La lucha contra la reforma del sistema de pensiones que impulsa el gobierno del presidente Emmanuel Macron tuvo hoy un nuevo capítulo, con una huelga que paralizó la mayor parte de los servicios en el transporte público y afectó las actividades en las principales ciudades de Francia.
La quinta jornada de huelga se cumplió con altos niveles de adhesión en trenes y subterráneos, mientras los sindicatos en lucha aspiran con continuar con el cese de actividades por tiempo indefinido.
En promedio, circuló 25% de los trenes, mientras 10 de las 16 líneas del subterráneo parisino estuvieron inactivas.
En una jornada lluviosa, muchos franceses optaron por asistir a sus trabajos en automóviles, motos y bicicletas, lo cual generó gigantescos embotellamientos en los ingresos a París y otras ciudades.
La Confederación General de Trabajadores (CGT) y otras organizaciones sindicales invitaron a seguir mañana con las medidas de fuerza, mientras se espera que primer ministro, Édouard Philippe, presente formalmente este miércoles el proyecto de reforma del gobierno, del cual solo se conocen unos pocos conceptos.
El punto que más inquieta a los sindicatos es el que procura crear un único régimen de pensiones, contra los 42 que existen en la actualidad y que tienen en cuenta ciertas particularidades de los oficios o actividades.
También resisten a un artículo según el cual el cálculo de las pensiones se hará en virtud de los ingresos obtenidos durante toda la vida laboral y la suspensión de planes de prejubilación para agentes del transporte público y personal médico.
Macron promete que se trata de un régimen más justo, pero casi todos los sindicatos de trabajadores y la izquierda temen que se trate de una precarización de los jubilados encubierta bajo una supuesta modernización del sistema.
Es un tema muy sensible y los opositores más radicales están preparados para hacer durar la movilización el tiempo que haga falta y a paralizar el país, como ya ocurrió en diciembre de 1995.
Ese año, la huelga duró tres semanas y obligó al gobierno a dar marcha atrás.
Desde el gobierno, varios ministros defendieron la necesidad de cambiar el sistema de jubilaciones y pensiones.
«Creo que la CGT defiende más a sus tropas que a los franceses», sostuvo el ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, citado por la agencia EFE, mientras que la responsable de Transportes, Elisabeth Borne, criticó que ese mismo sindicato entorpezca encontrar una salida al conflicto.
«Nos mantendremos firmes hasta que la reforma sea retirada», replicó Philippe Martinez, secretario general de la CGT, según Télam.