La Mutilación Genital Femenina (MGF) es una práctica que niñas y mujeres sufren en algún momento de sus vidas entre la lactancia y la adolescencia y ocasionalmente en la edad adulta y se calcula que cada año más de tres millones de niñas están en riesgo de ser víctimas.
«Ni circuncisión femenina, ni ablación, ni extirpación, para nosotros es una mutilación y es una violación a los derechos humanos de las niñas y las mujeres», dijo a Télam Berhanu Legesse, experto en género del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).
La MGF está dividida en cuatro tipos
•La denominada clitoridectomía (una resección parcial o total del clítoris o solo su prepucio).
•La resección parcial o total del clítoris y labios menores.
•El estrechamiento de la abertura vaginal que se sella al cortar los labios mayores cosiéndolos.
•La perforación, incisión, raspado o cauterización de toda la zona genital.
Las múltiples causas que circundan la ablación -higiénicas, estéticas, sanitarias, socioeconómicas- remiten, en definitiva, a una profunda desigualdad de género, relevó un el un informe de 2019 realizado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).
Esta desigualdad es la que lleva a las mujeres a carecer de acceso a la educación y de contención social para insertarse en el sistema laboral, y las convierte en dependientes.
Sobre estas imposiciones patriarcales se ciernen valoraciones estéticas, postulaciones supuestamente higiénicas y la superchería de que con los órganos sexuales mutilados, los hombres se asegurarán de la virginidad prematrimonial de «sus» mujeres y posterior fidelidad.
Nada más lejos de esto, la MGF aumenta los riesgos de hemorragias e inflamación de los tejidos genitales, genera infecciones como el tétanos, problemas urinarios, estado de shock seguido de muerte, aumenta el riesgo de complicaciones de parto y de mortalidad neonatal y, sobre todo, trastornos psicológicos, resumió el documento.
Pese a que se practica en cerca de 30 países de África y Medio Oriente, se trata de un problema universal.
También se lleva a cabo en Indonesia, países asiáticos como India, Irak o Pakistán, y en algunas comunidades indígenas latinoamericanas de Colombia, Perú y Ecuador, así como en poblaciones migrantes de América del Norte, Oceanía y Europa, según relevó el informe.
Incluso, el documento reveló que en la década de 1950, la mutilación «se practicaba en Europa occidental y en los Estados Unidos para tratar lo que se percibía como una dolencia: la histeria, la epilepsia, los desórdenes mentales, la masturbación, la ninfomanía y la melancolía».55