Una veintena de prestadores de alojamiento, gastronomía y excursiones se autoconvocó ayer para evaluar la temporada y tomar medidas para atraer un porcentaje de los visitantes a la Comarca Andina.
Jaqueada por el brote de hanta virus, esta comunidad de 4 mil habitantes intenta volver rápidamente a su principal actividad económica: el turismo. Una veintena de prestadores de alojamiento, gastronomía y excursiones se autoconvocó ayer para evaluar la temporada y tomar medidas para atraer un porcentaje de los visitantes a la Comarca Andina, cuya capacidad hotelera ya está superando el 80% de ocupación sobre las casi 9 mil camas disponibles.
“La actual situación nos afectó, incluso hubo desinformación entre nosotros, pero hoy está bastante controlada y es importante que la gente de afuera sepa que nuestra vida es normal, seguimos siendo el pueblo tranquilo de siempre”, evaluó Walter Rodriguez, dueño de un complejo de cabañas.
“Aquí las actividades al aire libre se pueden desarrollar sin problemas, con las precauciones correspondientes porque esta enfermedad es endémica en todo el corredor cordillerano”, agregó.
Asimismo, reveló que otra de las preocupaciones del sector está enfocada “en la mala prensa que tienen los casos de hanta virus. Hay cuestiones en las redes sociales que no podemos controlar, ojalá todos se remitan a los partes oficiales y escuchen a los que saben”.
“Felicito a los prestadores turísticos por esta iniciativa de juntarse y comenzar a remontar la cuesta”, precisó a su turno el intendente Antonio Reato. “Epuyén vive del turismo y es alentador que comencemos a buscar alternativas. En el aspecto sanitario, hay más de 30 personas trabajando todos los días en terreno, aunque la realidad nos muestra que estamos en medio de una temporada difícil y este sector está a la altura de las circunstancias. Estoy convencido de que vamos a salir muy rápido de esta coyuntura. Hoy el ánimo es de esperanza”, aseveró.
Por su parte, el vicepresidente de la Cámara Argentina de Turismo, filial Chubut, Miguel Sosa, graficó que en Epuyén “hay espíritu de superación y toda la comarca está acompañando”.
Enseguida reiteró que “en esta región la actividad turística es absolutamente normal, sigue entrando gente a pesar del mal clima hasta el jueves. Todos están disfrutando de nuestros lagos y servicios”.
Marcó además que “el desafío del sector privado por estos días es revertir la mala prensa que hay sobre esta cuestión. Hay consenso zonal para aportar herramientas en tal sentido”.
A la hora de potenciar sus recursos turísticos, el principal atractivo de Epuyén es su espejo lacustre, a cuyas márgenes está el Parque Municipal Puerto Bonito, al pie del cerro Pirque y dentro de la Reserva Forestal de Usos Múltiples Lago Epuyén, que abarca unas 30.000 hectáreas.
Trekking, avistajes, artesanías, deportes náuticos y gastronomía, son algunos de los atractivos del lugar.
Los lugareños aseguran que las aguas del lago Epuyén “son las más cálidas de la cordillera”, quizás por la ausencia de glaciares en su cuenca. Lo cierto es que cientos de vecinos y turistas disfrutan a diario de las playas del Parque Municipal Puerto Bonito, donde además se pueden realizar caminatas que llevan a conocer lugares jamás imaginados como El Chalet, una construcción abandonada por un colono alemán que se enfermó y jamás volvió, hoy en ruinas y con una playita de arenas blancas a disposición.
O trepar hasta el monasterio de unos “extraños monjes ermitaños” que habitaron el filo de la montaña del paraje Planicie Chica hasta 1997 y bahía Las Percas, donde siempre está la posibilidad de pescar una buena trucha. Además, justo frente a Puerto Bonito está la Piedra Pintada (pinturas rupestres de 1500 años), que testimonia el paso de las tribus tehuelches en su derrotero de la meseta al mar.
Con un rato más de tiempo, otra propuesta interesante de trekking es llegar hasta La Condorera, ubicada sobre el cerro Pilche, que constituye el lugar ideal para el avistaje de los cóndores en su hábitat natural y que, ignorando por completo la presencia humana, planean sobre los visitantes. El acceso es pavimentado y queda a 7 kilómetros de la Ruta Nacional 40 y del casco urbano de Epuyén. Se ubica en un área protegida de 33 hectáreas que son de uso diurno, donde no se puede acampar y solo se permite hacer fuego en los fogones construidos.
El dato significativo, sobre todo para los más jóvenes y osados, es que el lago cuenta allí con unos acantilados “espectaculares para las zambullidas”. Además, si decide quedarse, a pocos metros está la Villa del Lago, con oferta de cabañas, hosterías y restaurantes con calificados chefs. Este espejo lacustre está rodeado por los altos picos de los cerros Pirque, Pilche, Epuyén y Derrumbe, con sus laderas cubiertas por cipreses, coihues, lengas, notros, radales y maitenes.
Diario Jornada