Un hilo delgado, pero firme, anuda la química con un mojón fundacional de la historia del país. Un estudio científico reveló que la primera bandera argentina es de color azul índigo. Esa tonalidad eligió Manuel Belgrano para teñir los lienzos de una de las dos enseñas que ocultó en Bolivia, después de que el Ejército Auxiliar del Alto Perú cayera en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma, en 1813.
Además, los científicos constataron que el primer estandarte patrio no era de guerra. Por sus dimensiones -mide 2,25 x 1,60 metros- era para ceremonias. Más revelaciones que confirma esta investigación realizada en el Centro de Química Inorgánica “Dr. Pedro J. Aymonino” (Cequinor) integrado por profesionales de la UNLP y el CONICET: la bandera fue confeccionada en 1812 con una seda que se corresponde con un tafetán utilizado a principios del siglo XIX en Europa. Entró al puerto de Buenos Aires desde Amiens, al norte de Francia y el paño tenía dos franjas horizontales blancas y una central de color azul oscuro.
CCarlos Della Védova, investigador superior del CONICET, viajó a Sucre para iniciar la investigación hace dos años. (Foto: Mauricio Nievas)
Los resultados de los análisis espectroscópicos y químicos se publican desde este jueves en la revista científica «ACS Omega» y permiten corroborar los materiales y los colores usados en esa pieza que se conserva hasta hoy en la Casa de la Libertad de la ciudad boliviana de Sucre, junto a los restos de Juana Azurduy.
Carlos Della Védova, investigador superior del CONICET, viajó a Sucre para iniciar la investigación hace dos años. (Foto: Mauricio Nievas)
El trabajo se inscribe en una nueva disciplina de investigación: la espectrohistoria, que ayuda a desentrañar controversias de carácter histórico en base al rigor científico. Carlos Della Vedova, investigador superior del CONICET, director del CEQUINOR y primer autor del trabajo, viajó hasta Sucre para empezar el trabajo hace casi dos años. Llegó hasta una capilla del paraje Titiri, a 4.350 metros sobre el nivel del mar, cerca de Macha, donde Belgrano puso a resguardo la bandera después de las expediciones. Fue el primer paso.
Luego de un acuerdo con la embajada de Bolivia, accedió a una muestra mínima del lienzo, para analizar. Junto con Lorena Picone y Rosana Mariel Romano, investigadoras del Conicet y docentes de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP, constataron la composición química del pabellón patrio y determinaron el origen del colorante utilizado.
El general Belgrano, respaldado por las victorias que había obtenido frente a los realistas en las batallas de Tucumán y Salta en septiembre de 1812 y febrero de 1813, emprendió camino hacia Potosí. Un año antes, a orillas del Río Paraná, el por entonces jefe del Regimiento de Patricios había enarbolado por primera vez la bandera argentina, a la que luego juraría fidelidad en Salta, a los márgenes del Río Pasaje (hoy denominado Juramento por ese episodio histórico).
En la retirada luego de los tropiezos de Vilcapugio y Ayohuma, Belgrano le indicó al coronel Cornelio Zelaya que ocultara las dos banderas que llevaban para evitar que se conviertan en trofeos de los enemigos. Así, fueron guardadas con ayuda del párroco local Juan de Dios Aranibar en la iglesia de Titiri. Setenta años después, en 1883, fueron halladas: una, la de Macha, y la otra –se la conoce como la Bandera de Ayohuma– que está actualmente en el Museo Histórico Nacional del parque Lezama.
Fragmento analizado para detectar qué materiales se usaron en la primera bandera de Belgrano. (Conicet La Plata)
“En las alturas de Bolivia obtuvimos unas pequeñas hebras que permanecían en los paños donde se la conservó en la Iglesia de Titiri. Son trozos de poco más de un centímetro. Apenas un filamento, que nos permitió hacer los estudios», reconoció a Clarín, Carlos Della Védova.
Bandera de Macha. (Conicet La Plata)
“Nosotros teníamos algunas ideas iniciales respecto de cuáles podían ser los posibles colorantes con los que se había teñido la bandera, tomando en cuenta aquellos que eran más accesibles de conseguir en aquella época. Pudimos establecer y precisar la clase de planta de la que se extrajo el colorante«, aclaró el científico.
Para el estudio de las hebras obtenidas, los expertos recurrieron a distintas metodologías que permitieron dar la pauta de color, composición y tipo de tela. “Uno de los problemas para determinar el colorante empleado es que la bandera no tiene actualmente su color original, como pasa con cualquier tela añeja. En este caso más aún porque hablamos de una que tiene más de 200 años”, reconoció Romano. “Entonces tuvimos que combinar técnicas y equipamiento, desde lo más sencillo como análisis químicos hasta fluorescencia de rayos X y espectroscopía Raman”, explicó.
Probablemente María Catalina Chavarría de Vidal, la ciudadana porteña a quien la Primera Junta le encargó la confección de la bandera, utilizó el índigo, un colorante natural, para teñir la seda. Los expertos concluyeron que el colorante empleado proviene de Europa y no de Sudamérica o de India. “Además del color azul, validamos que es de seda, estudiamos el diámetro de la hebra –es de 12 micrometros, lo que se corresponde con el valor del material-, y por el entramado observamos que se trata del tipo de tejido conocido por su confección como tafetán”.
El paso del tiempo hizo que la bandera pierda su apariencia original y su estado de conservación vuelve difícil la determinación del color actual a simple vista. ¿Por qué, por ejemplo, a la bandera de Tucumán se la ve verde? “Por el efecto de la fotoevolución de los componentes de la seda. Es decir su contacto con la luz da origen a sustancias amarillentas, y al mezclarse con el azul original la tela se va tornando verde”, explica el investigador.
¿Y cuánto queda de azul índigo en el paño de la bandera de Macha? “La concentración actual del colorante está en una proporción similar a 0,4 gramos en un tanque de mil litros de agua. Significa una concentración muy pequeña que sólo puede ser hallada gracias a la sensibilidad del equipamiento empleado. El espectrómetro nos proyecta una foto exacta del color original, más allá de que ahora se encuentre diluido y atenuado”, aseguró el director del centro de estudios.
El 27 de febrero de 1812 Belgrano izó por primera vez el pabellón a orillas del Río Paraná. Meses después, en 1813, partió hacia Vilcapugio y Ayohuma. “Podemos asegurar que los paños debieron entrar por el puerto de Buenos Aires. Y por su tamaño –alrededor de 2 metros– no se trataba de un gallardete o bandera de guerra sino que se empleaba en actos o ceremonias importantes».
Esto sostiene la hipótesis de que la Bandera de Macha podría ser la primera, aquella que se izó a orillas del Paraná, en la actual Rosario. Es el hito histórico que se asocia a la conmemoración de hoy, 20 de Junio, que coincide con el último día de vida de Manuel Belgrano.
Clarin