Una columna del Diario El Chubut cita hoy que es realmente titánica la labor que desarrollan cotidianamente los fiscales que con encomiable decisión y sujección a sus responsabilidades, están dispuestas a poner sobre la superficie todo lo que durante tanto tiempo se mantuvo enterrado, y convencido buena parte del pueblo que se estaba frente a un gobierno que pasaría a la historia como el mejor que había tenido desde que había asumido sus derechos como Estado autónomo.
En estos momentos, de concretarse los graves hechos de corrupción que se le atribuyen, no caben dudas que estará a años luz de merecer esa calificación. El concepto que de él se tiene actualmente es realmente lapidario. Todo hace suponer que también será titánico el esfuerzo al que serán sometidos quienes, a pesar de todo, están dispuestos a «morir con las botas puestas», y confían que no pierda protagonismo el partido que aún sigue siendo oficialismo, no obstante el tardío distanciamiento que procura imponer quién constitucionalmente debió continuar, producido el fallecimiento de Mario Das Neves, -dicho sea de paso-, de ser venerado hasta la exageración, pasó a ser el principal responsable de los hechos investigados, según testimonios de quienes ahora, se esfuerzan en convencer a la Justicia que fueron víctimas de la obediencia debida. Argumento que no parece convencer mucho a los fiscales.
Lo cierto es que pasa el tiempo y el tema no pierde vigencia en los hogares, cualquiera sea la posición social y económica de los mismos. Y, por supuesto, mucho menos pierde vigencia en los corrillos políticos donde se lo comenta en variados tonos. Del más serio al más hilarante. Como por ejemplo relacionarlo con el Gordo Valor que al recuperar la libertad se mostró arrepentido de sus graves y prolongadas fechorías y juró no volver más al delito.
En esos habituales corrillos matizados con café, medialunas y «minga» de cigarrillos, no ha faltado quien sostenga que el verdadero estado de ánimo del tristemente célebre ladrón de transportes de caudales, es el de frustración. Mientras él dedicó buena parte de su vida, corriendo riesgos de toda naturaleza, para hacerse de cierta fortuna, en el Chubut otros, -no pocos-, sin disparar ni un sólo tiro y sin despeinarse, hicieron fortunas mayores. Se siente humillado.