Daniel Schulman sumó experiencias que ayudarán a atenuar la problemática. Viajó junto a 10 profesionales de otras provincias argentinas. Futuras exposiciones en toda la provincia.
“Fue una experiencia muy enriquecedora. Y estoy seguro que podemos aplicarla acá. No es para nada imposible. Hay que sacar algunos prejuicios y fomentar la inversión”. Así definió el psicólogo Daniel Schulman su participación en el Programa de Capacitación de Tratamiento Diferencial para Agresores de Género realizado en la ciudad de Barcelona en el mes de noviembre. Schulman es integrante del Equipo Multidisciplinario de la Procuración General y fue precisamente por una gestión de su titular Jorge Miquelarena ante el Consejo de Procuradores y del área Política Criminal, del cual el procurador del Chubut es vicepresidente, que se dio la oportunidad de participación.
Del programa participaron también representantes de otras provincias argentinas como Córdoba, Mendoza, Río Negro y Santiago del Estero, entre otras. El programa fue llevado adelante por profesionales de esa ciudad de Cataluña y también integrantes de distintas organizaciones no gubernamentales (ONG).
“Uno se da cuenta que hay mucha inversión en ejecución penal. Y eso da los mejores resultados. Nosotros tuvimos la oportunidad de conocer una cárcel ubicada a 40 kilómetros de Barcelona donde están quienes cometen delitos de violencia de género. Allí uno se da cuenta de las diferencias en el tratamiento de esta problemática. Y ve los resultados: la baja del índice de la reincidencia que en definitiva es uno de los objetivos”, expresó el profesional.
“Allí se dividen los pabellones por delitos y por personalidad de los condenados, en función de la reeducación que también es algo por lo que se trabaja con intensidad. Se trabaja en espacios medio abiertos, con quienes tienen que cumplir una condena específica”.
Shulman agregó que “existe una formación teórica y otra práctica en cuanto a la violencia de género. Y se hace hincapié no solo en el delito también en la problemática que puede causarlo como lo son por ejemplo la droga y el alcohol”.
Contó que en el marco de las experiencias vividas durante el programa desarrollado durante 10 días en la ciudad condal hubo un cine-debate. Vieron una película sobre violencia de género y después se debatió entre los mismos presos. “Todas estas cuestiones que vimos hacen que el índice de reincidencia baje de manera importante. Uno ve más civilismo, más respeto por las leyes”.
Posibilidades de aplicación
Anticipó que “con todo el grupo que participó de esta experiencia se hará un documento o protocolo con parámetros comunes a para implementar todo lo que nos dejó el programa. Seguramente será general pero después cada uno lo adaptará a las realidades de su provincia. Seguramente aquí en Chubut haremos una prueba piloto como primer paso y después llevaremos la experiencia a toda la provincia. Trabajando con grupos sociales, entidades intermedias, ONG y las áreas de salud y educación. Solo se necesita de la decisión y obviamente también de inversiones”.
Schulman contó que también se realizó un análisis en cuanto al cumplimiento de la prohibición de acercamiento a la víctima ante un hecho de violencia de género. “Eso se debe respetar sin que haya excusas. Y quienes lo tienen saben que si no lo hacen van a la cárcel. Puede ocurrir (y aquí vivimos algunos casos) que la víctima sea la que se acerque. Me llamó la atención un caso que ocurrió en Barcelona. La víctima mujer se acercó a quien la había golpeado y el victimario llamó a la policía para avisar. Por eso hay un aprendizaje, tanto para los agresores como para las víctimas, clases teórico-prácticas”.
De acuerdo a la experiencia vivida, sacó algunas conclusiones importantes. Por ejemplo, nadie puede negarse a seguir un tratamiento. Quienes están presos no tienen momentos de ocio porque eso resulta peligroso. Por eso existen en la cárcel distintos talleres de trabajo como fabricación de autopartes, carpintería, costurería y hasta quienes hacen mantenimiento en el lugar. También hay módulos deportivos. Y no mezclan a los presos de distintos delitos. Tampoco los juntan con quienes ya están a punto de egresar para evitar que se logre un contacto con el exterior”.
La cárcel que visitó tiene capacidad para 1.800 internos. Y en ese momento había 1.500 entre los que se encontraban también extranjeros como marroquíes, bolivianos y un uruguayo entre otras nacionalidades.
Reparación económica
El integrante del equipo interdisciplinario de la Procuración dijo además que “muchos de los programas que se aplican tienen sus raíces en Canadá” e insistió en que “estas políticas se pueden aplicar aquí porque hay un excelente recurso humano. No es imposible hacerlo, sólo hay que invertir. La experiencia que nos dejó es que realmente se resocializa al sujeto que cometió un delito de violencia de género. Se trata de detectarlo en la primera transgresión para comenzar a modificar su conducta antes que la problemática se agudice”.
Y dio un detalle muy importante: “Las sentencias condenatorias no son solamente penales. También son civiles. Es decir que el victimario tendrá que pagarle a la víctima de acuerdo al daño que le provocó. Hay una valoración económica según el trastorno provocado”.
Y finalmente insistió en que “fue una experiencia muy enriquecedora, importante para agregar a todo el trabajo que se viene realizando desde la Procuración del Chubut. Estoy convencido que todo esto se puede aplicar acá y que dará los resultados esperados”.