El tiroteo tuvo lugar en el Jacksonville Landing, un centro comercial y de entretenimiento a la ribera del río St. Johns, en Jacksonville, una ciudad en el extremo noreste de Florida.
Ocurrió mientras se desarrollaba el torneo de videojuegos de la liga del football americano (NFL), llamado Madden NFL 19, en el restaurante GLHF Game Bar.
Complexity Gaming, uno de los equipos que participaba en el torneo, dijo que su jugador Drini Gjoka “resultó herido en un pulgar”.
“Nunca más en mi vida daré nada por sentado. La vida puede esfumarse en un segundo”, escribió Gjoka en Twitter.
Otros jugadores se volcaron a Twitter para relatar sus experiencias. “Tengo suerte de estar vivo, me siento mareado y estoy temblando todavía”, escribió @SirusTheVirus, quien se identifica como jugador Madden profesional. “No puedo creer que una bala golpeó la pared a mi lado. Ver cuerpos en el piso. Esto es una pesadilla total”.
“Me llevaron al hospital”, escribió otro jugador, @DubDotDUBBY. “Una bala me rozó la cabeza. Me siento bien, sólo tengo un rasguño en la cabeza. Trumatizado y devastado”.
“Epidemia nacional”
Este es el último de los numerosos episodios de violencia armada que tienen lugar en Estados Unidos, donde la tenencia de armas se debate constantemente entre quienes piden un mayor control de su venta y quienes defienden su derecho constitucional a portarlas.
El 14 de febrero de este año, 17 personas murieron y otras 17 resultaron heridas en un tiroteo en una escuela secundaria en Parkland, al norte de Miami. La masacre, una de las peores de la historia moderna estadounidense, atizó la discusión con una renovada energía.
David Hogg, uno de los sobrevivientes de Parkland que lidera ahora un movimiento nacional contra las armas, participaba en una protesta frente a la sede de Smith and Wesson en Springfield, Massachusetts, cuando recibió noticias de la masacre.
“Sabremos que no habrá un cambio hasta que lo exijamos en noviembre y después”, escribió Hogg, de 18 años, llamando a participar en las elecciones de noviembre para hacer contrapeso a los conservadores que apoyan a la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, en inglés).
“La violencia armada es una epidemia nacional”, escribió otra sobreviviente de Parkland, Delaney Tarr.
El Eco de Tandil