Algunos de estos residuos, que ya despiden olor nauseabundo, están a la intemperie desde hace un largo tiempo.
La Provincia, la empresa y la nueva concesionaria Impeesa todavía no logran ponerse de acuerdo para recogerlos.
Según las fuentes, los residuos patogénicos no están a la vista sino que estarían guardados en el interior de un galpón.
En forma extraoficial, trascendió que estarían preservados en una cámara de frío, frente a la preocupación de varios funcionarios del Gobierno provincial.
Durante el año pasado, Ser-es fue dejando de procesar los residuos paulatinamente hasta que el 8 de febrero, en medio de un conflicto con el gremio Camioneros, comenzó a operar Impeesa con una primera tanda de empleados.
La nueva concesionaria se llevó los residuos que habían quedado sin procesar esa semana, pero un resto importante quedó en guardado en la planta.
Esos residuos datan de mediados de enero, cuando Impeesa todavía no estaba funcionando y ya Ser-es había dejado de quemarlos.
Al parecer, Impeesa esgrime que no le corresponde levantar y procesar esos residuos que se generaron antes de que comenzara a operar con el servicio.
Mientras que Ser-es, que dejó de funcionar, tampoco estaría dispuesto a recolectarlos.
La Provincia aún no dispuso ninguna medida para despejar el lugar y evitar así el riesgo sanitario que esto trae aparejado.