El conocido viral de Facebook, Twitter e Instagram podría tener una connotación desconocida: entrenar los sistemas de reconocimiento facial de las grandes compañías del mundo.
Un reto que se hizo viral en los últimos días en las redes sociales (desde Facebook hasta Twitter e Instagram) generó también un alerta en muchos especialistas que creen que detrás de esto puede haber algún otro interés más allá de generar una distracción para los usuarios.
El meme consta de incentivar a los usuarios de las distintas redes a compartir fotografías de ellos comparando una foto del 2009 con otra del 2019. El hashtag #10yearchallenge se ha popularizado rápidamente en cuestión de días. Sin embargo han nacido dudas de cuál es realmente el objetivo del reto, pues este experimento podría estar destinado a entrenar sistemas de reconocimiento facial.
Kare O’Neil, editora de Wired, ha publicado en su Twitter personal cómo este reto en redes sociales puede tener como objetivo uno muy distinto a la de divertirnos haciendo memes y comparaciones de cómo éramos y ahora somos. La postura no es nada descabellada, pues todas las imágenes que los usuarios de las redes sociales han compartido ahora están al acceso de todos los sistemas de reconocimiento facial.
No existen pruebas que estas fotos se hayan usado con este propósito, pero sí puede generar perspicacias ya que Facebook lleva varios años haciendo este tipo de experimentos, y sus escándalos en relación al uso de la información privada de sus usuarios abundan.
Claramente, también hay argumentos para pensar que esto no es así, pues en el año 2009 ya existía Facebook, y es probable que muchas de las imágenes que fueron publicadas por este viral ya estuvieran en Internet,. Sin embargo, es verdad que en los últimos años el crecimiento de las redes sociales ha sido impresionante, por tanto gran parte de los usuarios que se sumaron al viral, ingresaron estas nuevas fotografías por primera vez. Los mismos usuarios de las redes sociales han etiquetado y clasificado sus rostros y los años de las imágenes de forma precisa, algo que a un algoritmo le costaría hacer, pues la gente no publica imágenes de alguien que se parece a ellos, si no sus propios rostros.
Estas comparaciones son información valiosa para aquellos que entrenan los sistemas de reconocimiento facial, alertan los especialistas en redes sociales.
Diario Jornada