canadienses Potash y Agrium acordaban combinar sus negocios de fertilizantes para ganar peso y reducir costes en la producción y en la distribución. Esta ola de fusiones, sin embargo, reduce las opciones para los agricultores, que pueden ver reducido su margen para poder negociar precios. Las compañías responden que estas alianzas les permitirán ofrecer mejores soluciones a los agricultores y más rápido.