El Centro de Formación ubicado en el barrio Pueyrredón tiene una matrícula cercana a los 1000 estudiantes y brinda una amplia oferta de capacitaciones gratuitas durante los tres turnos. Tornería, gasista, corte y confección, gastronomía y auxiliar administrativo, son algunas de las propuestas que reciben gran demanda.
Apenas uno traspasa la puerta del Centro de Formación Profesional (CFP) Nº 652, de Comodoro Rivadavia, el clima de trabajo se siente. También, el entusiasmo y las ganas de superación en cada uno de los cerca de 1000 estudiantes que componen su matrícula.
Dentro de las aulas y de los talleres del enorme edificio ubicado en el barrio Pueyrredón, hombres y mujeres de Comodoro Rivadavia, y de localidades cercanas, dan vida a esta propuesta formativa, pública y gratuita, que brinda el Ministerio de Educación del Chubut.
“Estoy convencida de que la educación es la mejor herramienta para superarse. Los cambios que se producen son asombrosos y es una enorme felicidad cuando nuestros estudiantes vuelven para contarnos que consiguieron trabajo”, dice Mirta Gallardo, con una larga trayectoria en la formación profesional y desde hace cuatro años, directora del CFP 652.
El Ministerio de Educación coordina el funcionamiento de 12 CFP en la provincia: en Rawson, Puerto Madryn, Comodoro Rivadavia, Trelew, Gaiman, Esquel, Epuyén, Lago Puelo, Río Mayo, José de San Martín, Trevelin y Sarmiento estos espacios brindan una nutrida oferta que siempre recibe respuesta de la comunidad.
“Esto que se respira en los Centros de Formación es la mejor expresión de lo que es la educación: docentes y alumnos comprometidos, un Estado que brinda los recursos para que los procesos de enseñanza y aprendizaje se conviertan en la mejor herramienta para el desarrollo de nuestros ciudadanos”, destaca Leonardo De Bella, ministro de Educación, tras la visita al CFP.
Oferta formativa
En la sede del barrio Pueyrredón y en sus anexos, los estudiantes pueden capacitarse en carpintería, soldadura, tornería, electricidad, auxiliar administrativo, gastronomía, gasista, operador de PC y telar, por citar algunas de las 20 propuestas existentes en los turnos mañana, tarde y noche.
Yoel Loarte tiene 37 años. Aunque trabaja todos los días de 8 a 17, al final de la jornada se hace un tiempo para estudiar: es alumno de la capacitación de gasista domiciliario. El año último obtuvo en el CFP el diploma como electricista industrial y mientras cursa por segundo año consecutivo, ya piensa qué otro trayecto tomará.
“Trabajo con mi padre en el sector de la construcción todos los días; en este momento estoy haciendo tareas de pintura con texturado. Termino de trabajar, paso un rato por casa para comer, ducharme y después me voy a cursar durante la noche. Se hace un poco cansador, pero sin sacrificio no se logra nada”, destaca.
Para Yoel, que llegó de Perú hace nueve años, formarse es fundamental para progresar y para ser independiente. “Mientras más cosas uno aprenda, mejor. Capacitarme me sirve a mí, para tener más posibilidades en el mercado y para ser bueno en lo que hago. Por eso yo recomiendo siempre que vengan al Centro”, comparte.
Buscar trabajo
“Todos los cursos que ofrecemos tienen amplia demanda. Quienes se acercan saben que la posibilidad de conseguir un empleo o tener movilidad laboral o un mejor salario está directamente en relación con la capacitación. Es muy gratificante ver cómo se dedican a conseguir sus metas”, reconoce la directora.
El CFP no solo recibe a quienes concurren en busca de herramientas que faciliten su inserción o readecuación laboral, sino también a estudiantes de las escuelas 718, 738, 732, 754 y 766 (todas de la modalidad Educación para Jóvenes y Adultos) que previo a terminar su instrucción secundaria deben realizar uno de los cursos formativos.
“De esa manera tienen una doble titulación: el secundario y la certificación en algún oficio, según la orientación de su escuela. Ellos se dan cuenta que para conseguir un empleo necesitan algo más que el título secundario y aprovechan esta oportunidad que se les brinda”, cuenta Gallardo.
Claudio Cedrón es uno de los más de 30 profesores que alientan, inspiran y guían todos los días a los estudiantes. “Los que vienen llegan con el objetivo muy claro: insertarse en el mercado laboral o realizar algún proyecto personal. Para los docentes el clima que se genera en las aulas es muy motivador, los estudiantes tienen toda su energía puesta en la certificación como puente hacia una vida mejor, de trabajo y crecimiento”, indica.
Cedrón subraya el impacto positivo que tiene el CFP en la comunidad de Comodoro Rivadavia y zonas aledañas. “La industria petrolera sigue siendo el sector de donde proviene la mayor cantidad de búsquedas laborales. En muchos casos llegan con la decisión de certificar determinado curso, como el que de tornería, porque quieren trabajar en el petróleo”.
Rol social
Pero el CFP no solo cumple un rol social como espacio de formación, sino también da respuesta a demandas sociales. En 2017, tuvo un rol invalorable tras la furiosa inundación que conmovió a Comodoro. Mientras sus instalaciones fueron utilizadas como Centro de Evacuados durante dos meses, los profesores en los talleres construían sillas, mesas y mesones y cubrían las paredes para protegerlas de las chispas de las amoladoras que los alumnos utilizarían cuando el lugar volviera a la rutina.
Además, los alumnos del taller de soldadura construyeron para los vecinos de los barrios Pueyrredón y Juan XXIII compuertas con insumos donados por YPF.
“Las familias de la zona quedaron muy impactadas por lo vivido. Una mañana una señora se acercó para pedir si le podíamos hacer una compuerta para colocar en el perímetro de su casa y no inundarse más. Los alumnos terminaron haciendo 60; fue una experiencia muy movilizadora para ellos”, recuerda con gratitud Gallardo por la solidaridad de los estudiantes y se reconforta recordando a quienes transitaron por sus aulas y lograron mejorar su calidad de vida.