La Asociación del Fútbol Argentino y Futbolistas Argentinos Agremiados, comenzaron esta semana una lucha por el recorte de salarios de los jugadores, la finalización de los contratos y el modelo exportador diseñado por los directivos para salir adelante en la pandemia de coronavirus.
Las videollamadas, casi siempre con más de cuatro participantes, coparon la escena entre dirigentes, que miraron con asombro la reacción de Sergio Marchi, secretario de Agremiados, el pasado jueves, y se enfurecieron cuando aseguró que el fútbol femenino profesional dejaría de «recibir apoyo de la AFA».
La respuesta no se hizo esperar y por medio de Twitter, una red social utilizada mucho por el oficialismo de Claudio Tapia, salieron a responderle Pablo Toviggino (el presidente del Consejo Federal y próximo tesorero de AFA) y Javier Marín (vocal titular del Comité Ejecutivo de AFA y presidente de Acassuso).
Sin embargo, la historia escondió cuestiones esenciales, como la ausencia de descensos por dos años -los futbolistas lo ven como amenaza a sus puestos de trabajo-, los recortes salariales propuestos por los directivos debido a la falta de competencia y a la dificultad para juntar fondos, y sobre todo al modelo exportador diseñado por la AFA para hacerle frente a un mercado internacional austero.
La información estuvo clara en la calle Viamonte desde hace poco más de una semana: Europa quedará golpeada por la pandemia, al igual que México, y entonces la salida económica por ahora tampoco será la venta masiva de futbolistas.
El primero que salió a la cancha fue el mismo Tapia, sin intermediarios, y abrió el juego cuando adelantó el pasado lunes que los descensos se «suspenderán por dos temporadas», algo que se formalizó con un comunicado a la medianoche y se ratificó en la reunión del martes en la que participaron varios dirigentes sin Boca, ni River pero con la presencia de Racing, Vélez, Independiente, entre otros.
Todo estuvo listo desde el fin de semana previo cuando acordaron apostar por mayoría de juveniles desde junio, en caso de no alcanzar el recorte del 30 por ciento o más, dependiendo de cada institución, y aguantar por dos temporadas ya con los promedios congelados para 2022 para tener un semillero interesante que se pueda exportar a los mercados extranjeros.
El plan dirigencial ya consiguió acuerdos particulares por plantel en Deportivo Riestra (Primera Nacional) y J. J. Urquiza (Primera B) y en los próximos días se sumarán otros planteles del Ascenso.
Seguramente Vélez Sarsfield sea el primero en hacerlo de manera oficial en la Liga Profesional, en la que hay casi 10 clubes con retrasos en los pagos por la complicación económica.
«Vélez anunciará en estos días su recorte, los jugadores se mostraron de acuerdo y comprendieron la situación. Vamos a tener una charla igualmente, queremos mostrar nuestra buen voluntad y que también entiendan», fueron las palabras de un directivo velezano, a Télam.
Lo que ocurra en el club de Liniers será seguido de cerca por Independiente, Racing, San Lorenzo, Rosario Central, Newell’s Old Boys, Estudiantes de La Plata, Lanús, entre otros clubes de la máxima categoría.
Los clubes que no concreten esos recortes del 30 por ciento o más, partiendo de un piso de 400 mil pesos, posiblemente vayan detrás de las decisiones de Sarmiento de Junín y San Martín de San Juan, ambos de la Primera Nacional, que adelantaron que dejarán en libertad de acción desde el 30 de junio a casi todos los profesionales.
En consecuencia, al vencerse poco más de 2 mil contratos en todas las categorías, los dirigentes tendrán la posibilidad de revisar los números, ofrecer salarios más acordes a la realidad o simplemente dejar en libertad de acción a los futbolistas y comenzar una transición que, según le informaron a Télam, durará hasta el Mundial de Qatar 2022.
La movida de la AFA chocó contra los intereses de Agremiados y sus representados, que en una reunión virtual le ordenaron a Marchi mostrarse inflexible con la suspensión de los descensos, los ajustes salariales y la posibilidad real de dejar libres a todos los profesionales que terminan sus vínculos el 30 de junio.
Es que ya es casi vox populi que el fútbol regresaría en febrero del 2021, más allá de los estudios más optimistas que apuntan a retormar en septiembre sin público, y los futbolistas no quieren quedarse sin trabajo por un semestre o más.
La respuesta del sindicato fue «hagan demandas masivas por planteles», algo complicado en la realidad por diversos factores: la falta de unidad habitual en el ambiente del fútbol, los presentes laborales de cada jugador, los sueldos que perciben y las relaciones directas con los dirigentes a los que ven en lo cotidiano.
Y eso quedó de manifiesto en que solamente salieron a enfrentarse con los micrófonos José Sand, referente de Lanús, que lleva una larga pelea con su presidente, Nicolás Russo (mano derecha de Tapia y próximo secretario ejecutivo de AFA); Juan Komar (Talleres de Córdoba), gerenciado en los hechos por Andrés Fassi del Grupo Pachuca, con fondos mexicanos; Yamil Garnier (Sarmiento), que confirmó la decisión del club de dejar 14 contratos en junio; y Maximiliano Gagliardo (Arsenal).
Por el momento, en la AFA observaron que su proyecto avanzó esta semana, a pesar de la oposición de Marchi y algunos futbolistas, pero todavía está la puerta abierta a un renegociación de los contratos, con sueldos menores y con la garantía de los puestos de trabajo.