Tras 24 años de vigencia, el Gobierno dio de baja por decreto la Ley Ovina, una herramienta clave para el financiamiento de pequeños ganaderos de la Patagonia.
El Gobierno Nacional firmó esta semana el certificado de defunción final de al menos 9 regímenes de fomento de la ganadería, entre ellos la Ley Ovina, que permitió durante casi 24 años a pequeños productores de la Patagonia poder acceder a financiamiento (ya sea por créditos blandos o por aportes no reintegrables) para hacer potreros, galpones, captaciones de agua o mejoramiento genético. señala ImNeuquen
“Se formalizó lo que ya venía ocurriendo en la práctica, porque al programa lo habían desfinanciado por completo”, comentó una fuente del Gobierno de Río Negro. Cuando nació, en el año 2001, se la dotó de un fondo de 20 millones de dólares anuales, lo que hoy representaría casi 24.000 millones de pesos.
En los considerandos del Decreto 408/2025, publicado el pasado miércoles 18 de junio, se aclara que “en este contexto, en el que las políticas del Gobierno Nacional se orientan a reducir la intervención estatal y a maximizar la eficiencia y eficacia en la gestión pública, se vuelve imperioso revisar aquellas funciones que pudieran resultar redundantes o superpuestas, con el fin de asegurar una asignación más racional, eficiente y focalizada de los recursos públicos”. Luego se destaca en el texto legal: “deviene menester proceder a la derogación”.
“En realidad, la Ley hacía como 6 meses que estaba muerta, porque no tenía más financiamiento”, admitió Héctor “Beto” Zamboraín, presidente de la Sociedad Rural de Maquinchao, donde se hace la expo ovina más grande de la Patagonia por el volumen negociado en los remates.
“Para nosotros fue una herramienta muy útil, que tuvo un manejo muy prolijo en Río Negro. Todo se canalizaba a través de las Sociedades Rurales, y salvó a muchos productores. Había que gestionar el crédito, y rendir cuentas”, explicó el dirigente. En el caso de los créditos para la compra de reproductores, “siempre fueron sin interés y a un año de plazo”.
Desde Neuquén también se lamentaron por la decisión, porque consideran que “fue una herramienta que permitió sostenerse a los productores chicos”, analizó el veterinario Joaquín Ferrería, organizador de la Expo Ovina de la Sociedad Rural de Neuquén.
Si bien aclaró que Neuquén y Río Negro tienen realidades muy diferentes en la producción ovina (“acá algunos años se presentaron muy poquitos proyectos, o ninguno”, aclaró), recordó que “cuando salió la Ley fue un fomento que tuvo muy buenos efectos”.
Pero aseguró que el sector necesita otro tipo de acompañamiento, para poder cambiar “las tecnologías de manejo” de las majadas. Porque hasta el momento “lo único que se logró fue estirar la agonía”, marcada por los bajos precios internacionales de la lana y el impacto de las prolongadas sequías en los campos de la región.
Un buen recuerdo para productores de la Patagonia
“Salió en una época en la que en el país no había crédito, entonces fue una financiación genuina”, recordó. En un primer momento los créditos eran con condiciones casi similares a un subsidio, porque el financiamiento –para compra de reproductores, por ejemplo– era a tasa cero, con un año de gracia y a pagar en cinco años. Pero más allá de garantizar la subsistencia de los pequeños ganaderos, “no se logró modernizar el manejo”.
Ferrería, de todos modos, aseguró que en Neuquén “aún quedan productores chicos que están funcionando bien”, y por eso se preparan para realizar el próximo mes de enero otra edición de la Expo Ovina de la Sociedad Rural de Neuquén.
Río Negro y Neuquén tienen realidades distintas en cuanto a la ganadería ovina. La primera tiene un rodeo de 1.100.000 cabezas, mientras que los 300 productores neuquinos tienen una majada que se ubica en torno a las 220.000 cabezas.
El último fondeo importante fue en el 2023, y a la Ley Ovina se le asignó en el Congreso Nacional un fondo de $302 millones, de los cuales unos 50 millones de pesos fueron destinados a Río Negro.
“Acá, por ejemplo, nos pagaban un análisis de lana por año por productor en los laboratorios del INTA. También sirvió para armar bancos de forrajes para el invierno, mejorar los predios, hacer perforaciones, y era un recurso que en Río Negro estuvo muy bien distribuido”, resaltó el presidente de la Rural de Maquinchao. A su criterio, “acá en nuestra zona se la va a sufrir y se la va a sentir mucho su ausencia”.