En las últimas dos semanas se intensificó la ofensiva de Rusia y del Ejército sirio en la provincia noroccidental de Idleb, último bastión opositor del país.
Más de 235.000 personas se desplazaron en la provincia noroccidental siria de Idleb en las últimas dos semanas como consecuencia de la intensificación de los bombardeos rusos y del Ejército sirio en el último bastión opositor del país, según un informe de la ONU.
Así lo informó en un comunicado de la Oficina del Coordinador Humanitario de la ONU en Siria, que agregó que la ciudad de Maarat al Numan y sus alrededores se encuentran «casi vacías», puesto que la población está huyendo en anticipación de las crecientes hostilidades en la zona, afectada por los bombardeos en las pasadas dos semanas.
Sin embargo, la escasa seguridad en las carreteras del norte y los altos valores del combustible en el sur de la provincia están limitando el movimiento de los civiles, aseguró la ONU, mientras muchos de los desplazados están yendo hacia los centros urbanos de Idleb y Ariha, así como hacia campos de desplazados del noroeste, informó la agencia de noticias EFE.
La ONU advirtió asimismo que los movimientos en invierno están «incrementando la vulnerabilidad de los afectados» que necesitan urgentemente ayuda humanitaria, refugio, alimentos y asistencia para las duras condiciones de frío.
El Ejército sirio continúa su avance en las operaciones que reanudaron el pasado día 19 tras un alto el fuego unilateral desde el 31 de agosto.
Como consecuencia del incremento de los ataques, muchos actores humanitarios en el sureste de Idleb se han visto forzados a suspender sus operaciones en la zona, aseveró la ONU.
Esta nueva oleada de desplazamientos está agravando la situación de emergencia en el noroeste de Siria, donde entre el pasado abril y agosto ya habían llegado alrededor de 400.000 personas.
Tras meses de aplazamiento y con un proceso de diálogo en marcha en Sochi (Rusia) en el que participan Teherán Irán y Moscú, en favor del Gobierno sirio de Bashar Al Assad, y Ankara en apoyo a los opositores, el Gobierno de Al Asad reanudó la ofensiva sobre Idleb el 30 de abril.
Durante este tiempo han muerto, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, más de 1.315 civiles, entre ellos más de 335 niños.
La ONU ha propiciado reiteradamente por un pacto que evite un desastre humanitario en esta zona en el que se calcula que viven 2,5 millones de civiles, informó Télam.