Se trata de Luis Basterra. Lo habría decidido Cristina Kirchner, quien considera al gobernador formoseño como a un aliado incondicional. El campo pondera el sentido común del casi seguro funcionario.
Cuentan que Cristina Kirchner comenzó a tomarse en serio al actual Ministerio de Agricultura hace pocas semanas y que habló con su aliado incondicional, el gobernador de Formosa Gildo Insfrán. De esas conversaciones habría surgido la elección de Luis Basterra como el próximo ministro del área.
Ingeniero agrónomo de profesión, ex ministro de Producción en Formosa, ex vice del INTA, en los últimos años, Basterra se desempeñó en la Cámara de Diputados y hasta renovó su banca por otros cuatro años en las pasadas elecciones de octubre.
Quienes lo conocen bien, destacan su calidad técnica que“es superada por sus atributos políticos”, según deslizan. Hasta el miércoles a la noche, Alberto Fernández no lo había confirmado oficialmente, aunque se daba por hecho.
Claro que nadie debería llamarse a engaño: Basterra llega por ser una persona de íntima confianza de Insfrán. El gobernador formoseño es descripto como reservado y cuidadoso en extremo y elige a muy pocas personas como sus voceros. Basterra es uno de ellos.
En el camino habrían quedado varios candidatos como el economista del Inta, Gabriel Delgado, Roberto Urquía, el principal accionista de Aceitera General Deheza, promovido por Alberto Fernández y el patagónico Carlos Milicevic, que trabajó con Carlos Cheppi, el ex embajador en Venezuela y gestor de varios negocios en tiempos de la “embajada paralela” cuando Hugo Chavez era el presidente.
Del lado de las entidades del campo ponderan el sentido común de Basterra ganado cuando estuvo al frente de la Comisión de Agricultura en Diputados.
“Notamos una distancia sideral entre sus posturas cuando defendía a rajatabla la resolución 125 y la suba de las retenciones en plena pelea en 2008 a lo que fue después como legislador”, señaló un directivo de la Sociedad Rural pidiendo el off the record para no generar tensiones internas en la entidad.
Por cierto, el ministerio de Agricultura requiere de un desembarco de al menos 15 funcionarios de primera línea para ocupar las diferentes secretarías .
Entre ellas, la más importante es la de Agricultura, Ganadería y Pesca. A ese puesto iría Delgado, al que se lo daba como el ministro. El propio Delgado estuvo reunido con las entidades, acompañó a Alberto Fernández a varios de esos encuentros.
Para algunos, el hecho de que sea hermano del fiscal Federico Delgado, un crítico del sistema judicial, le habría jugado en contra. Otros sostienen que Delgado es un buen técnico pero le falta densidad política.
Sería la segunda vez que Delgado queda fuera de un cargo de primer orden. Cuando era candidato a gobernador, Aníbal Fernández le había prometido la presidencia del Banco Provincia.
Otra de las secretarías que tomará vuelo es la de Agricultura familiar, un tema al que Basterra le dedicó gran parte de su formación profesional y que se ocupa de los minifundistas y pequeños agricultores.
Hay otros casilleros para llenar como el Inta, el Senasa que se ocupa de la sanidad animal, el Inase, que administra las semillas, el Instituto de Vitivinicultura y el Inidep dedicado a la pesca.
Muchas de esas dependencias actúan como una maquinaria férrea que no puede permitirse distracciones ya que se juegan millones de dólares en alimentos que se exportan.
Basterra tendrá que ocuparse apenas se siente en el sillón de ministro del mal trago con los rusos: detectaron en los envíos de ocho frigoríficos argentinos la utilización de ractopamina, una sustancia que se usa para “inflar” los músculos de los animales.
A esto. que es mucho más que un grave error, lo pueden a llegar a pagar todos los que exportan carne con embarques que este año alcanzarán los US$ 3.000 millones, informó Clarín.