Alrededor de dos años llevó la investigación que desarticuló a la banda dedicada al contrabando de mercadería más grande de la que se tenga registro en Argentina. Una organización que comenzaba su trabajo en Chile, seguía en Bolivia e ingresaba enormes cantidades de productos a través de Orán para venderlos en diferentes puntos del país.
La coordinación de la investigación estuvo a cargo del fiscal federal Carlos Amad, junto con su par oranense, José Luis Bruno, la instrucción del juez federal de Orán, Gustavo Montoya, y la intervención de la Delegación Salta de la Policía Federal Argentina, AFIP y Aduana.
En diálogo con La Gaceta, Amad resaltó la magnitud de la causa y que, pese a la gran cantidad de allanamientos, secuestros y detenciones que ya se han producido, la investigación continúa en pleno proceso con medidas idénticas por estas horas en provincias como Salta, Jujuy, Mendoza, Tucumán, Santiago del Estero y Buenos Aires.
«Empezamos investigando una banda que pensamos que iban a traficar droga porque hablaban de focos y hablaban raro», contó aclarando que de los cinco detenidos, dos son coreanos y dos son chinos, pero que hablaban en un español deficiente porque sus contactos eran argentinos.
Con el tiempo, la causa fue mutando al contrabando de mercadería y descubrieron los depósitos y a las personas que integraban la organización y sus nexos a lo largo y ancho del país. Con estos datos, la Justicia ordenó la vigilancia, el seguimiento y las escuchas telefónicas de los sospechosos y los lugares apuntados.
«Nosotros los estábamos escuchando que decían que salía el camión y de la conversación surge que el dueño de la mercadería que trabajaba con el chino (presunto líder de la banda que está prófugo) querían un camión térmico, asique dejamos que lo consigan, lo carguen, salgan y ahí los enganchamos».
El día «D»
La noche del 26 de junio fue el momento en que el operativo concretó la detención del camión que estaban siguiendo y esperando. Fue poco después de que salió del depósito, sobre la ruta nacional 34, en el acceso a Colonia Santa Rosa.
Como la mercadería estaba muy compactada, se lo transportó al escaner de frontera ubicado en la localidad de Aguas Blancas.
Para sorpresa de todos, la carga del camión eran diez palets con mercadería y también una gran cantidad de pomelos, lo que sirvió para iniciar la causa por contrabando y realizar los procedimientos de allanamientos en depósitos, donde secuestraron mercadería valuada en más de 8 millones de pesos en ropa y electrónica.
Inmediatamente se allanó la finca en donde se cargó el camión y el domicilio, también en Colonia Santa Rosa, del responsable de la carga.
Allí se secuestraron otros diez palets con mercadería lista para cargar en otro camión que todavía no habían conseguido.
A ese depósito se llegó por una llamada en la que habla dueño de la mercadería con el dueño de la finca ubicada en Colonia Santa Rosa, en donde se produjo el secuestro.
El 8 y el 9 de julio se hicieron los allanamientos en la casa de uno de los coreanos ubicada en el exclusivo barrio salteño de La Almudena y de la casa en Perico (Jujuy) en donde vive con mujer actual y un bebé.
También se hicieron allanamientos en depósitos ubicados en Mendoza y Buenos Aires, de donde se secuestró mercadería y vehículos de alta gama como autos y camionetas Sprinter, X8, X6 y motocicletas, que serán traídas todas a Salta la próxima semana.
Los operativos concluyeron con, hasta el momento, cinco detenciones: dos ciudadanos chinos, dos coreanos y un argentino. El líder, un hombre de China, está prófugo. La Fiscalía entiende que la organización es grande y que seguramente hay muchas más personas implicadas a las que esperan detener.
¿De dónde venía la mercadería y cómo ingresaba al país?
Lo que consta en los 20 cuerpos que componen la investigación es que la mercadería salía de Asia y llegaba a través del Océano Pacífico a las zonas francas de los puertos de Chile. El viaje continuaba por Bolivia hasta llegar a la frontera norte de Argentina.
El lugar elegido para ingresar al país era Orán, sin pasar por controles fronterizos ni abonar ningún impuesto.
Ya en el país, la mercadería era alojada en depósitos ubicados en Salta (al menos uno en Colonia Santa Rosa) y Jujuy, para luego ser distribuidos y comercializados en diferentes provincias incluidas Buenos Aires y Mendoza.
Amad contó que los aduaneros que intervienen en la causa le dijeron que no hay antecedentes de un caso de contrabando más grande en la historia argentina, ya que se estima ?hasta ahora- un movimiento de dinero que ronda los 200 millones de pesos.
El fiscal agregó que cuando dispongan de la documentación y los elementos secuestrados, seguramente solicitarán más medidas como allanamientos, lo que implica que esto recién comienza y que los montos y valoraciones respecto a la magnitud del caso por ahora son estimativos.
Un juez puso en peligro la causa
Con la detención del camión el 26 de junio, la causa debió haber explotado por completo pero se topó con un impensado obstáculo. Como el juez Montoya ya había entrado en feria, estaba a cargo el juez federal de Tartagal, Carlos Martínez Frugoni.
Amad le solicitó que ordene de inmediato los allanamientos (los que recién se están haciendo en estos días) respectivos pero, para su sorpresa, el juez no lo hizo so pretexto de tener que analizar la causa antes de disponer alguna medida.
«Frugoni no actuó con la rapidez que el caso necesitaba, conspiró contra el éxito de esta investigación», cuestionó el fiscal y consideró que si eso no hubiese ocurrido, hubiesen encontrado aún más elementos.
Su crítica fue más allá y agregó que, además, liberó a los detenidos, les devolvió el camión con los pomelos el 11 de julio considerando que no eran de interés para la causa, según la resolución a la que accedió este medio. «Hoy están todos libres, les hizo mal las indagatorias y Montoya los tuvo que volver a indagar», afirmó.
La importancia de los pomelos estaba dada en que en la causa existe una comunicación entre los jefes de la banda en la que insisten en recuperar urgentemente los cítricos porque los iban a vender para salvar las pérdidas.
«Es bueno agarrar 200 kilos de droga pero también es bueno atrapar a estas bandas que contrabandean millones de pesos, no pagan ni un solo impuestos y son millonarios, porque el no pago de impuestos le hace muy mal a la sociedad justo cuando estamos viviendo un proceso de ajuste», reflexionó.
El Once