Esquel desarrolló varios circuitos para el avistamiento de aves, una actividad que se desarrolla en amplios espacios naturales y en grupos reducidos, dos factores que serán muy requeridos por los turistas cuando se produzca la reapertura de la actividad tras la pandemia, informó hoy la Secretaría de Turismo de esa localidad chubutense.
La idea para crear este atractivo surgió hace unos cinco años, cuando comenzaron a descubrirse especies que no son propias de esta zona de transición entre los ecosistemas de estepa y el bosque andino, como patos cabeza negra, picazo, capuchino, calandrias, tencas y jilgueros dorados, entre otras.
El guía de turismo e integrante del club de Observadores de Aves de Esquel, Luis Carrizo, señaló que «cada vez llegan más especies y más ejemplares» y estimó que el arribo de estas aves «pueden tener que ver con cambios en la biodiversidad de sus hábitats por el crecimiento de la urbanización».
Los avistamientos de estas aves se realizan en zonas cercanas a Esquel, en un ambiente de ecotono desarrollado entre el verde intenso del húmedo bosque andino patagónico y la árida estepa que se extiende hasta el océano Atlántico.
Carrizo destacó que «los turistas pueden disfrutar de los avistamientos y también de las caminatas entre cerros y espejos de agua que armonizan la convivencia entre ambientes tan opuestos».
«Esto hace que la zona cuente con una singular biodiversidad que es muy valorada para quienes quieren practicar Ecoturismo», agregó.