El presidente Alberto Fernández resaltó este martes que «la industria es el motor del desarrollo» y criticó la política para el sector que siguió su antecesor, Mauricio Macri, caracterizada por la apertura «indiscriminada de importaciones» y el «cierre» de plantas y el «despido» de trabajadores.
A días de las PASO del domingo próximo, Alberto Fernández visitó una empresa de calzado deportivo que reabrió el 1 de mayo de este año, luego de haber cerrado durante el gobierno de Cambiemos.
La actividad sirvió como marco para que el Jefe del Estado contrapusiera el modelo de sustitución de importaciones y consumo interno que encarna su administración, con el proceso de desindustrialización que experimentó el país durante la gestión de Mauricio Macri, con el cierre de unas 25 mil pymes y el consecuente incremento exponencial de la desocupación, dijeron fuentes oficiales.
En ese marco, Alberto Fernández volvió a criticar la política industrial de la gestión anterior, al señalar que «lo que vivió esta empresa es lo que vivió la industria argentina entre 2016 y 2019, ni más ni menos. Fue una Argentina que abrió importaciones indiscriminadamente y privó a los que invertían en el país de seguir haciéndolo».
«El resultado -reflexionó el Presidente- fue el cierre, los despidos, mucha gente que se quedó en la calle».
Junto al embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, y el secretario de Industria, Ariel Schale; Fernández recorrió la empresa Bicontinentar Footwear Technologies, exPaquetá, que es líder en la fabricación de calzado deportivo de alta tecnología con capacidad para producir hasta 10 millones de pares de calzado por año.
Biocontinentar tiene dos líneas de montaje de 100 trabajadores que operan las marcas Joma, Diadora, Olympikus, Athix y próximamente Penalty y New Balance, y cuenta con las más altas calificaciones en materia de responsabilidad ambiental y social de América Latina.
Además de destacar la reapertura de la firma, Alberto Fernández aprovechó la oportunidad para volver a poner el foco en la necesidad de lograr una paridad de género en el ámbito laboral.
«Estoy muy contento porque la empresa pudo abrir sus puertas nuevamente», remarcó y agregó: «Esta es una industria que además emplea muchas mujeres y eso me pone muy contento porque tenemos que mejorar el empleo de las mujeres».
En la recorrida, el Presidente recibió un delantal, un gesto cargado de simbolismo, ya que, al momento de cerrar la fábrica, los empleados colgaban los delantales en señal de protesta.
En su discurso, se mostró «contento» y «satisfecho» de que «la empresa vuelva a abrir y ya tenga cien empleados y que esté pensando empezar a producir una marca tan prestigiosa como Penalty».
«Que Penalty, una empresa brasilera, una empresa global, vuelva a pensar a producir en Argentina es una enorme satisfacción, es una gran alegría porque para nosotros -el Frente de Todos- la industria es el motor del desarrollo de la Argentina», enfatizó, e hizo hincapié en la asociación virtuosa entre inversión y trabajo
«Cuando hay un empresario que arriesga e invierte, necesariamente tiene que asociarse al trabajo y así se genera algo que es muy virtuoso: inversión, trabajo, producción y desarrollo», indicó.
En ese sentido, ubicó al «desarrollo industrial» en el centro de la propuesta del Gobierno del Frente de Todos «porque así se desarrollan las sociedades».
Al igual que en el acto días atrás en Berazategui, Fernández aseveró: «Todos los días celebramos que la industria exista y nos ponemos todos los días también al lado de los empresarios que invierten y de los trabajadores porque estamos en un tiempo en el que la Argentina necesita en pensar en crear y dar trabajo».
En esa línea, manifestó que «no hay otra forma de lograr la superación personal que sea trabajando porque lo que más dignifica a un ser humano es el trabajo».
Al finalizar, Fernández definió que el horizonte de futuro es «ir pasando de esa Argentina de planes que nos han dejado, a una Argentina de trabajo».
«Y el modo es este -siguió- con empresarios que invierten y apuestan, con inversores que saben cómo desarrollar una industria y con trabajadores y trabajadoras», lo que fue aplaudido por lo operarios y los dueños de la empresa que estaban presentes.
Por su parte, el dueño de la empresa, Juan Recce, sostuvo que «en 2015 tuvimos nuestra mejor performance y en 2018 nos quedamos sin pedidos porque había cambiado el marco de oportunidades para el desarrollo de nuestro negocio».
«Tuvimos que cerrar, eso es lo que nosotros llamamos darwinismo industrial, nos quedamos fuera del mercado, pero acá está la industria liviana», apuntó.
Daniel Scioli se había reunido a principios del mes pasado en Brasil con el presidente de la filial argentina de Penalty, Emerson Shiromaru.
En dicho encuentro, el directivo de Penalty manifestó la intención de la empresa (líder en fabricación de pelotas y botines) de retomar la producción de botines, interrumpida en 2018 por el cierre de su planta de Florencio Varela.
Ahora, el objetivo es producir 15.000 pares en su nueva planta de Chivilcoy, informaron las autoridades de la empresa.