Una vez más las calles de París y otras ciudades tienen como protagonistas a miles de manifestantes, rodeados de enormes operativos policiales.
Los «chalecos amarillos» se movilizaron por novena vez en las calles en París y otras ciudades de Francia este sábado en contra de la política del gobierno, que ha desplegado 80.000 policías en todo el país para evitar nuevas escenas de violencia.
Miles de personas se manifestaban con calma a media jornada con el típico canto de «Macron dimisión», constató la AFP. En París, la movilización comenzó a las 11, desde el ministerio de Finanzas con destino al Arco del Triunfo, en uno de los extremos de los Campos Elíseos, donde en pasadas protestas hubo enfrentamientos con la policía.
Unos 5.000 policías antidisturbios están movilizados en la capital, donde han realizado una veintena de detenciones a primeras horas del día.
Los operativos también constan de cierre de calles, disminución en el recorrido de los subtes y vehículos blindados en la plaza donde se encuentra en Arco del Triunfo, uno de los lugares más representativos de París y que hace unas semanas fue sede de un conflicto entre los “chalecos amarillos” y la policía. Las autoridades prohibieron manifestaciones en el centro histórico de la ciudad y cerraron museos, parques y edificios públicos.
«Vinimos a París para hacernos escuchar», dijo a la AFP Patrick, un manifestante de 37 años, que viajó a la capital desde Savoya (este).
Alrededor de 1.200 manifestantes comenzaron a congregarse en la ciudad de Bourges, donde se convocaron protestas debido a su situación geográfica en el centro del país.
«Queremos demostrar nuestra unidad en el corazón de Francia», explicó Priscillia Ludosky, una figura de los «chalecos amarillos».
«Esperamos medidas concretas, los anuncios de Macron son migajas que pagan los contribuyentes. Nos pide hacer esfuerzos, pero son ellos los que deben hacerlos, hay tantos abusos y privilegios entre los políticos», denunció Carole Rigobert, una mujer de 59 años acompañada por su marido.
Hace menos de 24 horas, el Presidente Emmanuel Macron desató una nueva polémica al declarar que «los problemas por los que atraviesa nuestra sociedad se deben a veces a que demasiados de nuestros conciudadanos piensan que podemos conseguir» algo «sin esfuerzo».
Violencia
En este contexto tenso, el prefecto de la policía de París, Michel Delpuech, dijo temer que las protestas de este sábado sean «más radicales» que hace una semana.
«Observamos semana tras semana una tendencia hacia un comportamiento cada vez más violento», apuntó Delpuech. Estos grupos tienen en el punto de mira los «lugares de poder», añadió.
El dispositivo de seguridad de este sábado responde a este miedo con 80.000 efectivos en todo el país. «Los alborotadores deben entender que no pueden seguir tomando como rehenes a los habitantes de los centros de las ciudades», declaró el secretario de Estado al Interior, Laurent Nuñez.
También se esperan manifestaciones en Burdeos, Marsella, Toulouse, Lyon, Estrasburgo, Lille, Nantes y Rennes. Los manifestantes prevén además cortes de carreteras y han lanzado llamados a retirar dinero de bancos.
El movimiento de los «chalecos amarillos», llamados así porque usan esa prenda para salir a protestar, empezó como una manifestación contra el alza del precio de los combustibles, pero ha derivado en una revuelta contra las políticas del gobierno de Macron.
Para intentar calmar los ánimos, el mandatario ha anunciado una serie de medidas, valoradas en 10.000 millones de euros, para aumentar el poder adquisitivo y reducir la presión fiscal, que incluye el aumento en 100 euros del salario mínimo. Pero esto no ha impedido que la movilización continúe.
Desde el inicio de las manifestaciones 10 personas han muerto en accidentes relacionados con las protestas y más de 1.600 han resultado heridas.
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