El presidente se refirió al autoproclamado presidente del país caribeño, Juan Guaidó, como «líder de la oposición», ante la feroz crítica de la derecha y ultraderecha.
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, defendió hoy su giro político respecto de la situación en Venezuela refiriéndose al autoproclamado presidente del país caribeño, Juan Guaidó, como «líder de la oposición», ante la feroz crítica de la derecha y ultraderecha, que lo acusaron de «amparar» al «régimen dictatorial» de Nicolás Maduro.
El debate en torno de Venezuela monopolizó la primera sesión de control al Ejecutivo de la nueva legislatura, tras el cambio hacia una posición más neutral por parte de Sánchez, y a raíz de un polémico encuentro en el aeropuerto de Madrid entre el ministro de Transporte español, José Luis Ábalos, y la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, quien tiene vetado su ingreso a territorio de la Unión Europea (UE).
Aunque hace poco más de un año Sánchez lideró el reconocimiento internacional a Guaidó como presidente interino de Venezuela, hace unas semanas rebajó su condición a líder opositor, una posición que dejó plasmada cuando evitó recibir al dirigente venezolano en Madrid en el marco de su gira europea.
El viraje político también se manifestó en las palabras de hoy del presidente, aunque el gobierno español precisó después que sigue «reconociendo y respaldando a Juan Guaidó» como presidente encargado de Venezuela, según un comunicado oficial emitido al término del intenso debate.
El conservador Partido Popular (PP), los liberales de Ciudadanos y los ultraderechistas de Vox colocaron esta cuestión y el controvertido encuentro entre Ábalos y Rodríguez en la primera línea, exigiendo a los gritos en el Parlamento la «¡dimisión!» del ministro socialista y hasta del presidente del gobierno y su vicepresidente Pablo Iglesias.
Juan Guaidó
El líder de Vox, Santiago Abascal, fue quien abrió el debate cuestionando el accionar de Ábalos y pidiendo la renuncia de Sánchez y de su vicepresidente Iglesias, a quien acusó de tener «fuertes vínculos con el chavismo».
Abascal preguntó a Sánchez si la reunión entre el ministro de Transporte y la vicepresidenta venezolana había sido una orden suya, y lo acusó de «mentir» y de una «absoluta falta de escrúpulos». «Si usted dio la orden, dimita», dijo.
Según Abascal, lo que ocurrió hace algunas semanas fue que «un ministro español evitó que una dirigente de una narcodictadura sea detenida en suelo español», refiriéndose a las sanciones que prohíben a Rodríguez pisar territorio europeo.
Sin embargo, Sánchez le respondió que Ábalos cumplió con su deber, que fue «evitar una crisis diplomática».
Esta fue la explicación oficial del gobierno español desde que trascendió la noticia del encuentro entre el ministro socialista y la vicepresidenta venezolana durante una escala de su avión en el aeropuerto internacional de Madrid.
En ese contexto, el presidente recordó unas palabras del propio Guaidó, quien dijo que «tenemos las mejores relaciones con España», para concluir diciendo que «es bastante clara la posición del líder de la oposición en Venezuela».
La cuestión de Venezuela continuó con un cruce entre Ábalos y la vocera del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, quien acusó al ministro de reunirse con una «torturadora» en Barajas, porque «el gobierno de Sánchez», aseguró, «siempre elige a sus aliados entre los delincuentes».
Tras relatar los cambios de posición del gobierno, y después de que Ábalos se refiriera a Guaidó como «presidente encargado», Álvarez de Toledo pidió una nota aclaratoria sobre el reconocimiento del líder venezolano, que llegó poco después.
Desde el Ejecutivo insisten en que no hay contradicción pese a que Sánchez decidió no recibir personalmente a Guaidó cuando visitó Madrid el pasado 25 de enero, en contraste con otros líderes europeos como el presidente de Francia, Emmanuel Macron, o la canciller alemana, Angela Merkel.
El cambio en la posición de Sánchez coincide con su reelección al frente de un gobierno de coalición entre su Partido Socialista (PSOE) y la coalición de izquierda Unidas Podemos (UP), liderada por Iglesias.
También con la constatación de que los intentos de Guaidó por derrocar al presidente venezolano, Nicolás Maduro, con ayuda de Estados Unidos fueron infructuosos y que las sanciones impuestas a Venezuela no lograron el objetivo proclamado por España y la Unión Europea de que el país celebre elecciones.
De hecho, la semana pasada, Sánchez se comprometió con el presidente Alberto Fernández a coordinar los esfuerzo internacionales de los países europeos y latinoamericanos a través del Grupo de Contacto Internacional (GCI) en busca de que Venezuela acuda a las urnas para dar salida a la actual crisis.
También lo hicieron Merkel y Macron, según fuentes del gobierno argentino.
Mientras la derecha y ultraderecha española respaldan la estrategia de Guaidó, Sánchez, Merkel y Macron reconocieron a Fernández que el intento de boicot contra Maduro no ha sido efectivo y que solo el diálogo puede llevar a una solución a la crisis venezolana.
Asimismo, Sánchez respalda las gestiones de mediación que está haciendo el ex presidente socialista José Luis Rodriguez Zapatero, quien según Álvarez de Toledo, «trabaja activamente para la dictadura» de Maduro, señaló Télam.