Fue el día en el que ellas, las chicas de la selección femenina de fútbol , empezaron a cumplir un sueño. Y habría una sorpresa especial: conocer nada menos que a Lionel Messi .
Mariela Coronel se levantó a las 8.30 para desayunar. Abrió los ojos, salió de la cama, apoyó primero el pie derecho y después el izquierdo, caminó hacia la ventana y corrió la cortina para que entrara la luz. Recordó su primer Mundial, en 2003, cuando fue a China con la Argentina: tenía 2 años y a la selección no la seguía nadie. Hoy, con 37 y ya dos Copas del Mundo en su currículum, reflexionó que la experiencia le daba tranquilidad. A esa hora todavía no sabía que en el aeropuerto iba a haber un grupo de familiares con banderas para despedirlas y un puñado de medios para hacerles entrevistas.
Minutos antes de las 9, en una habitación cercana a la de Mariela, Gabriela Garton amaneció exaltada: «¡Es hoy» -se dijo- ¡Hoy viajamos al Mundial!». La arquera nacida en Estados Unidos sintió que llegó el momento: después de nacionalizarse y de transformar su tesis de doctorado en libro («Guerreras, fútbol, mujeres y poder» ya está en las librerías) la socióloga y becaria del Conicet sintió que había llegado el momento. El tiempo de debutar en un Mundial con la patria que eligió.
La misma bandera prefirió Natalie Juncos, defensora, también estadounidense y argentina por adopción. Si como canta Calle 13, quien no quiere a su patria no quiere a su madre, Natalie ya demostró su amor y su fidelidad. La hija de los nadadores olímpicos Valentina Aracil y Luis Juncos se recuperó de una rotura de ligamentos cruzados y lo logró: estará en Francia con la camiseta de Argentina.
Es tiempo de reconocimientos para las mujeres que juegan al fútbol. Esta selección es la primera que tuvo una ropa diseñada especialmente para el viaje. Ayer vistieron unos trajecitos azules con una remera blanca que, al margen de los gustos, ya marca una diferencia con los equipos de gimnasia tres talles más grandes que usaron para todos los campeonatos anteriores. Es la primera que tendrá sponsors y la primera que se encontró con el combinado masculino en el predio de la AFA.
Allí se entrenaron ayer por la mañana Lionel Messi, el Kun Agüero y compañía: quienes gozan del privilegio del profesionalismo, los estadios llenos, la predisposición absoluta de hinchas, periodistas y dirigentes. Ellos fueron el imán. Las futbolistas fueron a observar su práctica, salvo Agustina Barroso, Juncos, Coronel, Aldana Cometti y Estefanía Banini, que se quedaron un rato haciendo trabajos en el gimnasio.
A Mariana Larroquette, delantera de UAI Urquiza, le llamó la atención que ellas se entrenan más tiempo. Las selfies y los videos de ellas con ellos invaden las redes sociales de las chicas. El almuerzo tuvo un menú variado: hubo pastas, arroz con verduras, carne, tartas, ensaladas y otras guarniciones. Todos y todas hicieron la fila para servirse y después sentarse en la mesa.
El primero en decir unas palabras fue Lionel Scaloni, el DT de los varones. Después habló Carlos Borrello, entrenador de las chicas. Sergio Agüero se levantó de su silla para desearles suerte. Lionel Messi también: les dijo que disfrutaran esta experiencia hermosa que sólo puede vivirse cada cuatro años y mencionó la lucha que ellas vienen dando. Les deseó que aprovecharan cada momento para pasarla bien.
La capitana Estefanía Banini, protagonista de la lucha de este equipo por la igualdad, puso palabras que dan cuenta de algunas de las conquistas: «Nosotras soñábamos con una federación así, que fuera como una familia. Realmente estamos en ese camino. Hay que seguir porque todavía queda mucho por hacer», dijo la jugadora de Levante, de España.
Messi fue quien se quedó más tiempo para poder hacer una foto con cada una. Banini, la 10, seguramente no le comentó que a ella muchos medios no la llaman por su nombre: le dicen «La Messi», un poco porque es crack y otro poco porque no logran soltar el patriarcado. Banini repite que admira a Messi y que todo bien con él, pero que ella se llama Banini: es decir, que lo que no se nombra no existe.
De los nervios, algunas jugadoras no lograron comer nada. Gaby Garton dijo que sintió un nudo en el estómago. Otras jugadoras no se animaron a servirse el postre: los varones no comieron mucho y sintieron vergüenza.
Yael Oviedo, actual delantera de Rayo Vallecano español, nacida en Concordia, Entre Ríos, le pidió al jugador del Barcelona grabar un video con un saludo para Marita, su mamá, y Tata, su papá. Inmediatamente después Yael lo envió por Whatsapp al grupo familiar sin saber que en el aeropuerto de Ezeiza estaba su familia para despedirla, como una sorpresa.
Llegaron con una bandera argentina con una leyenda: «Esfuérzate y sé valiente, Dios está con vos». Cuando se vieron, se rieron y se abrazaron. Ellos habían salido a las 8 de la mañana desde su provincia para estar ahí, en la estación aérea y con la selección argentina: el intendente Enrique Cresto les puso una combi de la municipalidad para que ellos también cumplieran su sueño.
En Ezeiza también estuvieron la familia de la rosarina Virginia Gómez, la sobrina de la arquera Solana Pereyra, y la de Adriana Sachs, que viajó en banda desde Libertad, Merlo. A la defensora de la UAI le hicieron una bandera entre sus seis hermanos, sus padres, su novio y sus cinco sobrinos. Eran los encargados de cantarles a las pibas en Ezeiza.
También arengó la familia de Eliana Stábile, que llegó desde Pontevedra, ahí donde la Zurda comenzó a patear la pelota desde los 7 años pese a que mamá Graciela le decía que «las nenas no juegan al fútbol». Graciela ya se arrepintió de aquello y ahora es fan: tiene la camiseta de Argentina puesta, al igual que Jorge, su marido, y los ocho hermanos de la lateral por izquierda.
Rosa, la mamá de Aldana Cometti, también hizo una bandera alusiva. Una celeste y blanca que tiene la frase que su hija escribió en un cuento en «Pelota de Papel 3»: «Cumple sus sueños quien resiste».
Lorena Benítez, la 10 de Boca, aprovechó para despedirse de sus mellizos: Renata y Austin Ezequiel nacieron hace unos días. Su pareja, Verónica, los llevó para que saludaran a todo el equipo. «Son nuestros sobris», dijo Mariela Coronel.
Antes de embarcar rumbo a Europa y a todos los sueños juntos, a Banini le preguntaron a qué iba esta selección al Mundial de Francia, cuál era el objetivo del equipo. «Hoy cuando me levanté pensé que nosotras vamos a Francia a medirnos. A ver dónde estamos. Nos toca jugar contra Japón e Inglaterra, dos potencias, será muy difícil. Creo que vamos a ver cómo empezar a trabajar después de la Copa. A disfrutar y a dejar en claro que la mujer argentina es luchadora y puede lograr lo que se propone. También pensé que necesitamos todo el apoyo».
Tras un día inolvidable, los sueños volaron hacia el Mundial.
Fuente: La Nación