«Por suerte los tiempos cambian y ha vuelto la alegría para la gente”, reflejó ayer el dirigente de la Feria Regional Artesanal de El Bolsón, Mario Lombi, en medio de cientos de turistas que comenzaban a llegar a la multicolor (y heterogénea) herradura alrededor de la plaza Pagano.
No obstante, evaluó que “el turismo que está en la región no tiene el poder adquisitivo de otras épocas. Llega con ganas de hacer un montón de cosas en la zona, pero luego se tiene que limitar a lo que realmente le alcanza”.
Coincidió enseguida con que “la feria es el verdadero termómetro de la temporada turística. Por aquí transita mucha gente durante la mañana, aunque a la siesta abandona la ciudad y se instala en el lago o en un río, aprovechando disfrutar de este paraíso cordillerano. Si das una vuelta por los supermercados o estaciones de servicios, tampoco se ve a nadie. Vuelve cuando baja el sol y ello justifica que los puestos extiendan un poco más su horario, en coincidencia con el armado de los espectáculos callejeros y los músicos en la plaza”, graficó.
A las 500 familias que viven directamente de la feria artesanal, Lombi agregó que “por decisión de la misma organización, por estos días estamos dando lugar también a otros feriantes, ya que todos tenemos el mismo derecho a trabajar. Son otras 100 familias que viven en la Comarca Andina y les hacemos un espacio para que puedan armar, aun cuando se complica para que entren todos, más allá de la buena voluntad”.
Los visitantes “gastan lo que pueden, hay que recibirlos con cordialidad, brindarles calidez y amor y disfrutar entre todos este momento. Estamos saliendo de una crisis devastadora de cuatro años, que hundió al país de una forma miserable. Todavía no nos hemos recuperado, pero al menos se nota una esperanza”, subrayó.
“También tiene que servir para darnos cuenta de cómo funciona esta nación –agregó-, donde no se puede apostar a una economía que beneficie solo a los sectores empresariales. Tenemos que apostar a que somos un país productor, turístico y en desarrollo. No nos confundamos, no somos el primer mundo”, aseveró.
Acerca del dinero que dejan los turistas a los artesanos, el referente del sector precisó que “queda en su totalidad en el mismo pueblo. En ciudades como la nuestra, el 80 por ciento de la economía lugareña pasa por el turismo, ya que genera una cadena lógica donde yo voy al supermercado para aprovisionarme; el dueño paga a sus empleados, quienes compran ladrillos en el corralón, donde el propietario contrata más gente, así funciona. Venimos de un invierno que se hizo muy largo, porque al no haber ingresado plata del turismo, no hubo circulante entre nosotros y todo se complicó”, comparó.
La feria tiene 40 años de vida continua y abre los martes, jueves, sábados y domingos, además de los feriados, desde las 10 y hasta la tardecita. Allí se ofrecen trabajos en madera, cuero, metal, lana, cerámica, vitreaux, flores secas; más los dulces, chocolates, verduras, chutney, alfajores, frutas finas, quesos, sahumerios, cervezas, vinos y licores. Durante el verano suele recibir más de 5 mil visitantes por día.
En Lago Puelo
Desde hoy y hasta el domingo, lugareños y turistas podrán disfrutar de la feria vespertina que se realiza en la plaza de Lago Puelo, donde se suman los números artísticos y una variada propuesta gastronómica.
Entre los espectáculos programados, para el sábado está anunciada “Mandala”, una banda de reggae; mientras que el domingo estará “Monozesabe”, con hip hop, trap y tecno.
“El objetivo de esta iniciativa es que los vecinos y turistas que visiten la localidad puedan comprar los productos locales, las artesanías y disfrutar del espacio multicultural que se viene realizando durante todo el mes de enero, con acceso libre y gratuito”, adelantaron desde la coordinación municipal.
En coincidencia, para esta tarde, a las 18, el Área de Juventud organizó la presentación del circo “Nones”, para “llenar de alegría, juegos y risas la plaza de Lago Puelo con malabares, acrobacia y mucho humor para toda la familia”.