Finalizó la ronda de testigos y el próximo lunes el fiscal, el querellante y el defensor realizarán los alegatos en la etapa final del juicio oral y público en el que se encuentra imputado un marinero que en marzo del año pasado, luego de consumir alcohol y cocaína, produjo un accidente de tránsito que provocó la muerte de una enfermera de la ciudad de Rawson.
En la última jornada de testigos, declaró el imputado Gabriel López. Dirigiéndose el Tribunal y especialmente mirando al esposo de la víctima Sandra Méndez, pidió perdón por las consecuencias del accidente y expresó que no vio al auto que conducía la mujer porque “seguramente el sol de frente me produjo somnolencia”.
En la última jornada también declaró el médico Oscar Giovanelli, a cargo del área de emergencias del Hospital Santa Teresita de Rawson que junto a otro médico y tres enfermeros intentaron reanimar a la mujer que llegó en la ambulancia en estado agónico. Giovanelli también habló en profundidad y con un gran conocimiento profesional acerca de las consecuencias del alcohol y la cocaína en conducta de las personas.
López dijo que “hace mucho tiempo que tenía ganas de hablar. Lamento mucho haber provocado este accidente y pido perdón al señor Thomas y a su hija. Sé qué es difícil porque comprendo su dolor. Daría mi vida por volver el tiempo atrás. Es lo que siento y todos los días hablo con Dios. No tuve la intención de hacer mal a nadie y cargaré con esta culpa toda la vida. Tengo 8 hijos y el más chico no sé si me va a conocer cuando salda de la cárcel. No me considero mala persona. Tengo una pena enorme por haber causado este daño irreparable. Les pido a los jueces que tengan consideración porque soy una persona decente, con los defectos como los tiene cualquiera. Llevo un año y dos meses encerrado y convivo con gente peligrosa. Toda la vida voy a pedirle perdón al señor Thomas”, indicó mirando al esposo de la víctima.
Respecto al momento de la colisión dijo que “mucho no recuerdo del accidente. Venía despacio. Había un sol molesto de frente, medio en diagonal. Venia escuchando lentos internacionales. De golpe se me puso todo en blanco y sentí que arrastraba algo. Lo blanco eran los airbag. Después se me acercó el hombre al que le abrí la puerta. Quise ayudar en el otro auto pero me pidieron que me quede sentado esperando. No recuerdo nunca haber visto al coche de la señora. Calculo que el sol me provoco una somnolencia y me encandiló. Si hubiese podido evitarlo los hacía. Np soy mal conductor ni mala persona. Siempre en mi casa hemos vivido bien, de mi trabajo. Ahora mi esposa limpia casas y mis ocho hijos sé que tienen hambre. Le pido al señor Thomas que no se llene el corazón de odio”, expresó en la parte final de su exposición.