Luis «Gordo» Saucedo, líder de una de las tres bandas que traficaban seis toneladas de marihuana por semana desde Paraguay hacia la ciudad correntina de Itatí y prófugo de la Justicia desde 2017, fue detenido en ese país y expulsado hacia la Argentina.
Saucedo, de 38 años y oriundo de Itatí, era uno de los narcos más buscados del país y fue capturado en la ciudad de Pilar, a 360 kilómetros de Asunción, tras un operativo coordinado por Secretaría Nacional Antidrogas del Paraguay (SENAD), la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y Gendarmería Nacional argentinas.
Junto a él se encontraba Antonio Ramón Navarro, alias «Moncho» (43, también de Itatí), otro prófugo que tenía esta investigación y que formaba parte de su misma banda, conocida como «Los Gordos», según informó la SENAD.
Las detenciones se produjeron a sólo una semana del inicio del debate oral en el que son juzgados 31 integrantes de la banda que fue desbaratada tras los operativos realizados en 2017 en el llamado «Operativo Sapucay» y cuando seguía vigente una recompensa de 1.500.000 pesos para quien aportara datos para su captura.
En tanto, Saucedo y Navarro fueron expulsados durante la misma noche de este miércoles por el Gobierno paraguayo y entregados a las autoridades argentinas a través del paso fronterizo entre la localidad de José Falcón y la ciudad formoseña de Clorinda.
Allí quedaron detenidos en el Escuadrón 16 de Gendarmería Nacional. Se espera que al mediodía sean trasladados a la ciudad de Buenos Aires en un avión de Gendarmería, para luego ser llevados a Comodoro Py.
En la causa que instruyó el ex juez federal Sergio Torres, está acreditado que Saucedo, que cobraba un sueldo de 7.000 pesos como empleado municipal, tenía una flota de 25 vehículos de alta gama, entre autos, camionetas e incluso una lancha, y tres propiedades inmuebles en Itatí.
La sospecha es que esos vehículos eran utilizados por la organización narco para trasladar la marihuana que era traída desde Paraguay y luego enviada a la Capital Federal y siete provincias, entre ellas Santa Fe, donde parte de la droga era recibida en Rosario por «Los Monos».
«Lucho Saucedo es capo, es dueño de todo Itatí, maneja camionetas y camiones para llevar la droga», declaró un arrepentido en la causa acerca del hoy detenido.
Además de «Los Gordos», funcionaban otras dos bandas en Itatí, una de ellas liderada por Carlos «Cachito» Bareiro, que la manejaba desde una cárcel en Chaco, y otra por Federico «Morenita» Marín, detenido en octubre de 2018.
Todos comenzaron a ser juzgados el 28 de agosto junto con el ex intendente de Itatí, Natividad Terán; su vice, Fabio Aquino y el resto de los imputados, la mayoría integrantes de fuerzas de seguridad.
Los imputados están acusados de «asociación ilícita en concurso real con el delito de tráfico ilícito de sustancias estupefacientes -en la modalidad de comercio-, agravado por haberse servido de menores de 18 años y por la intervención de funcionarios públicos».
La investigación comenzó en 2014 cuando Torres buscaba saber cómo se abastecían las bandas de narcomenudeo de la ciudad de Buenos Aires y de ahí llegó a Itatí, de sólo 8000 habitantes, donde operaban las tres organizaciones narco.
Cuando la causa fue elevada a juicio, se dio por probado que Terán y su vice «se encargarían de coordinar parte de las maniobras destinadas a la movilización de los narcóticos y de oficiar a favor de los miembros de la asociación para lograr su impunidad», y también se dedicarían a «movilizar el dinero obtenido como consecuencia del accionar delictivo para mantener su vigencia».
Las maniobras comenzaron en mayo de 2014 y se determinó que la marihuana provenía en «panes» o «ladrillos» por vía fluvial desde Paraguay, para luego ser distribuida en la Capital Federal y las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Tucumán, Chaco, Santiago del Estero y Mendoza.
Durante la investigación se estableció que la droga era comprada en la ciudad paraguaya de Pedro Juan Caballero, de allí trasladada a Itá Cora y se cruzaba a Itatí en balsas por el río Paraná.
Una vez del lado argentino, la banda usaba a chicos en edad escolar para descargar las lanchas, luego colocaba la droga en autos y las llevaba a los compradores.
La distribución se realizaba a los lugares acordados con los diferentes compradores, otras células delictivas dedicadas a las mismas actividades que continuaban la secuencia ilícita hasta su comercialización final, así lo reseña Clarín.