Cultura

Un artista plasmó en una obra el humo del Amazonas y Notre Dame

Matilde Marín revisa las noticias en una serie que ya hizo su paso por el Colón y arteBA, y que ahora se reactualiza.

El humo es señal de mala noticia en la portada de los diarios del mundo. Ese es el foco de la muestra de Matilde Marín en Del Infinito, aunque en verdad lleve un título optimista: «Cuando divise el humo azul de Ítaca». Para el héroe griego, el humo significaba estar cerca ya del hogar, aunque para el común de los mortales es señal de tragedia.

La sala de la galería, en la planta baja de un elegante edificio de Recoleta, recibe al visitante con una columna negra y densa ampliada al tamaño de una persona, y lo instala en un clima calamitoso. Luego, sobre las paredes están estas portadas de ejemplares grises en los que no hay casi palabras, solamente algunas tipografías reconocibles de titulares o epígrafes: Revelaciones de un mal invisible, Los enormes claros en la vegetación del Mato Grosso, Doscientas pruebas nucleares. Refieren a desastres como los incendios del Peloponeso de 2007, una explosión en la Polinesia en 1971 o las cenizas del volcán islandés Grímsvötn en 2011. «Tengo la sensación de que en general los poderosos toman decisiones sin ser conscientes de nuestra fragilidad», reflexiona la artista.

La devastación reciente del Amazonas y el incendio de Notre Damede París son las últimas incorporaciones a esta serie que la artista viene desarrollando desde 2005. Todo empezó por casualidad. «En un momento, recibía en casa mucha prensa extranjera. Una vez vi una foto que me impactó muchísimo: un soldado en el desierto de Sinaí arrodillado en una actitud de angustia y a sus espaldas había una enorme explosión. Me generó una atención sobre los hechos conectados con grandes explosiones, con ese humo envolvente. Por años recorté páginas de diarios muy conmovedoras, que tengo en una caja prolijamente guardadas», cuenta Marín.

El trabajo tuvo varias instancias. Primero fue un libro con textos seleccionados por José Emilio Burucúa, presentado con un concierto inspirado en sus páginas, en 2012, en el Centro de Experimentación del Teatro Colón. Incluye un pasaje en el que Leonardo Da Vinci analiza la naturaleza del fenómeno visual, un pasaje de La cautivadonde hay una quemazón que arrasa un pastizal y un análisis del rol del humo en los rituales. Después, en 2016, se presentó en arteBA con un video donde se ve la explosión con la que Kodak tiró abajo su fábrica 53, donde se producía película analógica: «Era el fin de una era». Este año, Marín llevó las imágenes a la Bienal de La Habana.

Para esta nueva presentación el tratamiento fue otro. Sobre la textura de papel de diario en blanco, diseñó sus páginas fantasma, con las imágenes en blanco y negro, sin más palabras que las indispensables. «Cerré la serie con el gran incendio del Amazonas, que ploteé al fondo de la galería… un humo que se incrusta en el cielo». Cada portada mantiene el tamaño del periódico en el que fue publicada. Los titulares originales dan nombre a cada obra.

El nombre de la muestra, en cambio, sale de Ulises, el personaje de la Odisea, y es signo de esperanza. «Siempre lo admiré mucho. Y pensé que veía el humo como algo cálido, festivo. Por un error de traducción aparece el color azul. Pero Burucúa me explicó que en griego antiguo no existe el color azul; decidí tomarme la licencia poética», comenta Marín.

Los diarios son testigos cotidianos de la realidad, pero esta exposición es un recorte transversal a través de tiempos y lugares de tragedias que parecen la misma. El efecto es aplastante. La curadora de la exposición, Jimena Ferreiro, escribe una línea que parece clave: «La práctica artística es en sí misma un desgarro porque irrumpe conmocionando el orden cotidiano».

Para agendar

«Cuando divise el humo azul de Ítaca», de Matilde Marín. Galería del Infinito, Av. Quintana 325, de 11 a 19, informó La Nación.

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