Se hacía llamar “David” y decía que era un enviado de Dios. Fue célebre porque embarazó a una nena de 12 años que era su hijastra y lo absolvieron por inimputable: tenía “delirios místicos”.
José Genaro Catalán fue encontrado autor y penalmente responsable del delito de abuso sexual doblemente agravado, por haber sido cometido contra una menor con acceso carnal a una menor de trece años, y aprovechándose de la situación de convivencia preexistente, en el marco de los artículos 45 y 119 tercer y cuarto párrafos, inciso t del Código Penal. Los magistrados se expidieron de esta manera, luego del juicio oral y público, donde se juzgó la conducta de esta persona que oficiaba de pastor, y sometió a una menor en Trelew, en el transcurso del mes de septiembre de 2010.
Tras la decisiòn de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el pastor evangélico desapareciò de la zona y luego de estar por varios lugares, fue halllado finalmente en la ciudad neuquina de Zapala, donde fue capturado y traido, nuevamente, a la ciudad de Trelew, donde debe purgar su condena.
La historia
Tras un proceso iniciado en 2012, el Ministerio Público Fiscal a través de la fiscal general jefa Silvia Pereira solicitó la orden de captura para José Genaro Catalán, un pastor evangélico que había sido condenado durante un juicio a ocho años de prisión de cumplimiento efectivo por abuso sexual agravado en perjuicio de una menor, en el marco del legajo fiscal 33373.
En fecha 28 de agosto de 2012 el tribunal colegiado integrado por los doctores José García, Fabio Monti y Ana Laura Servent condenó a Catalá a la pena mencionada, decidiendo mantener la prisión preventiva que había sido dispuesta durante el debido proceso, a partir de las pruebas colectadas. Pero el 4 de diciembre del mismo año, la cámara en lo penal conformada por Mónica Rodríguez, Florencio Minatta y Martín Montenovo, revocó la sentencia de mérito y dispuso absolver al acusado haciendo cesar la privación de libertad en forma inmediata.
Posteriormente, con fecha 21 de octubre de 2014 el Superior Tribunal de Justicia en las personas de sus miembros Jorge Pfleger, Alejandro Panizzi y Daniel Rebagliatti Russell confirmó la sentencia emitida por la cámara penal, tras lo cuál el Procurador de la provincia Jorge Miquelarena decidió interponer un recurso de queja por ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el que fue presentado el 6 de febrero de 2015.
Así, el 27 de febrero de 2018, los miembros de la Corte Suprema hicieron lugar a la queja y declararon procedente el recurso extraordinario dejando sin efecto el pronunciamiento apelado, ordenando que vuelva todo lo actuado al tribunal de origen a fin de que, por medio de quien corresponda, proceda a dictar un nuevo pronunciamiento.
De este modo, el 25 de abril de este año, y en atención a lo resuelto por la Corte Suprema se conformó el tribunal del Superior Tribunal de Justicia que debe conocer y resolver sobre estos autos y quedó integrado por los ministros Mario Luis Vivas, Miguel Angel Donet y Natalia Isabel Spoturno.
A tal efecto, desde el 2 de mayo se cursaron reiteradas citaciones a José Genaro Catalán, y pese a la labor llevada adelante por fuerzas de seguridad y del Ministerio de la Defensa tratando de dar con su paradero, todas las gestiones resultaron infructuosas. A partir de esa situación, la doctora Silvia Pereira solicitó la orden de captura y rebeldía, lo que fue dispuesto por el juez Marcelo Nieto Di Biasse, enviándose notificaciones respectivas a organismos y dependencias de todo el país.
La Brigada de Investigaciones de Trelew en coordinación con otras fuerzas, se logró dar con José Genaro Catalán en Zapala, provincia de Neuquén, procediéndose a su detención y su posterior traslado a Chubut.
El abuso
El episodio ocurrió en el barrio Planta de Gas de Trelew y la chica fue mamá de una nena a los 13 años. El fiscal del caso, César Zaratiegui, hoy es juez y sigue sin dudas de que el sujeto sabía lo que hacía.
En primera instancia, “David” fue hallado culpable de abuso sexual doblemente agravado: hubo acceso carnal y aprovechó la convivencia. La nena era sometida desde sus 12 años, cuando quedaban solos en una precaria vivienda del barrio Planta de Gas de Trelew. Era la misma pieza y la misma cama que “David” compartía con la mamá, con quien además ya tenía dos hijos. La víctima iba al 6º grado en la Escuela 173.
Zaratiegui decía a la prensa: “Estoy perfectamente convencido que este hombre sabía lo que hacía”. Para el primer tribunal era un albañil y pastor evangélico de vida familiar que no mostró alteraciones en el juicio. Comprendía lo que hacía a su hijastra.
En Cámara Gesell, la nena declaró: “Esto que me pasó son cosas del diablo”. José solo respetaba “las leyes de Dios”. Según pruebas de ADN, era el padre en un 99,9%.
Ante los primeros síntomas del embarazo, la madre pidió en la escuela que la nena no concurriera más a Educación Física. Cuando la panza se notó, los tres se mudaron a Paso del Sapo. Vivieron en una carpa y en un edificio que fue del Automóvil Club Argentino.
Una tarde un policía se dio cuenta de los 7 meses de embarazo. Preguntó quién era el padre. Le contestaron con evasivas. Se lo dijo a la Justicia. El pastor armó un bolso con ropa, zapatillas y un cepillo de dientes para esperar su arresto. Le dieron prisión domiciliaria. La beba nació en mayo de 2012.
“David” decía pertenecer a la Iglesia Pentecostal pero sin lugar fijo para predicar. En el juicio no habló. Siempre bien vestido y de corbata. “Puede tener un trastorno pero no alcanza para perturbar su juicio de la realidad”, señalaba el fiscal.
Los supuestos “delirios místicos” se conocieron en una pericia de la psiquiatra forense Carola Luguercho, propuesta por la defensa: le diagnosticó trastorno delirante y le impedía ser culpable. Los camaristas Mónica Rodríguez y Florencio Minatta lo usaron como argumento para darle el beneficio de la duda y absolverlo. La psicóloga Lidia Carrizo, en cambio, había dictaminado un trastorno esquizotípico de la personalidad, que no impedía juzgarlo.
Para la Cámara, este desacuerdo entre dos profesionales de la salud mental obligaba a dudar. Según los jueces “en sus respuestas se basa en cuestiones místicas”. Sus dos hijos tenían nombres bíblicos: Gedeón y Abigail. Basándose en el informe de Luguercho, dijeron que el hombre tenía un delirio sistematizado sin idea de la realidad. El sujeto, de 52 años, no entendía la criminalidad de sus actos. Quedó libre el 4 de diciembre de 2012.
Los ministros de la Sala Penal del STJ Jorge Pfleger (hoy jubilado) y Alejandro Panizzi avalaron la decisión de la Cámara en octubre de 2014. Sin embargo, el recurso de queja de la Procuración hizo dar un viraje al caso cuando la Corte Suprema lo avaló.
Hoy, José Genaro Catalán, alias David está encerrado
Diario Jornada