Boca Juniors alcanzó la noche del miércoles los cuartos de final de la Copa Libertadores, instancia en la que enfrentará a Racing Club, al cabo de un partido que sufrió en demasía, primero en el juego y después porque perdió por 1 a 0, el mismo resultado con el que había ganado en la ida en Porto Alegre ante Inter, y que por ello lo derivó a la definición por tiros penales que se terminó adjudicando por 5 a 4.
El encuentro ya empezó con malos augurios para Boca, porque apenas al minuto ya hubo un tiro en el travesaño de los brasileños que hacían presentir una noche difícil para los «xeneizes».
Es que Internacional, sin mucho que perder después de la derrota por 1 a 0 en la ida, no tenía otra opción que marcar un gol como primera medida para conservar las posibilidades de acceder a los cuartos de final del certamen.
Y en busca de eso salió el conjunto de Porto Alegre, imbuido de una carga emocional muy fuerte, al punto que al minuto no más fue amonestado Moisés y apenas cinco después ocurrió lo mismo con Andrés D’alessandro, de corazón riverplatense pero que era suplente en este juego.
Esa búsqueda de los «gaúchos» transitó por caminos irregulares, ya que las llegadas sobre la valla boquense no abundaron, pero tampoco sufrieron porque a Boca le costó mucho hacerse de la pelota para generar acciones importantes en cercanías del área visitante.
La paridad con el marcador cerrado parecía entrar entonces en un área de confort para Boca y por lógica contrapartida, de urgencias para su adversario.