Tiene 20 años, es hijo del ‘Granadero’ y pertenece al Stuttgart. Su gran rendimiento lo llevó a debutar en el combinado germano Sub 21.
Aunque nació en la Argentina, varias de las primeras palabras de Mateo Klimowicz fueron en alemán. Tenía apenas apenas un año y medio cuando su padre, el exfutbolista Diego Klimowicz, dejó el país para sumarse a la Bundesliga. Era diciembre de 2001, el país estallaba con la crisis y Wolfsburgo, mientras tanto, le abría las puertas al exdelantero. La familia se mudó a tierras germanas.
«Jugaba un picado, escuchó un rumor, emigró a probar suerte y es el argentino con más partidos en el Mundial de Clubes»
Diego jugó en Wolfsburgo hasta 2007. Luego pasó a Borussia Dortmund y, poco después, a VfL Bochum, donde estuvo hasta 2010. Dejó una huella. Ese año regresó a la Argentina para jugar justamente en Instituto de Córdoba, donde había dado sus primeros pasos. Mateo, que había acompañado a su padre en Alemania, era un niño de diez años cuando se reencontró con sus raíces.
Tras otro año en la Gloria, el Granadero se retiró del fútbol. En paralelo, Mateo, mediocampista ofensivo, avanzaba con su carrera. Se sumó a las inferiores de Instituto, donde continuó con el legado de su padre. El 2 de julio de 2017, con apenas 16 años, debutó en el equipo cordobés. A partir de ahí construyó un camino fuera de la norma, excepcional, a una velocidad supersónica. Un recorrido inédito.
En mayo de 2019, y ante su prometedor nivel, se fue al Stuttgart. Al igual que su padre, Mateo llegaba a Alemania para crear su propia historia. En ese país había hecho sus primeras gambetas. Instituto vendió el 90 por ciento de su ficha en un millón y medio de euros, una cifra que le permitió al club cordobés invertir en infraestructura y al joven mediocampista ofensivo, abrirse paso en el fútbol europeo.
Lo que ocurrió luego fue aún mejor. Se adaptó al fútbol alemán (”hablar el idioma me ayudó”, afirma) y se ganó un lugar en el equipo. Se convirtió en una promesa. Su gran rendimiento lo llevó a recibir dos llamados: uno de parte de Fernando Batista, para que se sume a la Selección argentina juvenil, y otro de la Sub 21 de Alemania, su patria adoptiva, para competir en la Euro de la categoría. Se inclinó por Die Mannschaft, ya que entendió que en Argentina, por el momento, no era prioridad.
“Hablé con Mateo Klimowicz y él decidió jugar para Alemania en esta citación. Quizás en un futuro pueda jugar para Argentina. Nosotros intentamos que no se escape ninguno, pero son decisiones personales”, detallaba en TNT Sports el propio Batista ante la pregunta sobre la convocatoria del joven mediocampista ofensivo.
En una una noticia sin antecedentes, Mateo se convirtió en el primer argentino en vestir los colores de Alemania. La semana pasada tuvo su debut oficial ante Hungría, al ingresar en el segundo tiempo. El martes subió de nivel al ser titular en el empate sin goles ante Rumania, que clasificó a su equipo a los cuartos de final del campeonato juvenil europeo.
Haber jugado en el Sub 21 de Alemania no le impide ser convocado a la Selección argentina. De hecho, ya lució los colores albicelestes en una convocatoria en agosto de 2017. Y, si así lo decidiera, podría volver a hacerlo, incluso en el combinado mayor. De todos modos, y en base a su rendimiento en esta primera convocatoria, parece complicado que pueda cambiar de opinión.
En Stuttgart conoció a los argentinos Emiliano Insúa, Nicolás González y Santiago Ascacibar, con quienes construyó una muy buena relación. Fue el propio González el que le hizo una broma a Mateo poco después de haber debutado en el seleccionado alemán. “Dale, traidor”, escribió, junto a una foto en la que se puede ver el momento en el que Klimowicz ingresa al campo de juego.
Su ídolo es Messi. Así lo cuenta cada vez que se lo preguntan. El año pasado, antes de que fuera convocado por el seleccionado alemán, reconocía en el programa Ataque Futbolero: “Me encantaría jugar con Leo. Compartí cancha con él cuando fui sparring en Argentina y, la verdad, fue un sueño cumplido. Todavía no caigo”.
Tal vez fue su mentalidad pragmática la que lo llevó a poner bajo análisis los dos caminos: o esperaba un tiempo y apostaba por ganarse un lugar en la Selección argentina juvenil (donde había perdido terreno) o aceptaba el llamado de la Sub 21 de Alemania. Tras pensarlo al detalle, entendió que lo mejor era inclinarse por la convocatoria de Stefan Kuntz.
Fue justamente Kuntz quien decidió sumarlo a su equipo. “Su papá es argentino y también tiene pasaporte español, su abuelo es polaco y nació en Alemania”, aseguró el entrenador cuando le preguntaron por qué podía citarlo.
Mientras tanto, Klimowicz va por partes. No se quiera apurar. “Siempre me pongo objetivos a corto plazo, trato de evitar pensar más allá porque uno no sabe qué puede llegar a pasar”, asegura sobre su carrera una y otra vez. Hoy su presente está en Alemania. Argentina es una posibilidad que escapa de lo inmediato.
“Mateo es un jugador con un potencial inconmensurable, por la forma en que se mueve y por su velocidad de pensamiento. Va a tener una carrera fantástica” afirmaba Pellegrino Matarazzo, entrenador del Stuttgart, cuando empezó a darle un lugar entre los titulares. En el club saben que tienen a un jugador distinto, al que tienen que llevar sin prisa.
Desde que se conoció el llamado de Alemania, en la Selección argentina se nota cierta preocupación. Como si se les hubiera escapado. Aunque saben que el reglamento le permitiría a Klimowicz vestir la camiseta albiceleste, el joven futbolista ya dio un primer paso.