La renuncia de Javier Touriñán expone la difícil situación política que atraviesa la Provincia. Se trata del tercero en dimitir en menos de un año, como jefe de gabinete.
No fue un fin de semana más. Por el contrario. Sin dudas, los últimos días fueron los más significativos en la carrera política de Mariano Arcioni como gobernador de Chubut. El acuerdo con el principal grupo de tenedores de deuda para reestructurar un bono emitido por 650 millones de dólares en 2016, posiciona a la Provincia ante un panorama inmediato más claro.
En medio de una crisis política, financiera y social, la Provincia del sur viene sufriendo en los últimos años el resultado de algunas malas gestiones pasadas y otras resoluciones que tampoco pudieron darse bajo el actual gobierno. Por eso, cualquier noticia con algún tinte positivo deja marca.
Sin embargo, en política no todo dura para siempre. Y luego de una buena nueva, llegó la confirmación de que Javier Touriñán presentó la renuncia como jefe de Gabinete del gobernador. Pese a que todavía no se oficializó, fuentes consultadas coincidieron en resaltar que la dimisión es un hecho.
El ahora ex jefe de Gabinete había llegado en agosto con la intención de permanecer seis meses. El objetivo era claro: tratar de limar las diferencias políticas entre el gobernador y sus exaliados como también con el Frente de Todos. No lo consiguió. A cuatro meses de su arribo dejó la oficina central sin poder cumplir con su objetivo primario: la paz política.
«No se puede trabajar en este contexto. No sólo porque la Provincia atraviesa una situación demasiado compleja en términos financieros sino porque la estructura política está quebrada por donde se la mire. Javier llegó con buenas intenciones y un apoyo general, pero el margen de acción es casi nulo», asegura un diputado provincial para Ámbito.
Fuente: Ámbito