Con más de 50 mil habitantes residentes en el casco urbano y la zona rural, El Bolsón conmemora hoy 94 años de vida institucional, recordando el 28 de enero de 1926 cuando un grupo de pobladores dio nacimiento a la primera junta de gobierno integrada por el maestro puntano Pedro Pascual Ponce, el vasco Cándido Azcona, el español Antonio Merino y los libaneses José Ulieldin y Miguel Andén, reflejando el perfil de inmigrantes que desde comienzos del siglo XX poblaba el valle.
No obstante, se reconoce como pionero al “Motoco” Cárdenas, un chileno que cruzó la cordillera en 1895 buscando pasturas para sus animales. Pronto le siguieron otros colonos de la misma nacionalidad, quienes encontraron aquí campos aptos para sus emprendimientos y se quedaron.
Con todo, entre los hechos históricos más destacados, aparece –hacia 1916- la fundación de la “República Independiente de El Bolsón”, que apenas duró unos meses y se disolvió ante la llegada del ejército que envió el gobierno nacional.
“Es que el límite con Chile recién había sido fijado en 1902, favoreciendo a Argentina, pero los habitantes de ésta región aún no tenían una identidad definida y los actos de vandalismo eran moneda corriente. Hartos de la sensación de desamparo en que vivían, una noche surgió entre los pobladores la idea de independizarse”, recordó el escritor local Juan Domingo Matamala.
Los actos protocolares de este aniversario incluyen la presencia de la gobernadora Arabela Carreras, quien junto a las autoridades municipales inaugurará la Comisaría de la Familia. Más tarde, frente a la parroquia, se desarrollará la ceremonia principal con la designación del abanderado municipal y el reconocimiento a vecinos destacados.
Los festejos incluyen también la actuación de la banda del Ejército Argentino y la presentación de números artísticos locales.
Ciudad turística
Con el turismo como principal actividad económica, la región disfruta un verano colmado de visitantes que aseguran empleo y reservas para el resto del año, aunque ahora también la expectativa está puesta en desarrollar el centro de deportes invernales del cerro Perito Moreno, luego de “la experiencia vivida durante la última temporada, con la llegada de esquiadores brasileños y de Europa”, se entusiasman.
Comenzando su segunda gestión al frente de la comuna, el intendente Bruno Pogliano (Juntos Somos Río Negro) es actor fundamental de la transformación evidenciada por la localidad en los últimos años. Además de un ambicioso programa de obras públicas, El Bolsón muestra con orgullo las inversiones del sector privado, con numerosos locales comerciales, complejos de cabañas y hotelería que “nos ubican a la altura de cualquier otro destino turístico de privilegio del país”, señalan.
“Sabemos que falta mucho por hacer, pero estamos muy contentos con lo realizado hasta el momento porque significó el paso definitivo para que El Bolsón deje de ser un pueblo y pase a ser una ciudad”, aseguró ayer el jefe comunal.
En tal sentido, “la obra pública desarrollada a lo largo de cuatro años ha sentado las bases para lo que se viene en el futuro inmediato, y tiene que ver con la provisión de servicios básicos que aún están faltando en algunos barrios, sumado a la regularización de la tierra de las tomas y la dignificación de los vecinos. Por ese camino nos encontrarán los próximos cuatro años”, prometió.
“Ese es el gran desafío”, reiteró al tiempo que agregó “la necesidad de desarrollar un gran plan para la construcción de viviendas sociales. Hemos avanzado mucho en las gestiones, aunque aún falta la transferencia definitiva de las tierras de Gendarmería Nacional”.
En coincidencia, Bruno Pogliano apuntó “a proyectar la ciudad que seguimos soñando y para ello es imprescindible la planificación. Hoy somos 50 mil habitantes y la capacidad de carga demográfica de la ciudad depende de obras de infraestructura básicas, como la ampliación de las redes y la planta de tratamientos de líquidos cloacales. Ya hemos podido destrabar el gasoducto cordillerano, que nos permitió llegar con gas natural a muchas más familias; más una nueva obra de agua potable con previsión suficiente para los próximos 20 años”, puntualizó.
Pendiente
Acerca de las 700 familias residiendo en Loma del Medio, Pogliano graficó que “es la gran cuenta pendiente del municipio de El Bolsón, más allá de que hemos ido avanzando en otros asentamientos irregulares heredados por mi gestión. Incluso, la dificultad es aún mayor en aquellos lotes privados, donde se está negociando con los propietarios. La idea es que, una vez regularizado, los propios ocupantes accedan a un plan de pago de la tierra (que han aceptado), que nos permita contar con fondos para llevar la infraestructura básica de servicios”.
En el caso de los barrios de Loma del Medio, reconoció que “llegar con el agua potable, energía, cloacas y gas natural tiene un costo elevadísimo, tanto por su localización como por la topografía, por cuanto estamos haciendo lo primeros contactos con el gobierno nacional para contar con algún programa específico que nos permita la urbanización del lugar”, adelantó.
Socio
A criterio de Pogliano, “el gran socio estratégico para el desarrollo de nuestra comunidad fue el ex gobernador Alberto Weretilneck. Integrar a El Bolsón a la provincia de Río Negro –que no había sucedido anteriormente-, marcó la diferencia y nos facilitó transformar la realidad a fuerza de más de 300 obras ya inauguradas y muchas otras en ejecución, como el asfalto a Mallín Ahogado”.
Dicho marco, “ha dado respuesta a grandes interrogantes. Cuando asumí, las dudas eran acerca del perfil turístico o productivo del valle. Hoy a quedado demostrado que somos un pueblo netamente turístico, con una importante inversión privada en infraestructura de servicios. De igual manera, la misma sociedad se ha ido involucrando y cada vecino se ha convertido en un operador de la actividad”, ponderó.
“Es el cambio de mentalidad que necesitábamos y nos ha marcado el camino en una temporada que ya es histórica. Jamás ha llegado tanta gente a nuestra localidad y no es casualidad. Aun cuando tiene que ver con el contexto económico que vive el país, también es producto de la promoción, las políticas y el trabajo de todos los actores. Este es un lugar tocado por la mano de Dios, pero hubo que llegar con la difusión a los grandes centros emisores del turismo”, insistió.
No obstante, recalcó que además “el turismo viene a buscar todo lo que produce nuestra tierra, somos la cuna del lúpulo argentino y de la cerveza artesanal y también nos destacamos por la fruta fina y las verduras orgánicas, que son nuestro sello distintivo y tienen que ver con nuestros orígenes”.
Paz social
En otro orden, Pogliano valoró “la paz social obtenida para nuestra comunidad. Hace unos días estuvimos en un encuentro ecuménico con las distintas religiones (católicos, evangélicos y musulmanes), haciendo una oración por la paz y el trabajo. Ellos han sido actores fundamentales en su rol dentro de una sociedad tan heterogénea, con gente de todo el mundo y con una historia de inmigrantes chilenos, alemanes, turcos, italianos y mapuches, más los hippies de los ’70 y la gente llegada de las grandes ciudades en las últimas décadas. Todo ello nos transforma en un pueblo pluricultural, siempre convulsionado, donde necesariamente debemos escucharnos y garantizar un lugar para todos”, remarcó.#
Vida propia
Desde su génesis, El Bolsón “siempre tuvo vida propia, nunca vivió del Estado”, según reflejan los hijos y nietos de los colonos que ingresaron desde Chile a finales del siglo XIX, trayendo sus arreos de vacas y en sus “pilcheros” (caballos destinados a la carga) “las primeras semillas para sembrar, plantas, frutales, herramientas, ropas y muchos objetos y mercaderías que aquí se tornaban invalorables”, sostiene “Naco” Sales en su libro “El Bolsón de antes”.
En el período 1920/40 “nos encontramos con una economía de autoabastecimiento de alimentos. La comarca produce cereales y los muele en sus molinos, frutas y hortalizas, cerveza y chicha que utiliza para su abastecimiento e intercambio con la meseta cercana recibiendo en pago sal, ganado ovino o frutos del país”, resaltan los historiadores José María Méndez y Daniel Blanco en un trabajo basado “en el análisis de los libros de contabilidad y la correspondencia comercial de ‘La bolsonesa´, ramos generales de Handem Anden Cerieldín”.
Reconoce que por la época “casi no existe moneda” que solo ingresa a la región “a través de los empleos públicos: maestros y policía fronteriza básicamente” y que El Bolsón tuvo “marcadas características de autosubsistencia económica hasta aproximadamente los años ‘30”.
Otro cambio sustancial se observa durante las décadas de 1940/50, cuando “se produce el cierre o la transformación de los molinos harineros (reemplazo de la harina local por la que llega de Buenos Aires, a través del ferrocarril, de mejor calidad y a mejor precio), en aserraderos”, motivado en la demanda de madera destinada al “crecimiento de Bariloche, Neuquén, Comodoro y Trelew” pasando a ser “uno de los productos más importantes para el ingreso de moneda a la región”. Hamden Cerieldin le puso “La Bolsonesa” a su negocio en honor a su esposa Claudia Muñoz, adaptado con los años para el gentilicio local: bolsonés.