La crisis que atraviesan los países latinoamericanos que se autocaratularon de “nacionales y populares” pone de manifieste que el modelo político y económico que han implementado llegó a su fin o se agotó. Las complicaciones financieras que se iniciaron en el 2008 se fueron agudizando con el paso del tiempo; a esto hay que sumarle la avanzada de la derecha en países sudamericanos, que a través de sus gobiernos promueven la lógica del endeudamiento como única medida para activar el aparato productivo.
Ante el contexto económico internacional, Argentina ha promovido una seria de medidas que según los dichos del nuevo presidente Mauricio Macri, alentarían las inversiones, pero lo cierto es que después del pago a los Buitres y de sus polémicas declaraciones, “Buitres o Caos” y de la supuesta “lluvia de dólares” que ingresarían en el segundo semestre, hasta el momento no existen datos sólidos u objetivos para estimar un escenario alentador para el 2017.
Según el investigador Enrique Arceo, las intenciones del nuevo gobierno Argentino de realizar alianzas comerciales a través de tratados de libre comercio dejarían al sector del trabajo en un lugar de absoluta fragilidad, es que “cuando se celebran entre países centrales y periféricos, los tratados de libre comercio son una forma de cristalizar la división del trabajo”. Estos acuerdos también suponen que cada parte reduzca la protección de sus sectores más protegidos. El autor afirma que estas alianzas empujan a los países periféricos a profundizar sus especializaciones primarias.
El nuevo gobierno de Brasil ha manifestado intensión de realizar acuerdos comerciales de manera individual por fuera del Mercosur, por su parte el argentino expresó que quiere convenios con México, Canadá y Estados Unidos, “si levantan los aranceles y concretan pactos de manera particular, el arancel común que establece el Mercosur va a desaparecer y los países que integran el Mercado Común del Sur tienen prohibido hacer tratados con otros estados de forma particular. El analista estima que tanto Argentina como Brasil buscarán llevar el Mercosur hacia la Alianza del Pacifico.
Arceo también sostuvo que, el Tratado Transpacífico supone aranceles 0, por lo que el Mercado del Sur quedaría liquidado aunque concreten la alianza de manera conjunta. El historiador David Rock, mencionó en uno de sus escritos una especie de patología que sufre la Argentina y que fue categorizada por especialistas británicos como el “Stop and Go”, periodos de recuperación de la economía y etapas de violentos retrocesos.
Tal vez la ansiada protección jurídica que exigen los mercados para instalarse en Argentina, pase por seguir sosteniendo en el imaginario internacional, el patrón de conducta económico que a caracterizado por décadas al país latinoamericano. Quizás así, se logre proyectar la deseada previsibilidad.
La Verdadera Crisis es Política
En términos económicos hablar de gobernabilidad en Argentina, ha significado desregular mercados, levantar impuestos o quietar retenciones a corporaciones, liberar el tipo de cambio, modificar los contratos de trabajo y afectar las condiciones laborales, promoviendo la precarización, es decir, generar condiciones favorables o atractivas para las inversiones, donde la presencia privada tenga un fuerte respaldo del Estado.
Toda una serie de medidas que parecen pensadas para destruir el aparato productivo, y favorecer a sectores económicos concentrados y a corporaciones extranjeras, propiciando un contexto para la privatización y extranjerización de los bienes del Estado.
El excandidato a presidente por el Frente Popular Victor De Gennaro refiriéndose a los partidos tradicionales que han gobernado Argentina durante los últimos 34 años de democracia, sostuvo que “han promovido un modelo que es para los de arriba y los de afuera”.
Continuar con la lógica del endeudamientos, parece ser el único modo que ve el gobierno para activar el aparato productivo y captar las ansiadas inversiones. La falta de un plan de industrialización somete a los países periféricos o en vías de desarrollos a quedar supeditados a sus materia prima. Al parecer, proyectar hacia el exterior una imagen de sometimiento y vulnerabilidad al mandato financiero internacional se presenta como una política de estado.
Plantear una ruptura con sus antiguos socios comerciales y buscar fisurar el Mercado Común del Sur, puede ser leído como un intento de reinstalar la apertura económica, y que las leyes de la oferta y la demanda vuelvan a gobernar la economía sudamericana sin control de los estados y de los entes comerciales creados para proteger el mercado latino.
El economista José Luis Espert, recordando las políticas de los 90´ y poniéndolas en paralelo con las medidas del gobierno nacional manifestó en una entrevista televisiva, “ya se hizo esto, porqué va a funcionar ahora. Las leyes económicas son impiadosas, hay que plantear cambios estructurales de una o dos gestiones presidenciales”.
Desde una perspectiva histórica, es la primera vez que el planteo conservador y neoliberal llegó al poder con sus propios propósitos y banderas, y no al abrigo de una dictadura, ni tampoco enmascarado en otras figuras, como ocurrió en la década de los 90´. Desde 1930 hasta la llegada de la democracia en Argentina sucedieron quince golpes de Estado, y luego de eso las transiciones o cambios de mando en periodos democráticos fueron caóticas, teniendo encuenta estas variables, Aldo Ferrer estimó que “estamos en la mejor transición política, ya que se da en una democracia consolidada, y con problemas económicos estructurales de un país que esta parado sobre sus propios recursos”.
Cuando la Derecha Avanza
Según Ferrer, “los proyectos Nacionales y Populares son en definitiva los únicos que dan respuesta reales al desarrollo en un mundo global, el proyecto neoliberal ha fracasado en todas partes”.
Enrique Arceo, sostiene que los intentos del gobierno argentino y brasileños por re establecer tratados de libre comercio en la región, “son una ofensiva para salvaguardar el modelo neoliberal”, que en los países latinoamericanos fue aplicado como una especie de fundamentalismo de mercado, carente de pragmatismo o de adaptación a las realidades de cada país.
Luego de la salida del 2001, los doce años del Frente para la Victoria conduciendo la Argentina han producido cambios en la manera de percibir la realidad política y social de la ciudadanía, la idea de que cuando consumimos una noticia también digerimos un contenido ideológico y un interés, se comenzó a instalar con intensidad después de la guerra mediática que mantuvo la ex gestión presidencial con el Campo en el año 2008 por la ley 125.
Por otra parte, pagar deuda externa, recuperar activos del estado, reconstruir las instituciones y avanzar con políticas de derechos humanos y laborales, fueron medidas que contribuyeron a cambiar la percepción en la economía doméstica y a modificar un paradigma de estado vinculado a los diez mandamientos del Consenso de Washington. Todos estos elementos contribuyeron abonar circunstancias y nuevas formas de concebir a una Nación, bajo este contexto asumió la alianza Pro-UCR en Argentina.
En la actualidad los discursos presidenciales o de segundas líneas se encuentran vacíos de contenidos y de medidas concretas; se plantean posturas ante preocupaciones latentes en la ciudadanía, que pueden ser consideradas como “universales” -inseguridad, narcotráfico, corrupción, femicidios, pobreza, desempleo etc.-, en el imaginario colectivo, pero respuestas no existen; otra de las maniobras del oficialismo fue apelar a la resignificación de medidas que puedan afectar sus intereses económicos, como por ejemplo, el proyecto de ley “antidespido” que se intentó promover desde el congreso por la oposición, fue catalogado por el propio presidente como ley “antiempleo”, generando un clima de confusión en el imaginario social.
La falta de representatividad hacia el sector del trabajo, de los desposeídos y del ciudadano común, generaron fuertes cuestionamientos sobre la dirigencia de “Cambiemos”, que comenzó a ser categorizada como un gobierno para ricos. Ernesto Laclau, refiriéndose a una manera de construir política, sostuvo que el populismo no tiene un contenido específico, es una forma de pensar las identidades sociales, un modo de articular demandas dispersas.»
La estrategia de seguir apostando a la esperanza, a enunciados vacíos y a la resignificación parece que va a continuar hasta el año que viene. El analista Jorge Asís especuló que muchos empresarios Argentinos esperan el resultado de las legislativas para comenzar a depositar algo de confianza en el gobierno.
Por otra parte, los violentos incrementos de tarifas de servicios esenciales para el desarrollo de una comunidad, han puesto de manifiesto un nivel de improvisación por parte del gobierno Nacional que es preocupante. Su ausencia en temas sensibles, lo dejan en un constante estado Nebuloso.