La conexión neuronal de ciertas áreas del cerebro durante la depresión es la principal causa del insomnio en personas que padecen esta enfermedad.
El ajetreado ritmo de vida que se ha extendido actualmente, en el cual hay que saber compaginar las duras horas de trabajo con una intensa vida social, hace que muchos deseen más que nunca esos momentos de descanso que suponen dormir. Las horas que pasamos en la cama suelen ser la mejor forma de reponer combustible y prepararse para otro día más. Pero, a veces, ese mismo ritmo que nos agota es el que nos impide recuperarnos: estrés, negatividad, depresión… Un nuevo estudio ha encontrado un vínculo neuronal entre la depresión y los problemas de sueño como el insomnio.
Un trabajo conjunto de la Universidad de Warwick (Reino Unido) y la Universidad Fudan (China) señala la existencia de una conectividad funcional entre las áreas del cerebroasociadas a la memoria a corto plazo, el ‘yo’ y las emociones negativas, derivando esta conexión en depresión y llevando, generalmente, a casos de falta de sueño o insomnio. Los profesores Jianfeng Feng, Edmund Rolls y Wei Cheng, junto a su equipo, analizaron los datos de cerca de 10.000 personas para comprender los mecanismos neuronales subyacentes a la relación entre depresión y calidad del sueño.
Conexiones neuronales
Durante los análisis de datos, los cerebros de aquellas personas que sufrían problemas de depresión presentaban un vínculo más fuerte entre el córtex prefrontal dorsolateral (asociado con la memoria a corto plazo), el precúneo (asociado al ‘yo’) y el córtex orbitofrontal lateral (asociado a las emociones y pensamientos negativos). Los investigadores creen que el aumento de la conectividad funcional en estas regiones concretas del cerebro proporciona una base neural para saber cómo afecta la depresión a la calidad del sueño. “Este estudio puede derivar en una comprensión más profunda de la depresión. Ahora sabemos que el córtex orbitofrontal lateral es una zona clave del cerebro en la que podrían centrarse nuevos tratamientos para esta enfermedad”, afirmó Edmund Rolls.
El insomnio y la ausencia de sueño se han convertido en algunos de los problemas más comunes del mundo, afectando a más de un tercio de la población mundial y que suelen estar relacionados con otras patologías como un aumento de la dependencia de dispositivos electrónicos. La depresión, por otro lado, es uno de los desórdenes más duraderos y extendidos entre la población según la Organización Mundial de la Salud, afectando a unas 216 millones de personas, un 3% de la población mundial.
Como señaló el profesor Jianfeng Feng, responsable del estudio, la relación entre depresión y sueño era conocida desde hace tiempo y ha sido corroborada por otros trabajos: el 75% de los pacientes que sufren depresión afirman tener problemas de sueño. Esta relación también ocurre de forma inversa, ya que las personas con insomnio (periodos de sueño irregulares y de corta duración) o problemas similares para dormir tienen más posibilidades de desarrollar síntomas de depresión o ansiedad que aquellos que duermen con normalidad.
El estudio de Warwick y Fudan ha identificado, por primera vez, el mecanismo neuronal que conecta ambas patologías y puede aplicarse a nuevos tratamientos contra la depresión que, al tratar las áreas del cerebro identificadas, permitirán mejorar la calidad del sueño.