El obispo emérito de Neuquén, Marcelo Melani, se despidió de la Patagonia para emprender un nuevo camino. A sus 81 años, partirá hacia el Perú en el marco de la Expedición Misionera Salesiana Nº 150, de la que participará como misionero ad vitam en la Amazonia. Ser misionero ad vitam (entrega de por vida) no es para él una distinción: “Desde hace 48 años estoy como misionero en la Patagonia. Ahora siento que se ha renovado en mí ese llamado: ‘Deja tu tierra’, porque la Patagonia es mi tierra”, aclaró el prelado nacido en Florencia, Italia.
El obispo es enviado como presencia salesiana amazónica, en vísperas del Sínodo Extraordinario para la Amazonia convocado por el papa Francisco. Siguiendo su lema episcopal “No para ser servido, sino para servir”, asume este nuevo llamado “maravillado” al pensar que Dios tenga un proyecto nuevo para él en este momento de su vida, según reconoció en declaraciones a la agencia católica de noticias AICA.
Consultado sobre los puntos en común entre su recorrido como pastor y su nuevo destino, consideró: “Creo que voy a encontrar muchos puntos comunes: minería a cielo abierto, derrames de petróleo, luchas para la tenencia de la tierra, corrupción”, son algunos de los temas que aquejan a la población peruana en la región donde ejercerá su tarea misionera, “pero también me encontraré con hermanos y hermanas que aman al Señor y que trabajan por el Reino de Dios”, aseguró.
A Roma y luego a Perú
El religioso llegará al Perú en diciembre, ya que antes participará en Roma de un curso de misionología. En cuanto a su estadía, admitió que no sabe si permanecerá todos los años que le quedan, pero espera poder estar allí “mientras pueda ser útil”.
“La única expectativa que tengo es poder servir a los hombres y a Dios”, dijo. Por eso explicó: “No me preocupa saber qué actividad tendré. Ciertamente podré confesar, escuchar y aconsejar”, anticipó.
En cuanto a la convocatoria, reconoció: “Me maravilló sentir en mí de nuevo con fuerza ese llamado y me asombró pensar que Dios tenga un proyecto nuevo para un viejo de 81 años”, aunque para dar su respuesta “el camino fue largo: hubo mucha oración, búsqueda de discernimiento con la ayuda de mis hermanos, el ofrecimiento al Superior General de los Salesianos”, etapas que culminaron con un sí.
Miembro de la Sociedad Salesiana de Don Bosco, el obispo reconoció aspectos del carisma presentes en este camino que se abre: “El carisma de los salesianos es por sí mismo misionero. Don Bosco buscaba a los misioneros donde ellos estaban, no esperaba a que vinieran. Cuando la congregación tenía pocos miembros, envió a los mejores a América”, recordó.
Tal como lo hicieron sus predecesores al frente de la diócesis de Neuquén, se caracterizó por un fuerte compromiso social y en la lucha por el respeto a los Derechos Humanos. En ese sentido, integró la comisión de Pastoral Aborigen, y actualmente la de Migrantes e Itinerantes, así lo informó IMNeuquén.
El obispo emérito envió un mensaje a la comunidad: “La vida cristiana es una vida misionera, no tengamos miedo a recorrerla. Con Jesús todo es posible”, y dirigiéndose especialmente a quienes sienten el llamado misionero, animó: “No se olviden de rezar, participar de los sacramentos, busquen a alguien que los ayude a discernir la llamada del Señor y prepárense a no buscar muchas comodidades”.
Un homenaje a don Jaime
Durante un homenaje a don Jaime de Nevares, primer obispo de Neuquén, monseñor Melani afirmó: “Uno no puede ser misionero si no está totalmente enamorado de Cristo”. Hoy Cristo lo convoca una vez más, a sus 81 años, con un mensaje claro. “Creo que el Señor me continúa diciendo ‘No temas, yo estoy al lado tuyo’. Un poco lo decía San Pablo: ‘Yo corro hacia el Señor y Él corre junto a mí’”, sostuvo.