Dos semanas atrás Chubut parecía incendiarse. Hoy la tensión disminuyó, pero no la grave crisis económica. El lobby minero, de la mano de intendentes y representantes de la meseta, plantea a la megaminería como solución y empuja para que se trate en la Legislatura. Docentes, estudiantes, asambleas ciudadanas, autoconvocados y habitantes de la “zona de sacrificio” se oponen. El gobernador se oponía abiertamente. Hoy ya no. ¿Qué opinan diputados y diputadas? ¿Cuáles son los antecedentes? ¿Por qué tanto silencio?
Hace más de una hora que una entrevista sobre minería ameniza el café con leche de la tarde. Primero es con el secretario gremial de la Asociación Sindical del Personal Jerárquico, Profesional y Técnico de la Actividad Minera (Asijemin), Mauricio Escobar. Después se suma Marcelo Mena, el titular del gremio. Son sanjuaninos, amables, pausados para la charla y están instalados en un hotel céntrico de la ciudad de Puerto Madryn. No vinieron a ver las ballenas. Hace meses que están haciendo “actividades de promoción”, lobby en favor de que empiece a funcionar PanAmerican Silver, con su proyecto Navidad en la meseta central de Chubut. Dicen que quieren traer desarrollo a los pueblos abandonados, dicen que quieren más agremiados; citan a Marx y dicen que, una vez instalada la minera, van a “continuar con la lucha de clases”. Pero, hacia el final de la charla, también dicen otras cosas.
-Hablamos con muchos legisladores y el que está en contra está en contra, y el que está a favor, no lo dice: está a favor del debate, de la charla, pero… (Mena interrumpe la pregunta)
¿Sabés por qué? Porque esperan que Arcioni se defina. Todos piensan que hay un costo político y nadie quiere ponerle el cascabel al gato. Y el que tiene que ponerle el cascabel al gato es el gobernador. Es el representante de todos los chubutenses, tiene la lógica, entonces debería ser así. Ahora, hay un nivel de especulación terrible, muy grande.
-¿Qué va por dónde?
Y va, desgraciadamente… (risas). Yo creo que arrastra muchos vicios anteriores, en donde eso no tendría que existir ya.
-¿Están pidiendo algún guiño más, digamos?
Sí. Entonces para nosotros, que la venimos remando desde abajo, que vemos esto, que sabemos cómo son las reglas de juego, que sean tan desprolijamente… o que tengan un nivel de cinismo tan grande… Ojo, no es un tema solamente de Chubut. Yo creo que es un problema de Argentina en general. Aparte, pensá a futuro. Si tenés ganas de meterte y hacer tu esquema de negocios, está bien, hacelo, pero habilitá realmente si querés que la gente pueda trabajar o no.
Los señores del eufemismo
Chubut parecía a punto de explotar, pero no explotó. El estado de alerta constante de los últimos meses -similar al que se sintió durante los últimos días de vida del gobernador Mario Das Neves- dio paso a una calma extraña, expectante, que el lobby minero supo aprovechar. Ya sin conflictividad en las calles, se convirtió en protagonista de la agenda mediática. De la política también.
La pauta la dieron dos hechos. El primero fue el cambio de posición respecto al tema que tuvo el gobernador Mariano Arcioni: “sobre minería, debemos llevar la discusión al plano de un proyecto. Las localidades del interior de la meseta van a tender a desaparecer sin desarrollo. Por eso la discusión se debe dar y en base a un proyecto serio. No vamos a prohibir la discusión sobre el tema”. Fue el lunes 23 vía Twitter. El año pasado, en un spot de campaña para las elecciones de medio término, su postura había sido otra: “La fuerza de la cordillera sos vos, somos nosotros. Esa fuerza que defiende los recursos de la provincia. La que le dice no a la megaminería, que quieren imponer desde Buenos Aires».
El segundo hecho ocurrió al día siguiente. El martes 24 amaneció con fuertes rumores de que iban a intentar modificar la ley que prohíbe la minería a cielo abierto. Manifestantes del No a la Mina se movilizaron a Rawson, entraron al Palacio, pero fueron echados. No pasó lo mismo con los gremios promineros y los representantes de la meseta. Si bien el tema no se trató, bien funcionó de alerta. Es que, aún sin que la mayoría se haya manifestado de forma pública sobre su posición,existe la posibilidad de que los diputados provinciales habiliten este tipo de minería sin asambleas públicas y sin consultas populares. ¿Cómo?
Ponerle el cascabel al gato
Gracias a la lucha de la Asamblea No a la Mina de Esquel, desde 2003 rige en la provincia la ley XVII-Nº 68 (ex 5001), que en su artículo primero prohíbe la “actividad minería metalífera en la modalidad a cielo abierto” y el uso de cianuro en la producción. Pero tiene un pequeño gran yeite. El artículo dos del texto dice que el Consejo Provincial de Ambiente debe determinar la zonificación: un relevamiento territorial para la explotación de recursos mineros, la modalidad de producción autorizada para cada caso y “las áreas en que se exceptuará la prohibición establecida en el artículo primero”. O sea, prohíbe la minería y, al mismo tiempo, le deja la puerta abierta. El relevamiento se hizo, pero no se aprobó. Es que, según establece el propio texto, la aprobación debe hacerse mediante otra ley.
En 2014, con los votos necesarios para aprobar la zonificación pendiente, el lobby minero volvió a la carga. Para frenarlos, se creó un proyecto de iniciativa popular que buscaba prohibir la actividad sin excepción. El texto entró al palacio provincial con la fuerza de 13.007 firmas. Pero los legisladores lo modificaron y, además, “hicieron trampa”. Durante la sesión se descubrió que el diputado Gustavo Muñiz (FpV) recibía instrucciones de las mineras por mensaje de texto para cambiar la letra de algunos artículos. Una foto lo puso en evidencia y, tiempo después, una estatua lo inmortalizó. Gracias a los cambios, la ley, que había sido concebida popularmente para frenar la megaminería, terminó habilitándola. Tiempo después fue derogada.
En 2018, el lobby minero, que sabe de timing, reapareció. Mientras se desarrollaba el conflicto por las paritarias estatales, se contaban cuatro proyectos de ley. Tres están hoy en condiciones de ser tratados en la Legislatura. El cuarto fue un intento de volver a presentar la iniciativa popular de 2014, pero fue rechazado. El argumento que dieron es que había sido tratado y aprobado cuatro años atrás.
El primero de los proyectos con estado parlamentario establece la prohibición de la actividad minera en toda la provincia y fue presentado por el oficialista Alejandro Albaini (Chubut Somos Todos). Si bien pareciera cumplir con los requisitos de las asambleas ciudadanas, es mirado con desconfianza, porque propone derogar la ley vigente, la herramienta legal que hoy frena a las mineras.
El segundo plantea una consulta popular vinculante. Algo confuso a la hora de definir qué se votaría, fue presentado por Javier Touriñan, del Frente para la Victoria. El voto se propone para octubre de 2019.
El tercer texto presentado es el de zonificación minera y, de aprobarse, permitiría de forma expeditiva la extracción de plata y plomo por parte de PanAmerican Silver. Lleva las firmas de los diputados justicialistas Alfredo Di Filippo y Sergio Bruscoli (bloque Convergencia) y fue impulsado por representantes de comunas rurales de la meseta central de Chubut, donde se encuentra emplazada la trasnacional.
Presentado gracias al artículo dos de la ley vigente, este es el proyecto que más espacio tiene en la prensa. Y, claro, es el del cascabel al gato. Según el titular del gremio jerárquico minero, quien debía poner ese cascabel -invitar institucionalmente al debate- era el gobernador de la provincia. Y esta semana, justo antes de la sesión, Arcioni lo hizo.
Qué dicen los legisladores
Con estos tres textos en la Legislatura, ante la posibilidad de que comenzara el debate, para este reportaje se contactó uno por uno a los 27 diputados provinciales y se les pidió su opinión. El resultado fue sorprendente.
Nueve legisladores se manifestaron en contra de posibilitar la minería metalífera a cielo abierto: cuatro del FpV, tres de Chubut Somos Todos, dos de UCR-Cambiemos. De los 18 restantes, nueve hablaron pero prefirieron no contestar, siete dijeron que no sabían y dos nunca atendieron. Lo más llamativo de todo es que ninguno afirmó estar a favor, ni siquiera los que firmaron el proyecto de zonificación. Ninguno dijo sí.
Uno de los argumentos que se repitió a lo largo de las conversaciones fue que no tenían información suficiente para decidir. Muchos afirmaron que no estaban las condiciones dadas para un debate. Otros dijeron directamente “que decidan los chubutenses”.
No hay dudas sobre la validez de las respuestas. Sin embargo, la duda que cabe plantear es por qué, después de 15 años del No a la Mina, de que saliera la prohibición por ley, del debate de 2014 y de estos meses de reuniones públicas y privadas, la gran mayoría de los diputados provinciales aún no sabe o no contesta.
Qué dicen los habitantes de la meseta
Hay algo en que los promineros tiene razón: falta trabajo. En la meseta central de Chubut, donde asoma el proyecto Navidad de PanAmerican Silver, lo solemne del paisaje contrasta con las condiciones de abandono en la que viven sus habitantes. Es una ausencia de estructura. El mismo estado que conquistó el territorio de sus abuelos hace poco más de 100 años no despliega hospitales, escuelas y servicios públicos como lo hace en la costa o en la cordillera.
Esa ausencia se transforma en desidia cuando escasean el combustible para generar electricidad y la leña para calefaccionarse. La falta de trabajo en la zona hace cuesta arriba la vida en la estepa patagónica, una región donde las temperaturas del invierno superan los 20 grados bajo cero.
Hace años que reclaman presencia de la provincia para revitalizar el campo y el turismo, pero su poder de presión es proporcional al porcentaje de electores que representan. Según números de 2016 publicados por el Ministerio del Interior de la Nación, en una superficie que equivale a 635 veces la ciudad de Buenos Aires viven menos de 6000 personas.
La situación desesperante en que se encuentra la población llevó al intendente y a jefes comunales de los departamentos de Paso del Indio, Telsen, Gastre y Mártires a juntarse para buscar una solución. ¿Qué resolvieron? Pedir minería.
Desde la capilla María Inmaculada de Gan Gan, Antonio Sánchez, conocido como el padre Tono, hace una lectura poco mediatizada del tema: “A lo largo de estos años, las comunidades mapuche tehuelche junto con habitantes de Laguna Fría – Chacay Oeste, Pierre Mahuida, Los Pinos, Mallín de los Cual, Yala Laubat, Sierra de Huancache y El Escorial nos hemos manifestado en contra del Proyecto Navidad y toda actividad extractiva.Hemos denunciado la falta de consulta a las comunidades aborígenes de nuestra meseta”.
“Los jefes de las comunas y algunos intendentes hasta hace pocos meses estaban en silencio, separados, posicionándose cada uno de forma distinta y hasta distantes. Ahora todos impulsan la bandera de la megaminería y del extractivismo como solución a los problemas económicos de la provincia y como respuesta a la falta de trabajo”, cuenta el padre Tono. Afirma que los debates promovidos no han sido abiertos y que nunca pudieron discutir los impactos socioambientales de la actividad. “Se han vendido a la minera PamAmerican Silver y son sus mejores lobistas”, denuncia.
Si no es la minería metalífera, ¿qué alternativa ven? “No queremos que la meseta sea tierra de sacrificio para que otros vivan mejor. Preferimos poner todos nuestros esfuerzos en mejorar el campo, el turismo y buscar otros emprendimientos que nos aseguren trabajo digno y sustentable”, cierra.
Lo que se viene
Para algunos legisladores, el debate minero no se abrió hasta ahora por la urgencia del conflicto paritario docente. Para los mineros de Asijemin fue por “vicios” de políticos desprolijos. Si a los vicios se los entiende como corrupción, el anterior ministro de Economía de esta misma gestión sigue preso por coimas en la obra pública recientemente denunciadas.
Pero el antecedente provincial más escandaloso, quizás, vincula a políticos, multinacionales y extractivismo en una causa que se encuentra hoy en manos de la Justicia Federal: se investiga el pago de al menos 47 millones de dólares que PanAmerican Energy (PAE) habría entregado en 2007 al entonces gobernador Das Neves y a diputados provinciales. ¿El objetivo? Extender de forma anticipada el contrato de explotación del yacimiento Cerro Dragón, en Comodoro Rivadavia. La denuncia la hizo el diputado Eduardo Conde (UCR-Cambiemos), que para esta nota se manifestó en contra de habilitar la minería metalífera.
En esa línea comentó la diputada cordillerana Jacqueline Caminoa (UCR-Cambiemos): “No se pudo controlar la corrupción del gobierno de Mario Das Neves y hoy tiene medio gabinete preso, ¿vamos a controlar a PanAmerican Silver?”. Caminoa, al igual que su compañero de bloque, dijo que no a la zonificación.
Los antecedentes no son buenos y el panorama lleno de eufemismos que plantearon los mineros de Asijemin tampoco lo es. Mientras, la población se organiza. Para este sábado 28 -aniversario de la llegada de los galeses a la Patagonia- se espera una masiva marcha contra la megaminería en Rawson. Y en la web también se milita. Ya está circulando una campaña para pedirle a los diputados provinciales que rechacen el proyecto de zonificación. Parece que a veces, cuando las cosas se calman, no se calman nada.
Revista Crítica