Mientras el Gobierno iraquí y el Vaticano ultiman los preparativos de la primera visita del sumo pontífice a un país extranjero en tiempos de pandemia, los cristianos de este país se organizan para el acontecimiento.
Los 50 integrantes del coro que cantará en la misa que el papa Francisco realizará en la Catedral de San José de Bagdad están preparándose para una visita que consideran histórica.
Los últimos días en esta iglesia, empotrada en el corazón del tradicional barrio de Karrada, han estado marcados por las carreras. Un grupo cuelga las pancartas que dan la bienvenida al pontífice y otro organiza las flores que adornarán el jardín.
Todo este ejercicio está coordinado por el cardenal y patriarca de los caldeos Louis Rafael Sako, la máxima figura de la iglesia en el país. “Él viene por todos los iraquíes, no sólo por los cristianos. Eso también es sectarismo pensar que él viene solo por los cristianos”, comenta.
No muy lejos de aquí, la vida continúa su ritmo normal a pesar de la Covid-19. Decenas de personas hacen la compra o comparten los cafés. Pero esta normalidad es solo apariencia, el deterioro de la economía que viene de tiempo atrás se ha acelerado como consecuencia de la pandemia, lo que afecta especialmente a los jóvenes como recuerda el patriarca.
“Los jóvenes sufren porque no hay trabajo. Ellos quieren construir su vida, casarse por ejemplo, tener una casa, tener un futuro. Pero porque la economía se ha caído, y por la corrupción, Irak no tiene dinero ahora mismo. Incluso el gobierno no está en capacidad de pagar los salarios normales. Y creo que el 40% de los jóvenes no tienen trabajo”, lamenta Louis Rafael Sako.
El dinamismo comercial de Bagdad confirma que la vida es mucho más tranquila en términos de seguridad que años atrás, pero el auge y poder de las milicias es una amenaza para la estabilidad del país.
En los últimos días, algunas de estas organizaciones, supuestamente relacionadas con Irán, han realizado tres ataques a sedes diplomáticas y bases militares con presencia estadounidense.
“Cada parte tiene un apoyo político, un patronato que los apoya. Esto hace que cualquier diferencia política se pueda convertir en un enfrentamiento armado”, explica William Wardeh, director de la ONG Hammudian que trabaja por la defensa de los Derechos Humanos y las minorías étnicas.
La visita del papa Francisco al ayatola Sistani en la ciudad de Najaf es interpretada como un mensaje de esperanza para que las diferentes comunidades encuentren un camino para vivir en paz. Pero como dice el patriarca Sako: el papa sólo sembrará la semilla, el resto del trabajo tendrán que hacerlo los iraquíes.
Fuente: RFI