La Comarca Andina busca disminuir esta primavera las poblaciones de avispas con la captura de las reinas.
Entre los más afectados están el sector turístico y los productores agrícolas, especialmente los apicultores, ya que las chaquetas amarillas ingresan a las colmenas, atacan a las abejas y consumen las larvas y la miel.
Según graficó ayer el perito apicultor Héctor Stettler, a cargo de un programa específico del Ministerio de Agricultura de Río Negro y el INTA, “a las chaquetas se las puede controlar pero no exterminar, son una plaga y tenemos que aprender a vivir con ellas”.
Puso énfasis enseguida que, tanto para lugareños como para turistas, “cada verano son un verdadero problema”, al punto que “hacen prácticamente imposible comer un asado a la orilla de un lago o un río, más allá del resultado de las trampas caseras que se elaboran fácilmente con un envase plástico y un cebo de carne”.
Otros métodos efectivos son “los trapos embebidos en nafta. También, a través del INTA, ofrecemos una receta que incluye un acaricida y se disemina cerca del nido, con óptimos resultados ya que no se desplaza más allá de los 300 metros”, indicó.
Con todo, coincidió con que “lo más eficiente es atrapar a las reinas. Conociendo su ciclo biológico, sabemos que no tiene depredadores y que el nido muere durante el invierno, queda solamente la reina fecundada en el otoño. Por estos días, con los primeros calores, comienza a buscar un lugar para iniciar una nueva colonia de hasta 10 mil ejemplares, ya sea en zonas urbanas o rurales. Matándola estamos eliminando un nido”, insistió.
Stettler destacó además “el daño que provoca en los frutales de la zona, ya que consume los jugos de frutas maduras, insectos, la cera y la miel que producen las abejas”.
Cabe recordar que las chaquetas amarillas, de origen en el Mediterráneo, fueron vistas por primera vez en el año 1981, en la zona de Chos Malal (Neuquén) -posiblemente ingresadas desde Chile-, y rápidamente se extendieron por toda la cordillera hasta Santa Cruz.
¡Avispate! Es el título de una campaña lanzada en el sur chileno esta semana, donde también preocupa la plaga de avispas. Bajo la consigna “Atrapá a la reina”, el gobierno instó a sumarse para controlarlas “con métodos muy simples”.
Conocida científicamente como Vespula Germánica, la chaqueta amarilla “se alimenta con productos ricos en carbohidratos y proteínas lo que la convierte en dañina para las actividades agropecuarias y recreativas: puede consumir polen, frutas, carne y otros insectos como las abejas; y puede atacar a otros animales, aves y al hombre”, recordaron.
Datos para
tener en cuenta
10.000 nuevas avispas genera cada reina.
La importancia de poder controlarlas entre septiembre y noviembre responde a que en este período de tiempo las avispas reinas salen de su hibernación e inician su actividad para construir sus nidos bajo tierra.
La trampa es un cebo para el que su utiliza una botella plástica -con 2 o 3 agujeros en la parte superior y que contenga agua y vinagre de manzana-. La avispa ingresa para llevarse un trozo de carne colgado con un alambre en su interior, y luego por el peso no puede volar y se ahoga.
La preocupación también pasa por ataques a trabajadores del sector agrícola y forestal, quienes pueden sufrir desde alergias hasta shocks anafilácticos.